Mitos y marchas

El mito de la marcha de la “Generación Z”.

La marcha real en las calles fue multigeneracional: participaron abuelitos, niños, mujeres y hombres jóvenes —millennials y de la Generación Z—, como siempre ha ocurrido en este tipo de protestas pacíficas. Todas las generaciones marcharon unidas. La supuesta “marcha de la Generación Z” se agitó en el mundo digital y en los titulares de los medios tradicionales, pero no en la realidad.

Es un membrete para encabezar una disidencia controlada. Usan la red Discord, donde captan a verdaderos pero ingenuos opositores al pedirles sus datos. Uno de sus manejadores tiene 39 años.

El mito de los manifestantes violentos

La narrativa del Gobierno es que la derecha y los “jóvenes Z” llevaron a cabo una manifestación violenta. La realidad es que los propios manifestantes documentaron la llegada del llamado “bloque negro”, que se movió para causar violencia. Los dejaron actuar y, después, la policía cargó contra mujeres, ancianos y manifestantes pacíficos.

El Gobierno de izquierda, como los regímenes dictatoriales de esa línea, ha pasado a la etapa de reprimir con violencia a los disidentes, con el fin de parar a la oposición temprana.

El mito del “llegamos todas”

Se otorgan puestos públicos por género, no por capacidades ni méritos, y eso —según dicen— ayudaría a frenar la violencia contra las mujeres. Hoy gobierna una mujer en la Presidencia y otra en la Ciudad de México, y la agresión de sus cuerpos policiacos fue despiadada contra mujeres que se manifestaron pacíficamente. La violencia no tiene género.

El mito de las vallas para proteger el Palacio Nacional y la Catedral

Poner vallas fue en sí misma una provocación. La oposición real ha marchado muchas veces sin generar violencia. Fue una puesta en escena que obstaculizó la llegada al Zócalo; cuando algunos arribaron, se retiraron de inmediato. Había picazón en la garganta y los ojos por los gases lacrimógenos en el ambiente.

La idea es generar la narrativa de que la oposición es la violenta, como ya lo hacen los voceros del régimen. Nada nuevo, el mismo mecanismo usado por Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua.

Ventanas para ver la realidad.

Sin embargo, ahora los teléfonos celulares captan todo en el momento, para que cualquiera que se asome y analice las imágenes obtenga la verdad detrás del mito. Como quiera que sea, hay ventanas de libertad: TV Azteca transmitió en vivo y eso puede marcar una diferencia. La televisión abierta capta públicos que no se enteran por redes sociales ni entienden qué sucede. ¿Y Televisa? Como en la época del PRI todopoderoso, un soldado del sistema; hasta en sus programas de “análisis” tuvo que meter voces del oficialismo.

La realidad es que sí hay un movimiento nuevo que ha irrumpido, sacudiendo al sistema y a los viejos partidos que simulan ser oposición: el Movimiento del Sombrero. La indignación ha estallado porque, cuando alguien como Carlos Manzo proclama la verdad y le cuesta la vida, ha sembrado con su sangre el surgimiento de un movimiento de personas de bien, que creen en la bondad, la justicia y el amor como formas de vivir con justicia y dignidad. Y eso vale la pena defenderlo siempre.

Parafraseando a Chesterton: Es la democracia de los muertos que votan como testimonio para los vivos. Su ejemplo resuena en la eternidad.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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