Jugarse la vida en el Metro

 El Metro es víctima de las políticas populistas del pasado y del presente.


Falta mantenimiento


El Metro de la Ciudad de México se ha convertido en el medio de transporte principal en la Capital del país. Esta solución de transporte fue iniciada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, superando las dificultades técnicas que se previeron debido a que se trabajaría en zonas del antiguo lago donde estaba asentada la Gran Tenochtitlan, y cruzaría por el centro de la ciudad, donde se encontraban numerosos restos de los edificios de los aztecas. Finalmente fue posible la obra y las primeras rutas han resistido pruebas como los grandes temblores de septiembre. También fue posible realizar rescates arqueológicos significativos con los cuales se inició un rescate que va más allá de la ruta del Metro.

Este medio de comunicación fue creciendo poco a poco, a pesar de que durante el sexenio de Luis Echeverría la obra estuvo estancada. Hoy prácticamente existen rutas que cubren toda la ciudad. Sin embargo, el Sistema de Transporte Colectivo no ha estado exento de problemas. Acaba de ocurrir un accidente que costó una vida y varios heridos, además de los daños materiales resultantes del mismo. No es el primer accidente que ocurre, a pesar de que siempre se presumió de los numerosos elementos de seguridad que se presumía harían imposibles tales casos. De acuerdo con las explicaciones técnicas, aun cuando un conductor pretendiera provocar un accidente, los seguros se lo impedirían. Sin embargo, los accidentes ocurren.

El descuido en el Metro no es nuevo. Desde hace tiempo los trabajadores del mismo han señalado que no se da el mantenimiento debido a los trenes y no se cuenta con las herramientas necesarias para ello. Además, no todas las instalaciones físicas por donde transitan los vehículos se encuentran en óptimas condiciones, pues existen filtraciones de agua que inundan los túneles, generando riesgos de accidentes.

A raíz del último accidente, los trabajadores denunciaron que el Metro ha sido víctima de negligencia y corrupción por parte de las autoridades y los dirigentes sindicales. Ya intentaron hacer una denuncia al presidente, pero afirman que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, y la directora del Metro, Florencia Serranía Soto, se los han impedido.

El Metro es víctima de las políticas populistas del pasado y del presente. A pesar de la cantidad de pasajeros que transporta, el precio de los boletos se mantuvo durante muchos años en un peso, al grado que se llegó a afirmar que con los costos que representaba el cobro y lo necesario para realizarlo, saldría menos oneroso dejar de producir boletos y tener casetas de venta, y permitir el acceso gratuito. Y aunque se fueron realizando ajustes a la tarifa, el precio de los boletos del Metro han seguido subsidiados y, por lo mismo, los ingresos del Sistema son insuficientes para asegurar una óptima operación.

Sería de suponerse que ante los accidentes que han ocurrido, y muchos de ellos no son conocidos públicamente, ya se habrían tomado medidas para tapar el pozo, aunque fuera después del niño ahogado, pero no ha sido así. El tiempo pasa y el deterioro aumenta.

En este caso, como en otros, efectivamente el actual gobierno ha recibido un desastre y no se le puede atribuir toda la culpa. Sin embargo, al igual que en sexenios pasados no se han tomado las medidas necesarias para asegurar un servicio de transporte colectivo de calidad. Hay que recordar que el Sistema dependía del Gobierno del DF y durante años, desde el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas, la izquierda ha gobernado la capital, antes como PRD y hoy como Morena, aunque en esta última administración se encuentran muchos de los que antes eran del Sol Azteca, empezando por Claudia Sheinbaum. Así que existe una responsabilidad solidaria en este grupo. Recordemos el caso de la “Línea Dorada” de Marcelo Ebrard que causó tantos problemas y de lo que ya no se habla.

Ha llegado la hora de que, finalmente, se tomen medidas para revertir la crisis de seguridad que hay en el Metro y que ya no sólo abarca el tema de la delincuencia que ahí opera, sino también del equipo y las instalaciones.

 

Te puede interesar: La fragilidad de la economía

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

@yoinfluyo

redaccion@yoinfluyo.com

 

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.