Charlie Kirk, a quien el mundo ahora conoce, fue activista e idealista de un mundo mejor, fundador y conductor de “Turning Point”. Este es un movimiento enraizado en la fe, la libertad y el amor por su país. La organización dice defender los valores conservadores en los campus de institutos, colegios y universidades. Kirk tenía tres claves para la felicidad: la Fe, la Familia y la Libertad.
Claro, la fe en Dios es la base para ser mejores personas. Al comprobar datos sobre la práctica religiosa, informes dan a conocer que Kirk tenía razón al decir que: “Las personas que asisten a la Iglesia son más felices, que las personas que no lo hacen.”
El investigador Ryan Burge de la Universidad de Washington en St. Louis declara: “Las personas altamente religiosas son más felices que las personas que no lo son.” (Pew Religions Landscape Survey).
Los santos en general nos han mostrado la felicidad en la que viven con Dios. Un santo que vio la realidad de nuestra época, San Josemaría, hablaba sobre la “unidad de vida”, daba enseñanzas muy queridas por él diciendo que:
“La vida humana, con todas sus manifestaciones diversas, grandes y pequeñas, tiene una radical unidad.”
Charlie Kirk, quizá no conoció a este santo, pero vivió una vida muy parecida a sus enseñanzas: “El hombre no es un ser que vive aislado, tiene que habérselas con el mundo de cosas y personas que le circundan y en el que él mismo se halla situado.” (San Josemaría E. de B.)
En sus discursos, era notoria la alegría de Charlie y así murió de un segundo a otro, Dios no quiso que sufriera. El vivió con esa unidad de vida de la que nos habla Dios a través de los santos.
Escuchar los argumentos a favor de la vida que dio Kirk a estudiantes muy jóvenes de centros de estudio, nos puede hacer pensar que trató de explicarles lo que vale una vida humana, de lo que nos habla la “Ley Natural”.
Ante una jovencita que gritaba convencida sobre su “derecho” a quitarle la vida a un bebé en gestación, porque su decisión personal era la única que tenía valor, no la de su hijo en el útero. Kirk por el contrario, le respondió sobre el “derecho” de ese ser humano nonato a la vida y a tener un futuro.
En la ausencia de un consenso moral, las sociedades han de encontrar una manera de razonar juntos y coordinar su existencia hacia un ‘acuerdo moral,’ en dónde y cuando sea posible. En este mundo, la Ley Natural ofrece dicha plataforma para un acuerdo.
La participación racional de las creaturas de Dios en la ley eterna, permanece como una arquitectura moral escrita en la conciencia humana por el Creador. Esto es accesible para todos, precisamente porque está entretelada en lo que significa ser un humano.
Sin embargo, esta claridad no siempre es percibida debido al pecado. Esta época está marcada por el pecado, esfuerzo, competitividad y ambigüedad. En dicha época, el proyecto de construir una sociedad debería comenzar no por fantasías de unanimidad, sino con una antropología realista. Por muy idealistas que sean los líderes con buenas intenciones, han de entender que el hombre no está en un estado vacío, sino que es una creatura creada a la imagen de Dios, pero trágicamente dañada por el pecado.
Debido a esta dualidad, cualquier intento de construir un orden moral y político, debe luchar con dos verdades competitivas: La “imago Dei” (imagen de Dios) hace posible el razonamiento, pero el pecado original asegura que el razonamiento moral a menudo sea disputado, suprimido, corrompido o ignorado. Esta es la paradoja de nuestro momento, esta es la paradoja en que vivió Charlie Kirk.
He de destacar que, de acuerdo con varios medios de comunicación que han volcado sus opiniones positivas y/o negativas acerca de la labor de este personaje, la que más prevalece es que Charlie tenía como centralidad de su mensaje: el matrimonio y la familia. Él decía que: “no sólo la libertad es buena, sino que el matrimonio, los hijos y la familia son las bondades que trae consigo la libertad.”
Algunas de sus últimas palabras durante una entrevista con Fox News, cuatro días antes de su asesinato fueron:
“Las mujeres jóvenes priorizan sus carreras y el consumismo a expensas de búsquedas más significativas. Pero, tener hijos y criarlos es más importante que tener una carrera. Mis hijos importan más, que cuántos seguidores tengo en los medios sociales,” dijo Kirk. Y siguió diciendo: “… No se trata de ridiculizar, no se trata de moralizar. Se trata de elevar lo que es hermoso.”
Estudios sociológicos han razonado que: El matrimonio y los hijos dan una misión a los hombres y mujeres, fundamentando sus vidas en la responsabilidad y un sentido en algo más grande que sí mismos. Kirk mostró al mundo que poseía una unidad de vida.
Nosotros nos preguntamos: ¿Y cuál es el fundamento de la ‘unidad de vida? El amor de Dios. (Ref: San Josemaría)
Podremos o no estar de acuerdo todos, pero personajes como Kirk dirigen la vanguardia de la “Revolución del Sentido Común.”
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