La eterna pregunta de la democracia

Desde la antigüedad, los pueblos han buscado interminablemente por un sistema de gobierno apto para poder dar estabilidad, con un equilibrio entre el control absoluto y la anarquía, entre la distribución de la riqueza, entre el centralismo y el estado segmentado, entre un poder muy fuerte, y un poder insignificante.


Democracia en la sociedad


Esta búsqueda ha llevado a la humanidad a explorar diversos tipos de gobierno y de estado; de los personajes que mas indagaron en clasificar estas formas de gobierno, ya desde los tiempos de los Griegos fue Aristóteles, con la clasificación tripartita con dualidad, con la monarquía, la democracia y la aristocracia de un lado de esta dualidad, y la Tiranía, la Demagogia y la Oligarquía correspondientemente, del otro lado de la clasificación.

En la historia, el sistema más utilizado y exitoso fue el de la Monarquía en sus diversas modalidades y formas, desde los sistemas monárquicos de los emperadores de la antigüedad, como los cuatro pilares que la civilización adoptó.

Incluso hubieron formas semi-aristocráticas de monarquía tales como el reino Azteca, en que el Príncipe no era definido por el sucesor del Monarca en turno, si no por un colegio de nobles que votaban al próximo Tlatoani, de manera que las esferas de poder estaban de acuerdo en ascender a un individuo como rey, sin preguntar al pópulo.

Otras modalidades, tales como los imperio adoptaron practicas similares, tales como El Sacro Imperio Romano Germánico, en que un colegio de votantes elegirían al emperador, en vez de que fuere una razón meramente biológica en cuanto a la sucesión.

Para ser honestos, no existen tales cosas como formas puras de gobierno, pues hay un poco de cada forma en la otra se quiera o no, gracias a los poderes fácticos, llámense Iglesia, plebe, nobleza, Burguesía etc.

El estilo que hemos adoptado a nivel mundial ya desde la Revolución francesa, ha sido la democracia, con antecedentes en la antigua Grecia y la antigua Roma, en las que hubieron Repúblicas, que tenían cierto grado de representación en relación a los individuos que se ascendían al poder, pero no con una representación universal en el caso de Roma, y en el caso de Grecia, con una democracia invertida, en la que se podían convocar elecciones para exiliar al político mas tóxico; y sin embargo, todas ellas cayeron ante monarquías subsecuentes que llevaron a las naciones correspondientes a sus momentos de mayor gloria.

Tirano de hecho es un termino que nació del personaje griego Giges de Lidia, un hombre envuelto en misterio por el mito de un anillo que le convertía en un ser invisible, que utilizó para matar hasta llegar a ser Rey de Lidia.

Claramente este mito, no siendo literal, alude a un elemento fundamental para el poder, la invisibilidad, la sobra, la mentira y la traición; elementos que se asocian muy a menudo con la adquisición de poder.

En las monarquías, expresado por las guerras, los asesinatos, cambios de bando, intrigas políticas etc.

En las democracias, con sobornos, corrupción política y corporativa, fraudes electorales, económicos, etc.

Bajo esta lógica, ¿sería permisible llamar al hombre que detenta el poder ilegítimamente como tirano, independientemente de su sistema? Y ¿cómo definimos la ilegitimidad del poder que este hombre detenta?

Bajo las lógicas de la democracia, la legitimidad de un hombre en el poder, nace del pueblo, y para el beneficio del voto popular, este sujeto debe ponerse a sus ordenes, en el mejor interés de quien gobierna (como cualquier otro gobernante en cualquier otro sistema) en los sistemas democráticos, hay mecanismos para deponer al gobernante en turno si en efecto el pueblo le ve como ilegitimo.

Por ello, por lo menos en México, es muy fácil ver al gobernante en turno como tirano pues no tenemos un sistema de segundas vueltas o bipartidismo, de manera que tener el 50% o mas de la población a favor de una sola figura es prácticamente imposible, a diferencia de Estados Unidos o Inglaterra, que aunque en el segundo caso poseen tres partidos, el tercero sirve tan solo como un equilibrio y herramienta de poder para cambiar el panorama político.

Si un gobernante ilegitimo es un tirano, luego entonces, un gobernante que se desvía de su objetivo de servicio al pueblo es entonces un tirano.

Antaño, los reyes y señores feudales, eran individuos que se preparaban desde su infancia hasta el punto en que el poder pasaba a ellos, para desempeñar el papel de gobernante, no eran elegidos por el pueblo, pero podían ser depuestos por este, y por otros nobles de jerarquías iguales o inferiores que por medio de destierros traiciones y guerras les sacarían de su puesto.

Ahora, los gobernantes son puestos en las sillas en que reposan por el voto popular, sin preparación especializada, sin una vida dedicada de lleno, y partiendo de esos puntos, debemos considerar que un estado, o un gobierno es solo tan eficiente como la educación de los agentes que lo componen, de forma que un noble monárquico bien educado tendría elementos para poder ser un buen monarca mediante las lecciones exhaustivas de economía, política y estrategia militar que recibiría desde tener uso de razón.

Por otro lado, en la democracia, todos son gentes del estado, y por ende, la educación de cada uno de los ciudadanos son pilar fundante del estado democrático, puesto que a partir e la educación que los votantes tienen, se puede deducir la calidad de gobernantes que elegirán.

De ser una sociedad de espectáculo, ludo y poca trascendencia, se elegirán a demagogos y tiranos enmascarados con maquillaje de estrella de telenovela; una sociedad en que el medio es mucho mas eficiente para controlar la opinión popular que el mismo raciocinio y deducciones que los agentes democráticos pudieren tener.

Si al lector aún no le suena familiar todo lo anterior, un perfecto ejemplo es México, en que atletas, anfitriones de programas de radio, deportistas, actores de telenovela entre otros, crean la chusma política que representa nuestra clase política actual.

Según Sir John Bagot Glubb la caída de los imperios tiene un patrón predecible, a parte de que su tesis plantea que son 10 generaciones las que conforman a los grandes Imperios a lo largo de su surgimiento y su caída como máximo, sin poder variar esta cantidad en por lo menos tres mil años; también plantea que las fases del Imperio, empiezan con la era de conquista, luego la era del comercio, solo para ser seguido por la era de la decadencia, caracterizada por el pesimismo, el materialismo, frivolidad, entrada de extranjeros, estados benefactores, y un debilitamiento de la religión, solo como consecuencias del amor al dinero, una época prolongada de bonanza y una perdida de sentido del deber hacia con la Nación.

En una época de decadencia, que es quien sigue de las épocas de grandeza, los pueblos niegan, huyen y hasta niegan su naturaleza depredadora, la misma naturaleza que les llevo a la grandeza en un principio, dejando la cabeza baja ante otros pueblos que surgen periódicamente con actitudes depredadoras, dispuestas a destronar al antiguo imperio en turno y debido a eso, la migración se vuelve un problema inmenso para el Imperio, dejando entrar personas externas con intereses y lealtades externas y ajenas al imperio, destruyendo la cohesión social y la lealtad.

Los grupos políticos generan tensiones, entre los nuevos y los viejos, los de afuera y los de adentro, los de la derecha y los de la izquierda; toman debate y batalla unos contra otros y en un periodo como este, son los atletas, artistas y figuras públicas las que lideran estos argumentos, y no los ideólogos, ni los filósofos, ni los científicos.

“Al Pueblo pan y circo”

El entretenimiento se vuelve la próxima deidad, y las crisis nacionales se basan en el espectáculo, los deportes o la farándula, y esta obsesión por los estímulos llevan a las sociedades decadentes a obsesionarse con el sexo, abandonar todo lo preestablecido como costumbres, moral y ética sexual, y los feminismos radicales desestabilizan imperios, tales como los que el mismo autor señala: el mundo árabe, el Imperio Romano entre otros.

No se trata de opiniones ni de teorías, solo patrones que se han observado repetirse constantemente a lo largo de la historia entre todas las civilizaciones e imperios, observaciones y hechos innegables que se ponen las servicio de aquellos que pretende crear teorías al respecto del futuro de las civilizaciones e imperios de la actualidad.

Y si no estamos dispuestos a salvar a nuestra democracia, y la dejaremos morir gracias a los intereses de unos poco mediante la resequedad mental del pópulo, tendremos que empezar a preguntarnos cual será el próximo paso cuando todo se derrumbe sobre sus cimientos.

Nadie está pensando en el futuro, y por ello, el futuro está en manos de los pocos que lo ven, y aquellos inconscientes que no se hacen preguntas, tendrán que mantener la boca cerrada cuando las dictaduras, genocidios y matanzas del pasado caigan sobre sus hombros, pues será solo su culpa que todo ello hubiere sucedido, y tendrá que soportar el látigo que le raja la espalda con resignación, recordando los tiempos en que tuvo una oportunidad para cambiarlo, y prefirió vivir en el presente, y depuso su voto, y depuso sus derechos a favor de un estilo de vida indulgente e intrascendente.

Si no votas, no tienes derecho alguno a criticar o soportar a la democracia, si no votas, no te consideres un ciudadano siquiera, pues ese estatus, de poco te sirve, si no crees en la democracia, como yo, por lo menos juega con sus reglas, y trabaja por un bien posible, por un cambio próximo, por un proyecto a larga distancia; pues las revoluciones y cambios convulsos tienden a corromper aquello que en un inicio defendían.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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