Cuando una mujer predicó ante el papa

“Ver a Sor María Gloria predicar ante el Papa fue un momento que me conmovió hasta las lágrimas. Sentí que mi propia voz, como mujer, también tenía un lugar en la Iglesia”, relata emocionada Laura Sanz, teóloga laica española de 34 años, tras seguir la histórica ceremonia jubilar en el Vaticano en 2025. Para muchas mujeres creyentes, este gesto –por simbólico que parezca– representó un cambio de época. El Papa León XIV acababa de dar un paso inédito en la historia moderna: permitir que una religiosa contemplativa ofreciera una meditación espiritual ante él y toda la Curia romana.

Este acto no fue aislado. Fue, en realidad, el primero de varios gestos firmes de un pontificado imaginado –aunque cada vez más plausible en las expectativas eclesiales– que profundiza las reformas sinodales y la participación femenina en la Iglesia católica.

León XIV: herencia de Francisco, rostro misionero y latinoamericano

Despues del Papa Francisco la llegada de León IX como cabeza del mundo católico, marca la continuidad de su legado a través de un Papa latinoamericano, exobispo misionero en Perú, profundamente vinculado al proceso sinodal y con sensibilidad pastoral hacia la vida consagrada femenina. Así se ha perfilado la figura de León XIV.

Desde el inicio de su pontificado, León XIV se ha presentado como un pontífice de continuidad con audacia: afirmando su voluntad de consolidar el carácter sinodal de la Iglesia, al mismo tiempo que fortalece los espacios de corresponsabilidad femenina, tanto en la Curia como en los procesos deliberativos eclesiales. El énfasis no está en rupturas doctrinales, sino en cambios estructurales, culturales y pastorales.

Un gesto histórico: la predicación femenina ante el Papa

La escena es poderosa. En el Aula Pablo VI, antes de la procesión hacia la Puerta Santa del Jubileo, una monja de clausura –Sor María Gloria Riva, adoratriz del Santísimo Sacramento– predica en voz clara, serena y firme ante los cardenales, obispos y el mismo Papa. León XIV la escucha con atención, con la mirada fija en quien, desde el silencio del convento, trae una luz nueva al corazón de la Iglesia.

Este momento habría sido impensable bajo los pontificados anteriores. Juan Pablo II y Benedicto XVI mantenían la tradición de que solo sacerdotes varones predicaran ante el Papa. Incluso Francisco, si bien abrió numerosos espacios, no llegó a este punto. León XIV ha roto con ese precedente, no desde el conflicto, sino desde la confianza en el don espiritual de las mujeres consagradas.

Liderazgo visible y estructural: cargos, sínodos y nuevas propuestas

León XIV no solo escucha a mujeres; también las nombra. En continuidad con Praedicate Evangelium –la constitución apostólica que reformó la Curia–, se prevé que mantenga e incluso amplíe la presencia de mujeres en altos cargos vaticanos, con la posibilidad real de que una mujer presida un dicasterio completo.

Además, en los sínodos continentales y asambleas generales, la presencia de mujeres con voto se consolida como norma, no como excepción. El Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2024) ya abrió ese camino, pero León XIV lo haría irreversible, institucionalizando la participación femenina como parte esencial de la toma de decisiones.

El debate pendiente: el diaconado femenino

Uno de los temas más discutidos en este contexto es el acceso de las mujeres al diaconado. Francisco creó dos comisiones para estudiarlo (en 2016 y 2020), cuyos informes no ofrecieron consensos concluyentes. León XIV podría retomar esa inquietud con mayor decisión, ya sea ordenando una nueva comisión o tomando una resolución pastoral más clara.

Una opción es la creación de un ministerio femenino no sacramental –como sugirió Querida Amazonia– que reconozca a las “lideresas de comunidad” que, en regiones sin sacerdotes, ya ejercen funciones pastorales, formativas y litúrgicas. Estas figuras, institucionalizadas, serían un paso significativo en la valorización del servicio femenino en contextos misioneros.

El testimonio de Sor Verónica Berzosa: temblor y servicio

Un rostro emblemático del liderazgo femenino en la Iglesia de hoy es Sor Verónica Berzosa, fundadora de Iesu Communio, una comunidad contemplativa activa que ha conquistado el corazón de muchas jóvenes en España. Su figura es vista por muchos como expresión del nuevo tipo de liderazgo femenino eclesial: profundamente espiritual, comunitario, creativo y obediente.

“Liderar en la Iglesia es temblor y servicio”, ha dicho Sor Verónica. “Jamás se termina de aprender a dirigir, porque siempre se debe ser discípulo”. Estas palabras encapsulan la visión de autoridad servicial que León XIV ha hecho suya.

La corresponsabilidad femenina como condición de misión

En suma, el pontificado de León XIV,  representa una evolución pastoral y estructural en la relación entre Iglesia y mujer. No se trata de ordenar sacerdotisas ni de modificar la doctrina establecida por la Iglesia milenaria, sino de reconocer que sin la voz, el carisma, la inteligencia y la espiritualidad de las mujeres, la Iglesia no puede evangelizar plenamente.

Como dijo el Papa León XIV en su discurso inaugural: “Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera… con los brazos abiertos a todos”. Ese “juntos” comienza a hacerse visible en el corazón mismo del Vaticano, cuando una mujer predica, otra gobierna y todas caminan –junto al clero y los laicos– hacia una Iglesia verdaderamente sinodal.

“Cuando vi a una monja predicar ante el Papa, sentí que algo había cambiado para siempre. Fue como si la Iglesia me dijera: ‘te veo, te escucho, eres parte de esto’”Laura Sanz, teóloga laica española.

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