EUA ignora reglas en minería oceánica, patrimonio mundial

Los minerales raros necesarios para satisfacer la demanda de productos tecnológicos, desde baterías hasta paneles solares, han despertado el interés por las profundidades marinas y lo que ofrecen. Desde el cobalto hasta el zinc, se ha observado una multitud de minerales de tierras raras en las exploraciones de los fondos oceánicos.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) es la autoridad mundial en materia de aguas profundas fuera de las jurisdicciones nacionales. Aunque Washington aprobó a principios de año una orden sobre la concesión de licencias en aguas internacionales, Leticia Carvalho, directora de la Autoridad, afirmó que Estados Unidos, que no es miembro del organismo, “va por la libre” en la explotación de estos bienes.

“El resto del mundo está unido y cohesionado, y todos apoyan el imperio de la ley y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos. La ISA es una superpotencia. Tenemos todos los conocimientos, tenemos la capacidad que nos da la ley, tenemos el mandato”, aseguró Carvalho.

A la pesca de los minerales marinos | Enseñanzas Náuticas

De hecho, según el derecho internacional, los fondos marinos situados fuera de las jurisdicciones nacionales no pertenecen a ninguna nación en concreto, afirmó Carvalho al tiempo de invitar a Estados Unidos a unirse a la organización.

Añadió que para hacer frente a estas preocupaciones, la entidad ha estado redactando un código minero como forma de garantizar que los fondos marinos permanezcan protegidos y no se conviertan en el “Salvaje Oeste” de la explotación.

La ISA otorgó 31 contratos de exploración minera a 21 empresas de 20 países hasta 2024, según el Informe y Situación de la Economía Mundial 2025 de la ONU. Aunque la minería comercial en aguas internacionales aún no ha comenzado, a la espera de que la Autoridad finalice un código internacional para la minería de aguas profundas, en estos momentos los países pueden llevar a cabo la minería de esas aguas dentro de sus propias aguas territoriales o “zonas económicas exclusivas”.

Según el informe de la ONU, incluso después de que se establezca el código internacional, quienes se dediquen a la minería de aguas profundas seguirán enfrentándose a grandes retos debido a los elevados requisitos de capital y costes operativos en relación con la minería convencional, así como a las enormes incertidumbres técnicas asociadas a los problemas únicos que rodean a la minería en el fondo del océano.

A este respecto, el Secretario General de la ONU, António Guterres, afirmó que los fondos marinos internacionales son “patrimonio común de la humanidad, un principio consagrado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que debe seguir guiándonos”.

“Debemos aunar nuestros esfuerzos globales en la acción por el clima, la preservación de la biodiversidad y la protección marina”, señaló.

“El océano profundo sigue siendo una de nuestras últimas fronteras. Es muy prometedor, pero también requiere mucha cautela”, apuntó.

Durante 30 años, la Autoridad ha contribuido a proteger este terreno compartido mediante una gobernanza pacífica y sostenible, y hoy en día, navega por complejos desafíos con cuidado y claridad, dijo, haciendo hincapié en que se debe avanzar “en la cooperación basada en la ciencia”, y seguir “trabajando juntos para salvaguardar el océano en beneficio de todas las personas, en todas partes”.

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