Las elecciones en EU y los valores

Y si bien los católicos no son la mayoría en los Estados Unidos, también es verdad que otras denominaciones cristianas también se han manifestado a favor de la vida.


Biden vs Trump


Las elecciones en Estados Unidos han rebasado las fronteras de ese país. No sólo se trata de un tema de geopolítica, lo cual es obvio por tratarse, todavía, de la mayor potencia militar y económica del mundo, cuyas acciones u omisiones afectan a otras naciones, no digamos a México. Podemos recordar que se decía que si en los EU estornudan a México la da pulmonía. Y que es como si un ratón duerme junto a un elefante, y si éste gira, podría aplastar a su vecino.

Además de lo anterior, hoy hay un fuerte debate en torno a los valores que están en juego, y podríamos decir que esto ha llevado a una polarización en esa nación y, al mismo tiempo, externamente existe expectativa por los efectos que esto ha tenido, ya, y lo que podría ocurrir en el futuro.

Uno de los temas a debate es el tema de la vida. El presidente Trump ha adoptado diversas acciones que han afectado los intereses de quienes han hecho del aborto un gran negocio, donde destaca la Internacional Planned Parenthood, la eliminación de los apoyos económicos para programas pro aborto en otros países, la resistencia a las políticas antivida en la ONU, y recientemente, la designación de la juez Amy Coney Barret, respecto de la cual los demócratas se opusieron férreamente, pero al ser minoría en el Senado, no pudieron impedirlo. Esto tendrá efectos futuros, pues hoy los conservadores prevalecen en la Suprema Corte de los Estados Unidos.

Por la otra parte, el candidato Biden representa una política favorable al aborto, a pesar de haberse declarado católico, por ser bautizado, pero a quien se le podría aplicar la excomunión por tal opinión y las acciones realizadas en el pasado a favor del mismo, que llevaron a que se prohibiera darle la comunión. Y no sólo eso, sino que eligió como compañera de fórmula como candidata a vicepresidente a Kamala Harris, quien se destacó por su radicalismo en materia de aborto y por posiciones anticatólicas.

Y si bien los católicos no son la mayoría en los Estados Unidos, también es verdad que otras denominaciones cristianas también se han manifestado a favor de la vida, de tal suerte que, como ocurrió en el pasado, este tema forma parte del centro del debate, más allá de los económicos. Aunque otros temas sociales, como el Obamacare, que también llevó en su interior acciones antivida que pretendieron imponerse como obligatorios a hospitales de religiosos.

Por si fuera poco, y desde el punto de vista geopolítico, apenas hace unos días que Estados Unidos firmó, con 31 países una declaración en la que se rechaza la supuesta existencia de un derecho humano al aborto, y que ya es conocida como el Consenso de Ginebra. Con ello se pone un alto a las agencias de las Naciones Unidas que, sin aprobación de la Asamblea General, se han dedicado, como ocurrió en las reuniones de Egipto y Beijín sobre la mujer, a promover este tema bajo la engañosa promoción de la “salud reproductiva”, que en su momento fuera impuesta por las agencias financieras internacionales, con el apoyo de los Estados Unidos, como condicionamiento para el otorgamiento de créditos.

Por otra parte, ha estado en el tapete de la discusión la política sobre emigración desarrollada por el presidente Trump, que afecta sobre todo a los mexicanos y sudamericanos, así como las acusaciones de racismo que han llegado al extremo de considerar que un negro que apoya a Trump es un traidor, lo cual se ha manifestado con agresiones a legisladores y autoridades que han hecho público su apoyo al presidente republicano. Incluso, algún obispo, sin apoyar abiertamente a Biden, expresó que resultaba difícil votar por Trump a causa de su política migratoria, sobre todo por la separación de niños de sus padres.

Ciertamente que las acciones y expresiones de Trump han sido espectaculares. Sin embargo, suele soslayarse u ocultarse que Barak Obama tuvo una fuerte política antiinmigrantes que se manifestó en una gran cantidad de deportaciones, incluidos niños solos. Pero ello se silencia, como si no se tratara de una vieja política norteamericana. Ahí es evidente que existe un empate entre las políticas del gobierno en el cual Biden era vicepresidente y las actuales.

Por otra parte, respecto de la jerarquía de los valores, si bien es cierto que el trato que se da a los inmigrantes en Estados Unidos suele ser contrario a los derechos humanos, no difiere de lo que ocurre en otros países, incluido México, ese maltrato puede tener solución, pero con el aborto no se da una “interrupción” de un embarazo, como si fuera algo provisional que puede reanudarse más tarde. No, el aborto es un asesinato y, por lo tanto, la cancelación definitiva de una vida.

Como quiera que sea, los norteamericanos se encuentran ante un desiderátum en donde están en juego valores humanos, junto a otras consideraciones de lo que es la política interna, los comportamientos humanos de ambos candidatos, la empatía con la población y los problemas que hacen y la posibilidad de cumplirlas.

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