Esta vez, de color naranja

En la primera cita contigo hay la promesa de un mañana más bello.


Amor


Eres espléndida, aun a través de la enramada que encubre pudorosamente tu todo.

Me embrujas de tal manera, me regalas tan gratos recuerdos, que te busco incluso fuera de tu horario, de tu ritmo, de tu métrica, de tu costumbre, para que me digas los versos que me sumergen en la maraña de los pensamientos y en lo inexplicable de tantas cosas.

La vida tiene desencuentros que escapan a la lógica, a la pequeñez del raciocinio humano frente a la grandeza de la eternidad, del amor que todo lo acoge, aun las miserias y los errores.

En la primera cita contigo hay la promesa de un mañana más bello. Por hoy, eres la reminiscencia de la cuna que abriga al niño; o la mano que se extiende en busca del calor solidario; o en el columpio que, niña, me llevó a desafiar el aire; o el regazo materno…

Después, te transformaste en la representación del otro, en esa soledad que algunas veces es precaria y se riega con los lamentos y las lágrimas, y otras, es fructífera, reflexiva, rica en descubrimientos, noble, deseada.

Finalmente, irrumpes provocativa y sin horarios. Estás ahí vestida de naranja, como una diva que sube al escenario poco a poco, peldaño tras peldaño. Entonces representas lo que influye pero no puede tocarse, la trascendencia que duerme en la promesa de la inmortalidad. ¿Qué habrá más allá de ti?¿Cómo serán las manos perfectas que te modelaron?

Así, espléndida, redonda, llena, eres metáfora del amor que une a dos soledades en una plenitud de complemento. Hay tantas cosas que estan tan cerca y tan lejos.

Junto a mis ojos te descubrieron de pronto dos populas infantiles. Qué sorprendentemente inagotable es la capacidad de los niños para explicar eso que en los adultos corre el riesgo de volverse palabrería, sílabas vacías, sonidos amorfos.

-¿Ya viste, mamá, qué bonita está la Luna? Cuántas cosas bonitas hizo Dios para nosotros, ¿verdad? Qué bueno es dormirse viéndola. Por favor, no vayas a correr las cortinas. Porque mañana ya no estaría igual.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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