Ateísmos

Ateo es quien no admite la existencia de un Ser Supremo. A es sin, teo es Dios. Con esta explicación basta para entrar al contenido de este artículo: las distintas manifestaciones de quienes no aceptan la realidad de un Ser Supremo, de Dios y, por lo tanto, de las relaciones que pueden establecerse entre Él y los demás seres pensantes. Veremos las distintas manifestaciones en el día a día de las personas ateas.

Una advertencia: en la siguiente lectura conviene tener una visión que no solamente piense en la influencia de las religiones, sino también en la capacidad intelectual de aceptar la existencia de un Ser Superior, al palpar el hecho de la existencia de criaturas muy complejas que no pueden provenir de una evolución natural y mucho menos de un hecho fortuito. Todo ello apoyado en la comprensión del principio de causalidad que afirma: “todo efecto tiene una causa” y la causa es superior al efecto. Por lo tanto, de lo menos no puede venir lo más.

Veamos diversísimos acontecimientos en los cuales queda clara la sustitución de la actividad divina por unos poderes adjudicados a los humanos, y también a otras criaturas inferiores como los amuletos.

Empecemos por la necesidad universal de un Ser Supremo, al negarlo surgen las sustituciones: el dinero, el poder, el placer, los mitos, las supersticiones. Cada quien adoptará una o todas esas opciones. Hace unos días en la Cámara alta del Senado, un senador despluma una gallina como ofrenda por la lluvia en honor de Tlaloc. La trivialización es increíble. Unos piden respeto a las costumbres de los pueblos originarios, otros se escandalizan por haber lastimado a un animal y, al ofrecer el video del suceso, advierten que se puede lastimar la sensibilidad de algún espectador.

También la necesidad de un orden moral para generar un marco que nos garantice seguridad y orden. Al negar el Decálogo aparecen en las legislaciones de las variadas naciones de la faz de la Tierra cambios de 180 grados. Cada una queda sujeta a las ideologías prevalentes en esos momentos. El resultado es la inconsistencia de los argumentos y, por lo tanto, la inestabilidad moral.

Tenía razón quien afirmo: “Sin Dios todo es válido”. Se pierde el más elemental sentido común. A la vez hay quienes se resisten a esos destrozos, como la exministra finlandesa Räsänen, quien recientemente ha manifestado ante el Tribunal Supremo y, si fuera necesario, también lo haría ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que está tranquila y “dispuesta a seguir defendiendo la libertad de expresión y la libertad de religión”.

La ciencia sin Dios pierde la búsqueda de un diseño creador y todo se supedita al entender del momento. Por eso la prioridad de lo real para conocer ya no importa. Y, por ejemplo, se inventó lo “no binario”, expresión que incluye a varones que dicen no serlo y a mujeres que niegan serlo. Personas así siempre las ha habido. Ahora forman grupos de presión y movimientos políticos. Y la nueva ciencia propone los bloqueadores de la pubertad, las hormonas del sexo opuesto y la mastectomía para menores.

Esos planteamientos no se paralizan, sino que buscan intervenir en otros campos, y al trivializar la vida humana han surgido los grupos con propuestas como el control natal, el aborto y la eutanasia. Total, eso agrava el desajuste poblacional y surgen proyectos tan frívolos como las de decir que para invertir la tendencia al aumento de los ancianos se ha de promover la eutanasia… Sin comentarios.

Sobre el desajuste poblacional hay muchos más contrasentidos. Por ejemplo: Europa está alarmada por la falta de niños, ya no hay relevo generacional, y a la vez se acelera la promoción del aborto, tanto que ahora se están poniendo las miras en el continente africano.

La discapacidad es otro asunto para legalizar el aborto. La semana pasada en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) en Nueva York, los ministerios de salud hicieron propuestas al respecto y esperan que los presupuestos para la salud reproductiva financien el aborto.

A nivel mundial, es evidente el apoyo de los gobiernos a los movimientos pro aborto, no así a los provida que sufren persecuciones e incluso encarcelamientos, para intimidarlos. Incluso muchos grupos abortistas cometen actos vandálicos contra iglesias y centros provida sin sufrir ninguna sanción. No sucede lo mismo con los provida a quienes sí se les sanciona frecuentemente.

Entre muchas conclusiones que se pueden sacar, una muestra que la legislación sin Dios fácilmente se corrompe.

Otro aspecto que se ha estudiado es la felicidad. ¿Son más felices las personas de fe? La Universidad de Oxford ha profundizado en este tema, e hizo un ambicioso cuestionario para relacionar causas y efectos que pueden influir en la felicidad. Con base en ese esquema, investigadores de muchos países han continuado sus investigaciones. Y la mayoría concluye afirmando que las personas con intereses trascendentes y o interesados en la adquisición de virtudes son más felices.

Como a cada persona le interesa ser feliz, además de acudir a las investigaciones de científicos serios, también conviene recoger experiencias cercanas para obtener respuestas. Hay quienes su meta es ser ricos y lo consiguen, pero la felicidad se trunca cuando aparecen problemas que no resuelve el dinero. Lo mismo sucede con quienes adquieren poder, o diversiones. Todo eso cansa o se desgasta.

La pista está en las virtudes. Todos estamos llamados a un enriquecimiento espiritual que nos es posible y además mejora las relaciones interpersonales. Esa meta admite el diseño personalizado. Allí en el cultivo interior está la felicidad. Y esa tarea es el camino trazado para cada uno por nuestro Creador. No perdamos esa solución.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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