Vivimos en una época sorprendente por sus avances científicos y tecnológicos, y por sus dramáticos contrastes en muchos temas humanos que se encuentran en situaciones críticas y muy difíciles de solucionar por su complejidad.
Por un lado hay un gran número de personas que viven desde el punto de vista de la comodidad, mejor inclusive que los nobles y ricos de otras épocas que no podían gozar por ejemplo de algo tan elemental como abrir una llave y tener agua fresca disponible para sus necesidades, o un vehículo para desplazarse de un lugar a otro con toda comodidad y ya no digamos esa maravilla de poder comunicarse en cualquier momento sin importar la distancia con otras personas por razones de trabajo, de relaciones de amistad o familiares por medio de un celular, cosa que sorprendería tanto que parecería cuestión de magia.
Sin embargo, las guerras y el hambre siguen estando presentes en grandes regiones de la tierra abarcando países enteros, y aquí en México tenemos el gravísimo problema de la violencia, la corrupción, el narcotráfico, problemas con los sistemas de salud, agreguemos ahora el nuevo sistema judicial tan cuestionado y en estos días de manera muy especial la situación de los migrantes.
El problema de la migración es muy complejo y tal vez tiene diferentes matices según sea la región donde se presenta, pero en este caso la que nos interesa es la de los mexicanos que se han ido a Estados Unidos y que básicamente se dividen en dos categorías principales, los llamados legales y los ilegales o irregulares.
Los análisis del problema migratorio se enfocan muchas veces de una manera muy simplista, sin embargo es importante considerar que aunque casi siempre los puntos de vista de los países que generan la migración son muchas veces manejados como víctimas, sería importante considerar la responsabilidad de éstos países, ya que la gente se va no por el simple deseo de estar en un país que consideran mejor, sino por una auténtica necesidad de supervivencia porque el país de origen, en este caso México, no ha generado las condiciones necesarias para que estas personas tengan una fuente de ocupación que les permita vivir y mantener a sus familias de una manera digna, y en otros casos por la inseguridad que se vive en ciertas regiones donde ya no es posible vivir con tranquilidad.
Lo anterior significa que en México debemos estar muy preocupados porque no hemos tenido los gobiernos que permitan ese nivel de vida que genere oportunidades para todos, y también tal vez como sociedad no nos hemos preocupado por el bienestar de todos.
Ciertamente los países que reciben a los migrantes tienen también preocupaciones y beneficios, y deberían de hacer un balance entre ambas situaciones para adoptar políticas que sean generosas sin poner en peligro su estabilidad económica y social, en estos momentos se vive una situación de mucha tensión entre protestas y lo que unos consideran justo para otros muchos es injusto, y no queda en estos momentos sino esperar que haya aún en las medidas de restricción para los ilegales un respeto a la dignidad de las personas, considerando la situación particular de cada uno como individuos y como miembros de una familia.
Mientras tanto deberemos trabajar como sociedad para que el gobierno ponga de su parte todo lo necesario para fomentar el desarrollo de la economía nacional evitando la imposición de falsos nacionalismos y luchas ideológicas que en nada benefician a la nación.
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