Votar por Xóchitl : ¿un dilema moral para los católicos?

La senadora Xóchitl Gálvez se ha convertido, de la noche a la mañana, en una nueva súper estrella de la política y, para innumerables mexicanos, es la única opción viable de hacer frente y vencer a las corcholatas de MORENA (pretendidas continuadoras de la devastación nacional iniciada por López Obrador) en las próximas elecciones presidenciales del año venidero. Tiene la Senadora todo lo que se necesita para ser una buena candidata, capaz de competir en serio contra la Sheinbaum (la posible candidata de AMLO y, consecuentemente, de MORENA) y hasta de eventualmente arrebatarle una victoria electoral que muchos ya veían segura en manos de la exjefa de Gobierno de la CDMX. A diferencia de los demás postulantes del frente opositor, cuya experiencia y fogueo en las lides políticas es innegable, Xóchitl, que también cuenta con igual historial de servicio público exitoso, tiene un carisma y una fuerza de convocatoria que aquellos no poseen. Tiene, además de orígenes muy humildes, la capacidad probada de vencer la pobreza y la marginación y de llegar al éxito empresarial y político por méritos propios. Es una aspiracionista auténtica. Santiago Creel, de reconocida trayectoria legislativa y hasta con medio período sexenal de experiencia frente a la Secretaría de Gobernación en tiempos del Presidente Fox, es un personaje acartonado, incapaz de hacerse simpático, o de hacerse sentir cercano a la gente. En las circunstancias actuales tal candidato estará condenado al fracaso, por más millones que invierta en propaganda. Enrique De la Madrid, tiene, si se quiere, más carisma y simpatía que Creel pero es poco conocido a nivel nacional,y se sabe muy poco de su desempeño en tareas políticas y gubernamentales. Además de ser hijo de un ex Presidente priísta de trayectoria gris y problemática. Tampoco es capaz de encender los corazones de la ciudadanía.

A pesar de todos los puntos a favor con que cuenta Xóchitl, sin embargo ya empiezan a circular en las redes sociales católicas algunos comentarios que sugieren precaución antes de entregarle a ella todas las confianzas. La actual legisladora tiene, dicen, un pasado comunistoide y de coqueteo con los grupos LGTB y proabortistas. En referencia a este asunto de su cercanía con las ideologías de género y otras semejantes, la Senadora ha manifestado que, de ganar ella la Presidencia de la República, se mantendría alejada de tales asuntos para concentrarse en la solución de los problemas que realmente preocupan al país: seguridad, salud, economía, pobreza, etcétera. Respecto a su pasado rojillo,su forma de vida actual y lo que ella expresa en torno a su deseo de que todos los jóvenes tengan oportunidades de progreso económico como las que ella tuvo indican que se trató de una crisis de juventud que ha evolucionado y dado lugar a una empresaria de las que Lopez Obrador tacharía de “fifí”, y a una activista seriamente, responsablemente, comprometida con las causas ambientalista e indígenas.

Pero a pesar de todo eso, estoy seguro que la amistad de la posible candidata con los LGBTB y su postura frente al aborto no van a dejar de ser una espinita en la conciencia católica a la hora de decidir el voto personal.

Ahora bien, de quedar la competencia electoral entre Xóchitl, con las peculiaridades anotadas arriba, y la corcholata Sheinbaum, atea, comunista declarada, corrupta, anticatólica, abortista confesa y defensora entusiasta de los lobbies gay, y cómplice en los proyectos devastadores de AMLO, ¿qué opciones morales le quedan al católico mexicano? ¿Abstenerse? ¿Anular el voto? ¿Elegir a la menos mala? ¿Elegir a la que ofrezca más garantías de buen gobierno, basados en la promesa de que no tocará los asuntos manchados por la ideología?

Nuestros obispos deberán hilar muy finito en este asunto a la hora de ayudar a formar conciencia entre la feligresía respecto a la obligación moral de los católicos de participar en la venidera jornada electoral. Morena puede usar este dilema moral católico para intentar ahuyentar la fieles de las urnas.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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