Una única bandera

Hace un par de días un grupo de jóvenes, estudiantes, profesionistas y emprendedores, exalumnos míos algunos de ellos, hablaban de Xóchitl Gálvez y de sus perspectivas para las elecciones del año entrante. Yo no formaba parte del grupo, de modo que me limité a escuchar. Algunos lamentaron que el único joven de los aspirantes a la Presidencia, Samuel García, se hubiera retirado. Como jóvenes, Samuel les llamaba la atención. Pensaban que él compartiría sus sueños de un México que pudiera posibilitar la cristalización de sus ambiciones de una vida mejor. Se notaba que las advertencias que circulaban en los medios y en las redes de que Samuel era un simple esquirol de AMLO no les hacían mella a esos sus jóvenes defensores. Estos seguramente bebían su información política de las redes del mismo Samuel y de otras semejantes. Era patente que estos jóvenes estaban ajenos a la realidad mexicana creada por AMLO y Morena. Sus intereses giran en otra órbita.

Otras voces del grupo, empero, si se felicitaron de que el “affaire” de la candidatura de Samuel García haya terminado. Estos chavos si sabían de los riesgos que para México significaba la mera posibilidad, por muy remota que fuera, de que Samuel llegara a ser presidente. E igual están conscientes del peligro que significa para nuestro país el que la triunfadora de las elecciones sea la Sheinbaum. Saben que a pesar de ser pésima candidata, por su carencia total de carisma y su falta de individualidad, AMLO está echando la casa por la ventana, legal e ilegalmente, para que ella gane, y su victoria significaría la ruina nacional. Por eso ven en Xóchitl una opción muy positiva.

Pero esos mismos jóvenes confesaron que hay cosas que les chocan de la campaña de Xóchitl y que muy probablemente también choquen a otros jóvenes y los desalienten de acercarse a ella y, eventualmente, de participar en la jornada electoral. Quizás son de los llamados “switchers”, que están esperando que Xóchitl les hable de temas que a ellos les interesen. Eso que ellos estiman como un silencio de parte de la candidata del Frente Amplio es una de esas cosas que les chocan.

Otra cosa que les cae mal, según comentaron, es la presencia de los partidos políticos, con sus banderas y sus líderes, formando parte notoria de muchos eventos donde la figura principal es la candidata. Porque ella no es candidata particular de ningún partido. Fue postulada por el PAN para ser la líder y candidata del Frente, pero ya el PAN no debe estar detrás de ella como si todavía ella representara únicamente a dicho partido. El PRI no la postuló a ella, pero ahora presume, como partido, estar trabajando con ella. ¿No sería mejor, ya que los partidos decidieron trabajar juntos -y al lado de la ciudadanía- en el Frente Amplio, que por ahora, durante la precampaña, y luego en la campaña formal, los partidos aceptaran hacerse a un lado -al menos operativa, comunicativa y transitoriamente- y que lo único que se vea sea el Frente como respuesta a los anhelos de unidad y democracia de la población? Los jóvenes están hasta la coronilla de los partidos políticos. La presencia de los jefes de los partidos y de sus banderas junto a Xóchitl, la candidata del Frente, es una imagen que se les indigesta a los jóvenes. Sería ideal que no se vean las banderas de los partidos y que los lideres de éstos no estén entre las personalidades en los eventos proselitistas. Que se diseñe lo que será la bandera del Frente, y que sea esa insignia la que esté ahí, significando todo lo que el Frente pretende significar para los mexicanos.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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