Las deserciones en el gabinete

La renuncia de Tatiana Clouthier al Gabinete de la actual administración suscita numerosas interrogantes que vale la pena plantear, aunque parezcan más especulación que posible realidad, pero así somos los periodistas en ocasiones como esta.

En primer lugar, fue una sorpresa la incorporación de Tatiana a Morena, desde la campaña electoral. Parecía increíble que la hija de Maquío se sumara con quien fuera señalado desde que compitió contra Felipe Calderón como un peligro para México, previsión que se ha venido cumpliendo a través del tiempo. Maquío fue en su tiempo toda una referencia en la lucha por la democracia en México, en tiempos en que el PRI actuaba como partido único que no permitía la disidencia. Los actos electorales de Clouthier tanto en su campaña por el gobierno de Sinaloa, como por la Presidencia de la República, contribuyeron a abrir, aunque fuera un resquicio, en el monolito que era el sistema en los ochentas. Lo hizo junto con Cuauhtémoc Cárdenas, pero desde la distancia de los dos proyectos. Al lado iba Rosario Ibarra de Piedra que aunque con poca fuerza participaba como referencia de oposición.

Tuve la oportunidad de convivir con Manuel Clouthier tanto como dirigente empresarial como líder político. Su grandeza humana superaba su corporeidad, que de por sí era grandiosa. Su preparación profesional, su competencia como empresario, su capacidad como líder empresarial, iban acompañadas de su humildad y una cierta ingenuidad. Digo lo último porque creía en la bondad de las personas, a pesar de situaciones que hacía poner en duda la compatibilidad entre algunas de ellas con sus principios. Creyó en José López Portillo hasta que las evidencias resultantes de la estatización de la banca lo obligaron a romper definitivamente con él. También integró a lo que pensaba sería su gabinete en caso de resultar electo, a Rosario Ibarra de Piedra en derechos humanos, aunque ella estaba en contra del derecho humano fundamental: el respeto a la vida desde el momento de la concepción.

Quizá Tatiana, decepcionada con cierto panismo, también pensó en la bondad, rectitud y honestidad de Andrés Manuel López Obrador.

El papel de Tatiana durante la campaña fue muy relevante y logró colocarse muy cerca del entonces candidato y su esposa, para luego ser llamada al equipo cercano. Su trayectoria culminaría cuando fue designada como secretaria de Economía, para sorpresa de todos, pues su perfil no correspondía a las características de la dependencia y las necesidades que esa dependencia tiene que atender y resolver. La última de ellas era la mesa de negociación frente a las inconformidades de Estados Unidos y Canadá como consecuencia de la política energética adoptada por el presidente. La realidad fue que resultó desplazada del tema, como era lógico. Con ello se confirmaba que el puesto no era para ella. ¿Fue esa la causa de su salida de la dependencia? Es una primera hipótesis.

La otra interrogante que me surge es si se trató de una renuncia o si fue echada del cargo. Y aunque en la mañanera en la que se despidió afirmaba que había llegado el momento de despedirse del equipo porque ya no podía aportar más al mismo, en lo que parecía ser un humilde reconocimiento de sus limitaciones, el lenguaje corporal -sus lágrimas- más bien indicaban que se retiraba con dolor y no con gusto. Aunque sabemos que en ocasiones, algunas mujeres resultan muy sensibles en momentos de felicidad también rompen en llanto, como ocurre en algunas bodas cuando la novia, después de las afirmaciones mutuas de aceptación entre los esposos, rompen en llanto. Sin embargo, los antecedentes no mostraban una Tatiana débil o sensitiva, sino más bien fuerte y dura.

Un elemento adicional que abona a que fue despedida y que ahora se va a la porra, fue el lenguaje corporal del presidente, quien ante el abrazo de despedida que le ofrecía Tatiana, no lo correspondió, como hubiera sido de esperar, sino que lo evadió al continuar aplaudiendo. ¿Fue una muestra de inconformidad porque se iba alguien que lo había acompañado tanto tiempo y lo hacía en un momento poco oportuno, dada la situación del país? ¿O, simplemente, se trató de la confirmación de que está fuera, definitivamente, del equipo de López Obrador? Son preguntas.

Tatiana Clouthier no es la primera que abandona el barco que cada vez hace más agua. Algunos lo han hecho evidenciando su inconformidad y su insatisfacción con las políticas del actual gobierno. Es fama que el presidente, que siempre tiene otros datos frente a los de los expertos, incluidos en su equipo, simplemente no escucha y va por la libre, con las consecuencias que ello tiene cuando se trata del destino del país.

Se va desgranando la mazorca, al tiempo que iniciada la carrera presidencial, la confrontación entre las corcholatas ante lo que parece existir una evidente preferencia presidencial, aunque podría existir una sorpresa de última hora, como ocurrió en la sucesión de Adolfo Ruiz Cortines, quien se declaró “derrotado”, cuando la candidatura recayó en Adolfo López Mateos. En el ambiente flota la percepción de que no todos los precandidatos se alinearían al “resultado de las encuestas”, lo que podría provocar una fractura en Morena. El tiempo lo dirá, pero en el horizonte oteamos nubarrones negros.

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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