El asunto brincó por donde nadie lo esperaba: la gobernadora de Baja California ha quedado en el patíbulo del juicio público cuando el gobierno gringo le quitó la visa. A su marido también. De hecho, fue a él a quien se la quitaron primero y, según nos dejó saber la gobernadora, por extensión se la quitaron a ella. Como si ser esposa fuera la causa de que le suspendieran la visa ¿pues que hizo el esposo?
Llevamos semanas en las que se rumora que hay una “lista negra” que tiene el gobierno norteamericano para aplicar castigos y represalias a políticos mexicanos vinculados con el crimen organizado. Se sabe que también una de las sanciones es el retiro de la visa. Hace unas semanas le quitaron el documento al alcalde morenista de Matamoros. Y cuando todos pensaban que el que seguía era el gobernador de Sinaloa, la sorpresa salió con Marina del Pilar Ávila.
Por supuesto es un duro golpe para el matrimonio que incluso decidió tener al hijo que procrearon en el país vecino para que cuente con esa nacionalidad y algunas otras facilidades. Pero también lo es para la gobernadora que tiene el dudoso honor de ser la primera persona en ejercicio del poder estatal a la que le quitan el documento migratorio. A la mejor si al lector, la lectora, el lectore, nos quitan la visa no pasa de ser un problemilla turístico, pero quien gobierna un territorio en el que está la frontera con más cruces en el mundo pues sí es algo más que un inconveniente.
Sabemos por las redes en que difunde sus mensajes, que a la gobernadora Ávila le gusta mucho cantar y bailar y desfoga en videos con producciones profesionales su vocación dancística. Al parecer ahora le tocó bailar con la más fea, como dice el refrán, o más bien con el más feo -sin que sea una descripción del marido-. Cómo nos han comunicado lo que les pasó con las autoridades norteamericanas ha sido un verdadero desastre.
La gobernadora informó en un mensaje: “En estos días he sido testigo, una vez, más, de lo que verdaderamente significa el amor, la entereza y la lealtad. Mi esposo, Carlos, ha enfrentado una situación, y como en toda vida compartida, esa circunstancia también me ha alcanzado. Poco tiempo después de que la medida consular le fue aplicada a él, recibí una notificación similar. Estoy segura y confío plenamente en que la situación se va a aclarar satisfactoriamente para ambos”. Qué bonito que pueden obtener pruebas de amor a través de la cancelación de un visado. Es una de las nuevas formas que ha tomado el romanticismo en el siglo XXI: la pasión por la visa. Pero ¿es el amor un requisito para el visado?
Para el día de ayer, la gobernadora ya decía que ella no había cometido ningún delito -deslindándose suavemente de su marido- y que enfrentaría lo que viniera con sus valores. Los rumores sobre cuentas congeladas, y negocios sucios por parte del consorte suenan con fuerza.
No parece que el amor vaya a salvar a la pareja que hace un par de días veía su situación como una prueba a la lealtad y la entrega en la vida marital, todo parece indicar que el asunto va más allá de la per amorosa. Si Estados Unidos no quiere informar las razones del retiro del visado –no tiene por qué hacerlo pues es información confidencial- los dimes y diretes serán la verdad, a menos que la gobernadora o su marido tengan a bien aclara qué es lo que pasó. Por lo pronto quedaremos a la espera de cualquier filtración.
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