El valor de la razón ante la democracia populista

La democracia para ser una herramienta de buen gobierno y no una de manipulación populista requiere que nos tomemos el tiempo suficiente para que nuestra razón sea la que nos conduzca a tomar buenas decisiones.



La democracia es un valor y dentro de lo conocido podemos decir que es la mejor de las formas de gobierno, pero al mismo tiempo no debemos dar a la democracia una carta abierta para que todo lo que se dice o hace en nombre de ésta sea aceptado como un dogma infalible, el dicho de que: “la voz del pueblo es la voz de Dios”, suena muy atractivo, pero es en muchos casos una realidad equivocada.

Podemos decir que la razón es la capacidad de la mente para establecer relaciones entre ideas o conceptos y obtener conclusiones o tomar juicios, que se puedan relacionar también con la justicia y la verdad.

El tema no es fácil y ha ocupado mucho del tiempo y del esfuerzo de los filósofos para abordarlo, sin embargo, se puede decir que todos los hombres podemos profundizar en tomar decisiones en forma razonada, es decir, dedicarles tiempo a las situaciones de la vida, ya sea en el ámbito personal, social, político, etc. Y no tomar decisiones apresuradas influenciados por las corrientes ideológicas de moda, o por las avalanchas de información que recibimos, o simplemente por nuestros intereses personales sin ver las consecuencias que se pueden derivar de las decisiones tomadas con prisas y con poco análisis que pueden resultar en perjuicio de la familia, de la sociedad y de nosotros mismos.

Para poder procesar un acontecimiento en forma razonada se necesita no solamente tiempo para reflexionar, sino casi siempre conocimientos y también experiencia sobre la situación que estamos analizando, y esto requiere desde luego esfuerzo y disciplina de nuestra parte.

Por ejemplo en el mundo de las elecciones no basta escuchar a un candidato, cuya elocuencia y programas pueden ser muy buenos y por lo tanto convencernos de votar por su persona o su grupo, en cambio si conocemos su trayectoria, sus logros y fracasos, y la lógica de poder cumplir lo que está prometiendo de acuerdo a la realidad del entorno económico, político y social que se esté viviendo y la misma competencia que haya demostrado el personaje en cuestión, podemos hacer un análisis de la conveniencia o no de votar por esa persona con una probabilidad aceptable de hacer una buena decisión y esperar resultados acorde a lo ofrecido. En cambio, si nos dejamos guiar tan solo por la retórica de sus palabras o porque quisiéramos que sus promesas se cumplan porque nos convienen, aunque en la realidad no se tengan ni los recursos ni la posibilidad de obtenerlos, seremos responsables del fracaso inevitable que se nos vendrá encima.

Uno de los grandes problemas al que nos enfrentamos es un escepticismo que ha ido creciendo sobre que existe la verdad, y que tenemos la posibilidad de conocerla, esto se ha constituido en un relativismo que duda de la objetividad de los hechos o de los conceptos y, nos coloca en una situación de verdadera inseguridad ante el presente y el futuro que nos espera y nuestra capacidad para conducir nuestra propia vida y más sobre la posibilidad de participar en la sociedad, y al mismo tiempo pone en duda los principios que hemos aceptado como rectores de la sociedad.

Ante las muchas situaciones que se están presentando en el país y que desde luego inquietan y angustian a una gran cantidad de mexicanos conviene analizar las situaciones fuera de los slogans de los diferentes grupos que tratan de influir y de manipular las decisiones de los ciudadanos, en las que podemos participar algunas veces de manera directa y otras veces indirectamente haciendo sentir nuestra opinión sobre los que tiene la capacidad de tomar las decisiones que nos beneficiarán o perjudicarán y que son de muchas características diferentes: por ejemplo en defensa de la libertad de expresión, de respeto a la familia, y también en cuestiones de orden económico como el impedir un retroceso en la generación de energía con una contrarreforma eléctrica que está pensada para dar más poder al Estado en contra de los ciudadanos, o poder expresar el apoyo a una institución como el INE, baluarte de la democracia que en caso de ser eliminado o controlado daría un golpe terrible a la democracia que hemos ido construyendo poco a poco y, que se está tratando de golpear buscando el fracaso en asistencia para expresar si se quiere o no la revocación del mandato del presidente, y muchos casos más que requieren de mucha evaluación y conocimientos para evitar que sean las pasiones o los sentimientos los que nos lleven a tomar resoluciones y no lo sea la razón.

La democracia para ser una herramienta de buen gobierno y no una de manipulación populista requiere que nos tomemos el tiempo suficiente para que nuestra razón sea la que nos conduzca a tomar buenas decisiones aunque muchas veces estas decisiones vayan contra nuestras preferencias sentimentales, o aún contra nuestros intereses a corto plazo y sean realmente conforme a lo que convenga al bien común y al bienestar a largo plazo para nuestros hijos y las generaciones futuras.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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