Nearshoring: la encrucijada de México (I)

Hemos oído hablar en diversos medios de comunicación sobre el nearshoring y sus efectos en la economía mexicana. No queda la menor duda de que se presenta como una de las más grandes oportunidades de desarrollo económico para el país, lo cual impactará de forma importante tanto en la derrama económica derivada de la instalación de plantas y procesos de producción, como en la generación de más y mejores oportunidades de empleo.

La terrible pandemia del COVID 19, hoy ya declarada endémica, impulsó enormes disrupciones en los mercados mundiales. Desde el cambio de comportamiento de los consumidores que aceleraron el avance de la economía digital de forma ya definitiva y crearon un mundo híbrido y prácticamente sin fronteras, hasta el cambio en las cadenas de suministro que se vieron fuertemente afectadas por diversas razones; pero la más importante, el cierre de las economías.

Un factor relevante es el creciente conflicto entre China y EEUU. Actualmente el país asiático tiene el 28% de la producción manufacturera mundial, más de una cuarta parte. La estrategia de China ya no es seguir siendo el centro de producción mundial, sino un actor relevante en el concierto económico mundial y no cabe duda de que lo han logrado, en este sentido China y EEUU compiten prácticamente a la par como dos economías que pretenden dominar el mercado mundial.

Sabemos muy bien que las diferencias ideológicas de ambos modelos de gobierno no son compatibles, por un lado, tenemos a un gobierno capitalista-centralista-dictatorial versus un país que se yergue como el defensor de la democracia.

No podemos dejar a un lado el hecho de que Asia en su conjunto tiene el 53% de la producción manufacturera mundial y si bien esto es un factor que pudiera jugar en favor de una distribución más equilibrada de la producción, no deja de tener grado importante de riesgo en el caso de una conflagración en la candente geopolítica del lejano continente asiático.

Lo anterior ha puesto a las grandes transnacionales a redefinir sus modelos de producción, llevando la misma, a países más cercanos que aseguren las cadenas de distribución y al mismo tiempo, en el orden geopolítico, beneficien a un bloque que en principio es aliado y con el cual se ha desarrollado también un importante intercambio económico y de producción.

Nuestro país se encuentra en esta ecuación del lado correcto de los resultados. La principal ventaja de nuestro país para este modelo de producción es la cercanía a los grandes consorcios americanos, europeos y asiáticos. La proximidad a la economía del país del norte que, a pesar de todo, sigue siendo la número uno del mundo, es crucial. Esto garantiza la disponibilidad de los suministros durante el proceso de fabricación y facilita el traslado de los productos terminados.

En una próxima entrega abordaremos los efectos del potencial impacto económico, que ya se están dejando ver y en una tercera entrega abordaremos las oportunidades que desde #COPARMEX visualizamos, sobre todo para las micro y pequeñas empresas.

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