Iguales, pero no por decreto

Vivimos en una época muy intensa en cuanto a cambios en la forma de vida de la sociedad, muchos de ellos impulsados por la tecnología y otros por el natural desarrollo de la misma, así como por ideologías que se van imponiendo poco a poco en el pensamiento y en la conciencia de las personas.

Uno de los temas más frecuentes y de mucho impacto es la igualdad entre el hombre y la mujer, que se presenta bajo muchos matices y con perspectivas muy variadas, que han llegado a la sociedad muchas veces impulsada por multitud de leyes y decretos, de tal manera que parece que dicha igualdad emana de tales legislaciones, y a este respecto conviene aclarar que la igualdad en dignidad y derechos es intrínseco a la naturaleza de hombres y mujeres y no emana de ninguna ley o decreto, aunque éstos pueden ser muy útiles para llevarlo a la práctica, sin embargo tal parece que el tema se ha convertido más en una cuestión de política que en un verdadero análisis de la situación.

Ante una verdadera avalancha de propaganda política sobre la igualdad, es necesario también señalar que hay diferencias esenciales entre hombres y mujeres, empezando por la cuestión biológica, que hace a lo masculino y a lo femenino complementarios de una forma tan intensa que de esa complementariedad es de donde surgen las nuevas vidas que mantienen a la especie humana en este planeta, las cuestiones  psicológicas, sentimentales, temperamentales y de visiones sobre la vida hacen que esas variables hagan muy diferentes a hombres y mujeres sin tener que decir que estas cualidades hacen superiores a cualquiera de los dos.

A veces parece que algunas corrientes feministas menosprecian las mejores características de la feminidad y pretenden que las mujeres dejen de lado sus propias características para presentarse en el mundo con las particularidades del sexo opuesto, y así crear una competencia entre los sexos, dejando de lado la natural complementariedad, además parece que olvida o inclusive desprecia a las mujeres que enmarcando como prioridad las características que le son propias como lo es la maternidad han decidido por voluntad propia seguir con el papel tradicional, pero mucho más completo y preparado de dirigir un hogar con una perspectiva de armonía y perfeccionamiento para los hijos, desarrollando sus cualidades y virtudes humanas en una entrega de tiempo total, y dónde se forja el futuro de vidas que se enfocan a ser alguien productivo no solamente en lo material, sino también en lo humano y para las personas de fe religiosa una visión que va más allá de la misma muerte.

No se puede negar la importancia de la participación de la mujer en todos los campos humanos, como son el ámbito empresarial, el artístico, el científico, el educativo y el político, el religioso y otros tantos, sin embargo, parecería que algunos dudan de la capacidad de la mujer para conseguirlo por ella misma, y entonces se recurre a una sobre reglamentación para imponer cuotas de género, cuando las posiciones del mundo público y privado deberían de estar disponibles según el talento, la capacidad, la formación profesional, la trayectoria y la experiencia de cada persona, sin importar su sexo, de tal manera que en ocasiones podría haber una mayoría de mujeres en ciertas posiciones o de hombres en otras, dependiendo de las cualidades de cada quien.

Es muy importante educar en el respeto a las personas, así se trate de mujeres o de hombres, educar para conocer la igualdad de derechos y oportunidades, educar en valores humanos y también espirituales y religiosos, pero también en cuanto las diferencias intrínsecas entre hombres y mujeres, así como su complementariedad, que es lo que le da más interés a la convivencia social, y así trabajar por un sano desarrollo de las personas desde niños hasta la edad adulta, que se reflejaría en una forma de vida más justa para todos.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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