Las palabras importan

Las palabras del Bronco en el debate ya dieron resultados nefastos con la aparición de un cuerpo mutilado de pierna y manos con una cartulina al lado que decía: “Ya lo dijo El Bronco, cortarle la mano a los lacrosos que roban, aquí está el primero”.


El Bronco y AMLO


Las palabras importan. Son la herramienta de los candidatos, pero también son su tumba. Soltar palabras sin saber su significado o su impacto en los demás puede ser un error terrible para un candidato, pero puede ser algo fatal para un gobernante y para sus gobernados. Ya en este momento de las campañas, las palabras que digan quienes aspiran a la presidencia serán medidas una por una por sus contrincantes. Por supuesto, también se miden y se evalúan sus silencios y la ausencia de palabras ante tal o cual evento.

 

Podemos decir, por ejemplo, que las palabras del Bronco en el debate ya dieron resultados nefastos. Pudo caer simpática por desmesurada la propuesta de que les cortará la mano a los ladrones, pero es verdaderamente demencial que alguien en un debate de aspirantes a la presidencia haga esa propuesta. Por supuesto ante un pueblo enojado, víctima de la inseguridad y la violencia, un enunciado de ese tipo le parece adecuado. El resultado fue la aparición de un cuerpo mutilado de pierna y manos con una cartulina al lado que decía: “Ya lo dijo El Bronco, cortarle la mano a los lacrosos que roban, aquí está el primero”.

 

Lo mismo sucede con las incitaciones a linchar gente en las redes sociales. El lenguaje que utilizan AMLO y sus seguidores tiene que ver con eso: con insultar a los demás, con ponerlos del otro lado, del lado de ‘los malos’, con descalificarlos no porque no les gustan sus ideas o sus argumentos, sino porque para ellos son rateros, asesinos, cómplices, miembros de una banda, mafiosos, corruptos, fifís, pirruris, etcétara. Cuando las palabras anteriores salen de la boca del candidato, es claro que se da el banderazo para que los seguidores las usen a placer para denostar a cualquier incauto que se le ocurra disentir o cualquier persona que ejerza su derecho a ser diferente.

 

Andrés Manuel López Obrador también ha tropezado con un conjunto de palabras que no entiende bien y que por lo tanto no atina a explicar: ofrecer amnistía a los delincuentes, que se ha traducido en liberar a los miembros del crimen organizado para pacificar al país. La traducción, que él y sus voceros dicen que no es lo que quiere decir su propuesta, es el fruto de no encontrar las palabras para explicar su propuesta. Se hacen bolas. Han salido ya todos los personeros de AMLO a tratar de dar explicaciones y su propuesta no acaba de aterrizar ni de ser explicada. Dicen que se trata de liberar a jóvenes que están encarcelados por delitos menores, como posesión de mariguana y asuntos por el estilo, o los que delinquen por primera vez, cosas que ya están en la ley. También dicen que se trata de un diálogo con todos y Andrés Manuel ha dicho que va a invitar al Papa a participar. El asunto es que no se ponen de acuerdo ni pueden explicar lo que ellos mismos dijeron.

 

Es bien sabido que las campañas son temporada de promesas y palabrería. Sin embargo, mientras más se acerca la hora de la votación y mientras más se está en posibilidades de ganar, habrá que cuidar más las palabras que, como decíamos al principio, pueden llevar al triunfo o a la tumba. Por eso hay que respetarlas, porque las palabras importan.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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