México solidario: El valor que transforma sociedades

El Día Nacional de la Solidaridad va más allá de únicamente una conmemoración ético – moral en el calendario internacional. Consta de una invitación a reflexionar sobre la fuerza transformadora que surge cuando las personas trabajan juntas en favor del bien común. A lo largo de la historia, la solidaridad ha demostrado ser un motor que impulsa cambios sociales profundos, resuelve crisis humanitarias y construye sociedades más justas.

México, como muchos países del mundo, ha sido testigo de cómo la unión ciudadana en momentos críticos supera incluso las respuestas institucionales, dejando claro que la empatía y la cooperación son pilares fundamentales para el desarrollo social.

Origen y significado del día

En el marco internacional, la solidaridad es concebida como un valor esencial para la transformación social. De hecho, existen dos fechas que recuerdan este principio. Una de ellas es mundialmente decretada oficialmente por organismos internacionales como la ONU y la UNESCO, al proclamar el 20 de diciembre como el Día Internacional de la Solidaridad Humana.

Esta iniciativa se fundamenta en la Declaración del Milenio de Naciones Unidas, que señaló la solidaridad como uno de los valores fundamentales para las relaciones internacionales del siglo XXI. Bajo esta premisa, quienes más tienen deben apoyar a quienes enfrentan pobreza, hambre o enfermedades, impulsando así un modelo de cooperación global. De este compromiso surgieron proyectos como el Fondo Mundial de Solidaridad, orientado a erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano, especialmente en los países menos industrializados y en las comunidades más vulnerables.

El otro origen, que enmarca al 31 de agosto como Día de la Solidaridad, surge del movimiento social polaco Solidarność, fundado en 1980 como un sindicato que terminó por convertirse en símbolo de libertad y justicia. Este movimiento, encabezado por Lech Walesa, fue crucial en el debilitamiento del bloque comunista y en la caída del Muro de Berlín. Su impacto fue tan significativo que Walesa fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, reconociendo su labor en la promoción de la solidaridad no solo en Polonia, sino al convertirse en un icono mundial.

Tal como afirmaba el propio Walesa, “solo en la medida en que todos nos ayudemos y trabajemos por una causa común que proporcione el mayor bienestar a todos, viviremos en un mundo más pacífico, enriquecedor y próspero”.

La importancia de la solidaridad en nuestra sociedad

En años recientes, la solidaridad es más que un valor ético. La solidaridad es una respuesta activa frente a los desafíos globales. Gobiernos, instituciones y organizaciones civiles promueven a la solidaridad como un principio capaz de enfrentar la pobreza, reducir la desigualdad, responder a desastres naturales y atender crisis sanitarias, como lo fue la reciente pandemia por COVID-19.

Su valor radica en ubicar al bien común por encima del individualismo, al idear sociedades más justas e inclusivas. En contextos de crisis, la solidaridad ha demostrado su capacidad de respuesta inmediata, convirtiéndose en el lazo que une a comunidades enteras.

El ejemplo del movimiento Solidarnosc en Polonia recuerda que la solidaridad puede transformar sistemas políticos y reivindicar derechos fundamentales. En México, un referente cercano fue el levantamiento del EZLN en 1994, que visibilizó a comunidades históricamente marginadas, principalmente indígenas, y despertó en la sociedad un sentido de empatía en la otredad, hacia aquel que había permanecido excluido.

Mantenerse solidario no solo fortalece lazos sociales, sino que también genera beneficios individuales. La solidaridad a lo largo de los años se ha convertido en un estandarte de la empatía, la confianza, la felicidad y hasta la salud emocional, al reducir el estrés y aumentar el sentido de bienestar.

Acciones solidarias en México

El 19 de septiembre de 1985, un sismo de 8.1 grados sacudió la capital del país azteca. Ante la parálisis de las autoridades, fueron los propios ciudadanos quienes – sin maquinaria ni equipo especializado – removieron escombros con sus manos, improvisaron camillas de hospitales para el traslado de heridos, y rescataron a civiles de los escombros. Este hecho definitivamente marcó un antes y un después en la forma en que se entendía la sociedad civil organizada.

Tres décadas después, un 19 de septiembre de 2017, otro terremoto volvió a poner a prueba la solidaridad mexicana. Una vez más, miles de personas salieron a las calles para ayudar a los brigadistas, apoyar a la Cruz Roja y sumarse a labores de rescate, confirmando que la solidaridad se convirtió en un valor profundamente arraigado en nuestra identidad nacional.

A nivel institucional, la Cruz Roja es un ejemplo global de solidaridad, con actividades que van desde la ayuda en desastres hasta la promoción de la salud, la educación y la forma de marcar un cambio donando dinero a quienes más lo necesitan.

México también ha mostrado su compromiso solidario en el ámbito internacional. Ha compartido experiencia en políticas públicas contra incendios forestales con países de América Latina, el Caribe y hasta con naciones como Corea del Sur y Tailandia, contribuyendo a la construcción de soluciones globales.

¿Cómo aportar nuestro granito de arena?

Aunque la ONU no establece un programa fijo para este día, señala que cada país puede conmemorarlo de acuerdo con sus respectivas necesidades. La importancia de este día y su preservación consiste en realizar cualquier actividad que refleje un espíritu auténtico de solidaridad.

Existen múltiples formas de participar:

  • Apoyar a los más desfavorecidos con alimentos o ropa.
  • Organizar jornadas de salud gratuitas en comunidades vulnerables.
  • Participar en voluntariados o campañas de ONGs.
  • Adoptar mascotas abandonadas, una muestra de solidaridad hacia seres vivos que hoy forman parte del núcleo familiar en millones de hogares mexicanos.

Celebrar la solidaridad no requiere grandes gestos, sino pequeños actos cotidianos que, sumados, transforman vidas y construyen una sociedad más equitativa.

México y el mundo, unidos por la solidaridad

El Día Nacional de la Solidaridad es un recordatorio de que este valor es más que un principio moral, es una herramienta social y política para enfrentar las desigualdades, las crisis y los retos colectivos. Es importante tener dicha herramienta en cuenta, y no sólo prestar atención a sus días conmemorativos, sino mantener la reflexión y la solidaridad en el día a día.

En el ámbito internacional, la ONU lo considera un valor clave para el siglo XXI. En el ámbito histórico, el movimiento Solidarność mostró que la unión de los trabajadores podía derribar sistemas opresivos. Y en México, la respuesta ciudadana ante los sismos de 1985 y 2017 dejó claro que la solidaridad es parte de nuestro ADN nacional.

Más allá de fechas específicas, lo esencial es reconocer que la solidaridad es la base para sociedades más justas, resilientes y pacíficas. Practicarla no sólo transforma a las comunidades, también nos transforma como individuos.

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