El COVID-19 no ha desaparecido. Aunque el foco de atención mundial ha disminuido desde el fin de la emergencia internacional en mayo de 2023, el virus SARS-CoV-2 sigue evolucionando. Hoy, una nueva variante denominada Stratus –oficialmente XFG– empieza a levantar alertas en Europa, Asia y otras regiones del mundo por su velocidad de propagación y un síntoma peculiar que comienza a llamar la atención: la ronquera severa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó recientemente a Stratus en su lista de variantes “bajo vigilancia” (VUM), una categoría que implica un seguimiento cercano debido a posibles cambios en el comportamiento del virus. Esta variante ha empezado a reemplazar progresivamente a su predecesora, NB.1.8.1, conocida como Nimbus.
Stratus fue detectada por primera vez en India en enero de 2025. Desde entonces, su presencia ha crecido rápidamente: según datos de la OMS correspondientes al periodo del 26 de mayo al 1 de junio, Stratus representa ya el 22.7 por ciento de las secuencias genéticas reportadas a nivel global. En Europa, su prevalencia creció del 10.6 al 16.7 por ciento, mientras que en el sudeste asiático alcanzó una preocupante tasa del 68.7 por ciento.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de las autoridades sanitarias es la forma en que esta variante se manifiesta en el cuerpo. Aunque conserva síntomas comunes como fiebre, fatiga, dolores musculares y congestión, lo que diferencia a Stratus es su impacto directo en la garganta.
Los casos registrados reportan dolor de garganta intenso, tos seca, dificultad para tragar y, especialmente, cambios notables en la voz, incluyendo ronquera severa. Esta sintomatología ha llevado a médicos de distintas regiones a considerarla como un indicador temprano de la infección por esta variante.
En contraste con otras mutaciones anteriores, como Delta u Ómicron, que afectaban más el sentido del olfato o del gusto, Stratus parece concentrar su acción en el tracto respiratorio superior, lo que ha incrementado la consulta médica por afecciones laríngeas.
Según reportes técnicos de la OMS, Stratus presenta mutaciones específicas en la proteína Spike, concretamente en las posiciones T478 y N487, las cuales podrían otorgarle una moderada capacidad para evadir anticuerpos. Sin embargo, hasta el momento no hay evidencia que sugiera que esta nueva variante provoque formas más graves de la enfermedad o que sea resistente a los antivirales aprobados.
Además, los estudios realizados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) indican que las vacunas actuales continúan siendo efectivas para prevenir cuadros sintomáticos severos derivados de esta variante. No obstante, el organismo ha recomendado reforzar los sistemas de vigilancia genómica y actualizar los datos con mayor frecuencia, ante el riesgo de que Stratus continúe extendiéndose sin detección oportuna.
La OMS ha insistido en que el COVID-19 sigue siendo una amenaza en evolución. El hecho de que las nuevas variantes no generen hospitalizaciones masivas como en años anteriores no debe ser interpretado como el fin del problema. La fatiga pandémica, la relajación de medidas sanitarias y la baja percepción de riesgo pueden jugar en contra de la salud pública.
En declaraciones recientes, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, enfatizó que aunque la situación global ha mejorado, “el virus sigue evolucionando y causando enfermedades”. La organización ha instado a los gobiernos a mantener la capacidad de respuesta, reforzar las campañas de vacunación y no desmantelar los sistemas de monitoreo epidemiológico, especialmente ante la aparición de nuevas variantes como Stratus.
Aunque por ahora Stratus no ha sido clasificada como variante de interés (VOI) ni de preocupación (VOC), los expertos coinciden en que su expansión debe ser tomada en serio. La comunidad científica internacional trabaja para entender mejor sus mecanismos de transmisión y evaluar el impacto potencial en sistemas de salud ya debilitados.
Por su parte, la ciudadanía enfrenta el reto de mantener la vigilancia individual: prestar atención a los síntomas inusuales, especialmente si hay cambios en la voz, y acudir oportunamente a revisión médica.
En medio de un mundo que intenta pasar la página del COVID-19, la aparición de Stratus recuerda que la historia del virus aún no ha terminado.
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