Francisco ha mediado en conflictos, besado los pies de líderes por la paz, denunciado la industria armamentista y proclamado que solo la fraternidad global puede sanar un mundo dividido.
Benedicto XVI defendió la paz desde el diálogo fe-razón, condenó el terrorismo, promovió el desarme integral y pidió justicia global como base de paz, sin justificar jamás la violencia en nombre de Dios.
Juan Pablo II ayudó a derribar el comunismo sin violencia, medió en conflictos globales, defendió los derechos humanos y rechazó la guerra como opción. Su legado es paz, dignidad y perdón.
Pablo VI llevó la voz de la Iglesia a la ONU, condenó la guerra y promovió la paz a través de diplomacia, desarrollo y derecho internacional. Su legado permanece como guía global.
Con Pacem in Terris, Juan XXIII desafió la Guerra Fría y propuso una paz basada en derechos humanos, justicia y confianza. Un manifiesto que aún inspira al mundo entero.
Pío XI denunció los totalitarismos y Pío XII salvó miles de vidas en secreto. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia fue voz moral y refugio frente al horror del Holocausto.
Durante la Primera Guerra Mundial, Benedicto XV condenó la barbarie y promovió la paz con propuestas concretas. La historia reivindica su voz solitaria como la más ética de su tiempo.
El papa León XIV consolida la sinodalidad en la Iglesia católica con gestos inéditos como la predicación de una mujer ante la Curia, fortaleciendo el liderazgo femenino sin romper la doctrina.
De Juan Pablo II a León XIV, la Iglesia ha dado pasos decisivos hacia el liderazgo femenino. Hoy, mujeres con voz y voto transforman la vida eclesial desde la corresponsabilidad.
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