México vive un contraste doloroso: crecimiento macroeconómico, aumento en el comercio exterior, desarrollo tecnológico claro en zonas urbanas… pero al mismo tiempo, una persistente desigualdad económica, educativa y social que margina a millones. Más allá de la pobreza —que también es real y urgente—, la desigualdad en la distribución del ingreso, la riqueza, las oportunidades y los servicios públicos amenaza con fracturar el tejido social. Cuando la mayoría ya no se siente parte de un proyecto común, cuando los espacios de diferencia (escuelas, vecindarios, salud) se segmentan, se debilita la cohesión social: ese sentido de que compartimos destino y responsabilidad colectiva.
En este artículo se examinan las cifras recientes que evidencian la desigualdad en México, cómo esta se traduce en falta de cohesión, ejemplos humanos que aterrizan las estadísticas, y finalmente, qué propone la Doctrina Social de la Iglesia y otros enfoques éticos y sociales para recuperar la solidaridad, la justicia y el bien común.
La desigualdad en cifras oficiales y su evolución
Ingreso y riqueza
- De acuerdo con la ENIGH 2024, los hogares más ricos ganan aproximadamente 14 veces más que los más pobres.
- Según datos de CONEVAL, razones de ingreso muestran que el ingreso promedio del 10% más rico es muchas veces mayor al del 10% más pobre, lo que indica una fuerte disparidad estructural.
- En cuanto a la riqueza acumulada y los activos financieros, un estudio de la CEPAL indica que en 2014, sólo el 37 % de la riqueza en México estaba en manos de los hogares, el resto correspondía al gobierno, empresas, instituciones financieras, etc. Esto revela una concentración significativa.
Educación, salud y oportunidades básicas
- La desigualdad educativa se amplía cuando consideramos acceso, calidad, infraestructura, recursos didácticos. Según IMCO, en 2023 México rebasó el promedio latinoamericano y del mundo en desigualdad educativa.
- Las carencias en servicios de salud, cobertura médica, mortalidad infantil o acceso a instalaciones sanitarias varían mucho entre estados, regiones rurales/urbanas e incluso dentro de las ciudades. Aunque cada quien no tenga exactamente la misma situación, quienes nacen en zonas marginadas o comunidades indígenas enfrentan barreras adicionales.
Regionales y comunitarias
- Según un reporte de Banxico, durante 2018-2022 todas las regiones de México mostraron crecimiento del ingreso real de personas en pobreza extrema más rápido que el promedio, lo que ha contribuido en parte a que la desigualdad se reduzca ligeramente.
- Sin embargo, esta mejora es lenta y dispareja: los estados del sur, las comunidades indígenas y rurales siguen rezagadas significativamente respecto al norte o a las grandes ciudades.
Evolución histórica
- Un estudio académico sobre medio siglo de desigualdad (1963-2010) documenta que hubo tres fases: primera una caída lenta hasta los 80, luego un aumento fuerte en los 80-90, y después de 2000 una disminución hacia un “escalón inferior”, pero sin retorno a los niveles más igualitarios.
- A pesar de avances en ciertos programas sociales, las estructuras económicas y políticas no han permitido eliminar del todo las brechas. Decenas de millones siguen sin servicios básicos, con empleos precarios, o viviendo generaciones con pocas opciones de movilidad social.
Cómo la desigualdad erosiona la cohesión social
La cohesión social se refiere a la capacidad de la sociedad para mantenerse unida: compartir normas, valores, espacios públicos, reconocimiento mutuo, confianza. Cuando se rompe, el tejido social se fragmenta. Algunos de los mecanismos por los cuales la desigualdad socava la cohesión social:
- Segregación espacial
Las diferencias económicas generan barrios de élite vs barrios marginados. Las comunidades pobres, muchas veces indígenas o rurales, quedan físicamente aisladas de infraestructuras de calidad, transporte público, servicios culturales, espacios seguros. Esto limita la interacción entre estratos sociales, lo que reduce la empatía, la solidaridad y aumenta la desvinculación. - Desigualdad educativa y cultural
Si la escuela en zonas acomodadas tiene mejor infraestructura, profesores mejor capacitados, acceso a tecnologías y oportunidades de vinculación social, los alumnos tienen ventaja no sólo en conocimiento, sino también en redes sociales. Los jóvenes de contextos desfavorecidos muchas veces no solo están en desventaja académica, sino que se sienten excluidos o “no invitados” al espacio institucional. - Salud y servicios públicos diferenciados
Cuando la atención médica, agua potable, electricidad o saneamiento tienen calidad muy desigual, las expectativas de vida, la capacidad de trabajo, la dignidad se afectan. Y también la percepción de justicia: quien tiene que viajar muchas horas, recibir atención deficiente o pagar servicios informales se siente en desigualdad de trato. - Movilidad social limitada
Que los hijos no puedan mejorar significativamente la condición de sus padres genera resignación generacional. Estudios recientes muestran que aproximadamente la mitad de quienes nacen en pobreza tienen muy baja probabilidad de superarla. - Desconfianza, resentimiento y fracturas de identidad
Cuando grandes grupos sienten que no participan del “crecimiento”, la política parece distante, los logros no se sienten propios, y emergen movimientos de resentimiento. Esto puede alimentar polarización política, desencanto democrático, bajo civismo. La falta de espacios comunes también reduce el contacto humano que hace posible la empatía.
Para aterrizar estos datos, aquí va la historia de María Mancilla, de 65 años, quien desde hace más de 30 limpia casas para sobrevivir. “Tengo que trabajar mucho para vivir mejor que como vivió mi madre”, dice, mientras trata de estirar los 7,500 pesos mensuales que gana, muchos de los cuales se van en deudas médicas. Apenas terminó la primaria; su hija pudo llegar a la preparatoria, pero los años siguen marcados por las necesidades básicas. María siente —no en teoría sino en su vida— que el costo de vivir dignamente crece, pero las oportunidades no. Este testimonio resume lo que muestran las estadísticas: pobreza heredada, movilidad social estancada, desigualdad territorial y de género.
Principios como la justicia social, la dignidad humana, el bien común, la solidaridad, la subsidiariedad. ¿Cómo se aplican al problema de la desigualdad?
- Dignidad humana: Toda persona merece vivir con posibilidades reales de desarrollo. No basta con responder a necesidades básicas: debe haber oportunidades de educación, salud, empleo decente.
- Solidaridad: La desigualdad obligada genera una responsabilidad social de quienes tienen más para crear condiciones para quienes tienen menos, no como caridad paternalista, sino como justicia distributiva.
- Bien común: No sólo el crecimiento económico importa, sino que sus frutos se compartan, que todos se sientan partícipes.
- Subsidiariedad: El Estado, las comunidades locales, la sociedad civil tienen que interactuar; no se trata solo de grandes políticas desde el centro, sino de acciones locales, participativas, que tomen en cuenta territorios y culturas distintas.
A partir de los datos, los testimonios y los principios éticos, aquí algunas propuestas para fortalecer la cohesión social mediante la reducción real de la desigualdad:
Propuesta | Descripción | Obstáculos principales |
---|---|---|
Reforma fiscal progresiva | Aumentar impuestos a los más ricos, corregir lagunas legales, combatir evasión, usar esos ingresos para mejorar servicios en áreas marginadas. | Resistencia política, intereses establecidos, percepción pública de impuestos como carga. |
Inversión sustancial en educación de calidad universal | Infraestructura, capacitación docente, tecnología, acceso igualitario, becas para quienes parten de desventaja. | Presupuesto, desigualdad territorial, corrupción, gestión local deficiente. |
Fortalecimiento de servicios de salud pública | Cobertura efectiva, calidad homogénea, atención médica accesible, prevención, infraestructura en comunidades apartadas. | Costos, desigualdad en distribución de médicos, logística en zonas remotas. |
Políticas de empleo digno y formalización | Incentivos a empresas que formalizan, salarios mínimos reales que aseguren dignidad, capacitación técnica, apoyo a emprendedores locales. | Mercado informal grande, resistencias empresariales, macro-economía que favorece externalización. |
Programas de cohesión social comunitaria | Espacios públicos compartidos, actividades culturales de integración inter-territorial, apoyo estatal a proyectos que unan distintos estratos sociales. | Falta de continuidad, recursos limitados, desigualdad de poder local que margina voces. |
Reducir la desigualdad no es solo asunto económico, es moral, social, político. México tiene leyes, instituciones como CONEVAL, derechos reconocidos constitucionalmente, pero falta poner en práctica, vigilar resultados, garantizar que quienes se sienten excluidos puedan insertarse en un proyecto de Nación que incluya diversidad, justicia y reciprocidad.
Conclusiones
- La desigualdad en México no es solo una estadística; es una realidad palpable que limita oportunidades, fractura comunidades y mina la confianza social.
- Aunque en algunos indicadores hay avances —una menor desigualdad regional, mejores ingresos reales para los más pobres en ciertos periodos—, el progreso es lento, desigual y aun insuficiente para restaurar cohesión social.
- Las personas como María Mancilla ilustran cómo la pobreza y desigualdad se heredan, se normalizan, y se sienten como destino. Pero también muestran que la esperanza depende de las políticas que reconozcan justicia distributiva y dignidad.
- Para que México avance hacia una sociedad cohesionada se necesitan no sólo esfuerzos técnicos, sino voluntad política sostenida, participación ciudadana, y una ética de solidaridad que vaya más allá del discurso.
- En el marco de la Doctrina Social de la Iglesia y valores compartidos mexicanos (familia, comunidad, justicia, trabajo), hay una base moral potente para emprender los cambios que permitan que el crecimiento económico, los avances educativos, los desarrollos regionales se compartan equitativamente.
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