El pasado fin de semana, del viernes 30 de septiembre al domingo 2 de octubre, en el Centro de Convenciones de Santa Fe en Ciudad de México, se llevó a cabo el XIV Congreso Mundial de la Familia. Mario Romo, Presidente de Red Familia, señaló que este tipo de congresos tiene la peculiaridad de que México es el único país donde se ha llevado a cabo por segunda vez.
Los directivos de Verona, donde fue el Congreso anterior, pasaron a Fernando Milanés la bandera que custodiará hasta el próximo. Le acompañaron su esposa e hijos.
Me pareció excelente el hecho de presentar un programa general para todo el público, y a la vez otro para jóvenes, así como actividades para los pequeños. Realmente eso es facilitar la asistencia de todos los miembros del hogar y adecuarla según las edades. Motivaron a los jóvenes para animarlos a que desde ahora deseen prepararse para formar mejores familias.
Otro acierto, ya generalizado, fue la facilidad para interactuar con los expositores en los distintos estands. Y la novedad de que varias instituciones ofrecieran consultoría a quienes la solicitaran. ¡Bravo! Respondieron de inmediato al lema del Congreso: “Acompañando a las familias en un mundo desafiante”.
Pude saludar a familias, unas muy jóvenes con varios pequeños donde en sus rostros y configuración mostraban las distintas combinaciones del amor. Unos con ojos como la mamá y color del pelo del papá. Maravilloso.
¿Nos interesa la familia? Sí!!!, por eso fuimos. ¿Qué hay de nuevo? Lo nuevo, nuevo es la cercanía y facilidad para todas las edades de acceder a todo tipo de contenidos ofrecidos por los medios electrónicos. Así lo afirmó Fernando Pliego. Los efectos también están académicamente comprobados. Son notorios y novedosos, por no decir incisivamente peligrosos si no se administran bien.
Los matrimonios de todas las edades y en sus respectivas etapas. Las reacciones a los temas los interpelaban. El lenguaje corporal era explícito. Algunos llegaban cercanos, con química de ida y vuelta. Otros no tan de acuerdo, pero al fin juntos. Bastantes se alternaron para salir a recoger a los hijos cuando terminaban las actividades para ellos.
En todos los casos la esperanza de un fortalecimiento mutuo en beneficio del tesoro de su propia familia. El primer reto es para los cónyuges. Necesitan reaccionar al mismo tiempo, abrirse a la mejora y poner lo mejor de cada parte, así se animan y se complementan. Aunque quienes no llevan el mismo ritmo se han de abrir a la esperanza y a la paciencia.
Al inicio Manuel Campero y Mario Romo hablaron de presencia, paciencia y perdón. Es indispensable aumentar el tiempo de convivencia en casa para facilitar la ayuda mutua, la paciencia tan necesaria para respetar el ritmo y las preferencias de los demás, también para sobrellevar los defectos con la esperanza del cambio. Pero el perdón es una reacción a lo divino y cuesta mucho pedirlo y concederlo, pero se puede y los resultados son muy especiales. Tomás Melendo en su última intervención compartió su rica experiencia con Lourdes, su esposa.
Las reacciones ante el perdón fueron muy variadas. Algunas parejas se dieron la mano, otras se acercaron y su postura resultó más relajada. También hubo reacciones típicas de destiempo, ella o él se acercaban a su cónyuge en actitud abierta y distendida, pero la correspondencia no se daba. Así varios intentos y había respuesta. Dios les fortalezca en la paciencia para no renunciar a tan loable meta de la conciliación.
El Cardenal Aguiar Retes inauguró el Congreso y comunicó el mensaje de Su Santidad Francisco. El Cardenal Müller intervino en el tema de familias fuertes, sociedades sostenibles. El domingo cerró el evento con la celebración de la Santa Misa.
Abordaron el entorno digital Francisco González Garza, Cristina Fortuny y José Antonio Lozano.
El fondo del Congreso quedó claramente expresado por el P. Ángel Espinoza de los Monteros en “Sanando el corazón para amar más”, con gran profundidad y excelente buen humor. Por el psiquiatra Enrique Rojas en “Cómo diseñar una familia estable” también con su profundidad y experiencia. Y por el filósofo y educador Tomás Melendo en “Sobrevivir o sobreabundar: el matrimonio como decisión vital” con su cercanía y experiencia. El mensaje de fondo es ni más ni menos la fidelidad.
Ideas estelares: “el padre es más que cien maestros y la madre más que una universidad”, “el amor es una tarea”, “proteger el amor elegido”. Y, aunque no se dijo en este congreso, la siguiente es imprescindible: “el matrimonio cristiano es el encuentro con Dios a través del amor humano” (San Josemaría Escrivá de Balaguer).
De otros credos participaron: Elder W. Andersen, el Pastor Cash Luna, Pastor Andres Spyker, Sharon Slater, Dr. Tarek Shaban.
No faltó la familia y el entretenimiento con los testimonios de Tamara Falcó y Eduardo Verástegui. El anuncio de las próximas películas de Juan Manuel Cotelo y de Eduardo Verástegui, y las experiencias de la serie de Neal Harmon sobre la vida de Jesús “The chousen”.
Y le damos vueltas al tema de la fidelidad. Indispensable para todo tipo de relaciones humanas: en el trabajo, en la vida social y especialmente en la familia. Ese entorno sagrado que nos cobija y se ha de apoyar en el amor duradero de dos personas que solas son frágiles como lo somos todos, pero por vocación conyugal, unidas se hacen fuertes como una roca. Y además cobijan.
La fidelidad tiene múltiples facetas, y exige de otros respetar tal fidelidad y fortalecerla. Hay de quien interfiere, su intromisión tiene repercusiones cósmicas. Lo hemos olvidado, pero urge poner este tema en su sitio. No es un asunto trivial.
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