El trabajo es para la familia, no al revés

Un principio básico en la reconciliación familia y trabajo es que el trabajo es para la familia y no la familia para el trabajo.


Trabajo y familia


La disyuntiva trabajo y familia se presenta como problemática para una gran cantidad de personas, especialmente para las esposas.

Una respuesta extrema a la pregunta enunciada en el título del presente artículo diría que sí es irreconciliable porque nadie puede servir a dos amos, pues quedaría bien con uno y mal con otro.

Existen muchas personas que se aventuran a experimentar la tan difícil reconciliación familia y trabajo, teniendo como consecuencia, en muchos casos, grandes fracasos entre los cuáles se han presentado situaciones de divorcio destruyendo a muchas familias. Efectivamente, la reconciliación entre familia y trabajo es difícil, riesgosa, pero no imposible.

La posibilidad de que una persona puede llevar a cabo la armonía entre familia y trabajo depende de la valoración prudencial de algunos factores que de modo general se describen a continuación.

1.La situación matrimonial a valorar en el futuro. Es indudable que a un matrimonio con hijos le resulta difícil, a veces imposible, la reconciliación trabajo con familia, especialmente si se le compara con un matrimonio sin hijos.

Es importante que los novios con perspectivas de matrimonio, dialoguen sobre esa situación de familia y trabajo. Y en razón de aquel diálogo tomen las decisiones prudentes de cuándo casarse, o sea, qué tiempo seguirán como novios junto con sus compromisos laborales y cómo éstos seguirán, o no seguirán, o bien, disminuirán cuando ya se encuentren casados.

En este sentido sería riesgoso que los novios no platiquen sobre su futura situación familiar y como ésta se conciliará o no con el trabajo, porque tal vez ya estando casados podrían advertir que su mejor decisión hubiera sido retrasar un poco su matrimonio.

2.La valoración del rol masculino y femenino hacia dentro del matrimonio y el hogar. Si los cónyuges trabajan, es importante el diálogo de cómo se invertirá el ingreso económico de ambos y el cómo cada uno de ellos contribuye a la dinámica familiar relativa al cuidado del hogar, especialmente, si ya existen hijos.

En este aspecto, la mentalidad clásica de que el esposo no contribuye en absoluto al cuidado del hogar porque esto es competencia de la esposa, hace imposible o muy desgastante para ella la conciliación familia y trabajo. En este esquema, el esposo llega a descansar al hogar y la esposa, por su parte, tiene un doble trabajo.

Igualmente, la mentalidad clásica de que el salario del esposo debe ser entregado en su mayor parte a la esposa, y a su vez, el salario de la esposa es exclusivo para ella; no ha dejado de ocasionar discusiones matrimoniales en el aspecto económico que ha dado lugar a divorcios.

3.Las condiciones laborales del trabajo de los cónyuges. Por parte de la actividad laboral que desempeñan los cónyuges es importante considerar su carga o exigencia. Existen trabajos muy demandantes para las personas como es el caso de aquellas en donde las cosas propias del trabajo hay que concluirlas en la casa porque la jornada laboral no es suficiente para terminarlas. Y si se habla de prácticas laborales injustas de tercer mundo, se tienen trabajos en donde los empleados terminan las cosas por hacer, más allá de la jornada laboral como un “deber” laboral para evitar el recorte de personal. Es decir, una es la jornada laboral formal y legal, y otra es la jornada cotidiana que excede en 2 o 3 horas a la jornada formal sin pago extra, lo que eufemísticamente se conoce, a veces, como “ponerse la camiseta de la empresa”, donando tiempo extra como costumbre habitual.

En contrapartida, existen empresas con mentalidad de primer mundo relativa a la jornada laboral flexible, en donde la misma empresa busca crear las condiciones para que sus trabajadores puedan conciliar sus deberes laborales junto con sus necesidades personales y familiares.

4.La expectativa sobre el nivel de vida socioeconómico familiar. Este punto es otro a dialogar ya desde el noviazgo con perspectivas de matrimonio. Existen matrimonios que se desgastan por alcanzar un determinado nivel socioeconómico al grado de deshacerse como matrimonio.

Un principio básico en la reconciliación familia y trabajo es que el trabajo es para la familia y no la familia para el trabajo.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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