Marchando por tus ideales

Hay que romper este ayuno de propuestas, que ya ha durado demasiado y que sólo beneficia a quienes se sienten dueños de la nación.


Primer informe


El inicio del segundo año de Gobierno de Morena fue marcado por dos eventos: la reunión en el zócalo capitalino donde el señor presidente dio un informe al pueblo sobre su primer año de gestión y una serie de marchas paralelas, tanto en Ciudad de México como en otras ciudades del país, donde una parte de la población expresó su disconformidad con este primer año de gobierno.

Claramente, estos eventos podían verse como un juego de “vencidas”: tratar de ver quién puede reunir más personas y quiénes lograron mayor entusiasmo en los asistentes. Los medios tradicionales prácticamente no reportaron las “segundas marchas”, en el mejor estilo del viejo régimen preneoliberal. Las redes sociales reportaron centenares de camiones foráneos trayendo miembros y simpatizantes de Morena de todo el país para hacer ver un gran entusiasmo por el primer año de gobierno de AMLO.

De alguna manera era de esperarse. Si alguien tiene entrenamiento para asuntos de este tipo son precisamente Morena, el PRI y el PRD, que por décadas han hecho eventos de apoyo a los presidentes o a sus dirigentes. Ellos que ahora forman el grueso de los miembros de Morena. No así el PAN, que es poco ducho en estos lances .

En la marcha opositora, sin embargo, el nivel de crítica fue totalmente anecdótico. La crítica a Morena: que si a los de la marcha del Zócalo les entregaban un sándwich o una torta, que si se les daba un frutsi u otro tipo de refresco, que donde se estacionaron los camiones. Cosas todas que no llegan al fondo. Hay que reconocer que muchos que asistieron a la marcha de Morena, fueron por su gusto, y que son muchos. Es engañarse a sí mismos dudar del hecho de la popularidad de Andrés Manuel.

Los eventos paralelos mostraron gran entusiasmo de los participantes, un número muy significativo y, según algunos asistentes, incluso superior al evento oficial, aun sin contar las marchas en diferentes ciudades. Por otro lado, el nivel de discusión fue muy bajo. Porras contra el presidente, o el clásico “ME-XI-CO clap, clap, clap”, apoyo a la familia LeBarón, enojo por la falta de medicamentos, pero prácticamente nada de propuesta. Y eso es muy de preocuparse.

No es que sea inútil hacer un evento así. Más allá de ser una muy saludable catarsis, que seguramente hará mucho bien a todos los que están enojados con la situación actual, también es un fuerte mensaje al gobierno en curso. Se está demostrando que el enojo es suficiente para llevar a las calles cantidades significativas de “indignados”. Y tan es así, que el señor presidente reconoció que tenían el derecho a protestar. Que, además, es un derecho, no una amable concesión del ejecutivo. Derecho que no fue reconocido por muchos de los seguidores de AMLO. Una vez más, las redes sociales se llenaron de insultos y descalificaciones. Por ambas partes, para ser justos.

Lo que se ve aquí, es que la oposición y los grupos de la sociedad civil no están ofreciendo propuestas claras, aplicables y convincentes. ¿Cuál es la propuesta para sacar a PEMEX del hoyo en el que está? ¿Cómo evitar el costo de operación de los programas sociales, sin que se vuelvan clientelares? ¿Cómo atender la mejora de la educación? ¿Cómo asegurar el abastecimiento pleno de los medicamentos en el sistema de salud? No son problemas nuevos y, cuando a otros partidos les tocó atender esos temas, no se resolvieron. ¿Qué propuesta diferente tienen? Porque hasta ahora, lo único que han dicho es, palabras más, palabras menos: “que se quiten estos para que regresemos nosotros”. Todavía no se dan cuenta de que muchos, la mayoría, no aceptan la oferta de gobierno de los demás partidos.

No podemos seguir así. Si la oposición no se vuelve más propositiva, vendrá el 2021, el 2024 y las cosas seguirán igual. A la ciudadanía que no comparte las propuestas de AMLO le quedan pocas opciones. Por supuesto, hay que dejar claro, con mucho vigor, que la oposición está dejando mucho, muchísimo que desear. Que estar contra la administración actual no significa que estamos con la oposición. Debemos organizarnos en grupos intermedios, para hacer oír nuestra voz. Involucrarnos en política y, si ese es nuestro llamado, participar en nuevos partidos.

Nuestra participación debe ir más allá del enojo. En particular, necesitamos una fuerte autocrítica de nuestra sociedad y un debate a fondo de las opciones de solución, difundirlas, publicarlas, modificarlas si es el caso. Salir de la apatía de los que se sienten derrotados. Hay que romper este ayuno de propuestas, que ya ha durado demasiado y que sólo beneficia a quienes se sienten dueños de la nación.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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