Repensar la educación XIII

Ser fieles a la verdad y al bien es el arte de vivir. Y todos pertenecemos a una sociedad civil y como el tema de fondo que estamos tratando es la educación, para desenvolvernos en un entorno benéfico, en la sociedad civil hemos de encontrar elementos adecuados a la verdad y al bien. Así es posible contar con un ambiente educativo donde se sigan cultivando y den fruto los aprendizajes recibidos en la escuela y en el hogar.  

La verdad es lo que es. Sin embargo, en la sociedad hay muchos intereses y no todos favorecen el bien común de la verdad porque hay demasiados subgrupos que tratan de imponer sus puntos de vista para controlar el poder y conseguir la esclavitud de las conciencias. De hecho, somos testigos directos de que actualmente quienes gobiernan se han adueñado de la “sabiduría” de señalar qué es la verdad. Es un trofeo mal habido y nadie se atreve a poner en orden tan tremendo modo de proceder. En la práctica ya no se respeta el bien público, los ciudadanos prefieren evitar más problemas y no defienden lo auténtico.

Otro desajuste está en el supuesto logro de la autonomía con las ofertas de las instituciones públicas y con el uso de la tecnología, porque paradójicamente todo esto introduce nuevos modos de control o de dependencia que constriñen la libertad personal de modos inusuales, pero más desconcertantes e inesperados.

Quienes acceden al poder lo retienen de muchos modos, pero uno muy certero consiste en descartar los argumentos de las personas que presentan cualquier tipo de oposición, etiquetándolos, ridiculizándolos o desacreditándolos y así impiden cualquier tipo de discusión que pudiera llevar a la solución de algunos problemas o a esclarecer la verdad y desenmascarar las artimañas. A quien se atreve a disentir lo califican de conservador, reaccionario, fundamentalista, progresista, revolucionario.

Los postulados de la revolución francesa instalados en el siglo XVIII no han dejado de citarse para legitimar el movimiento social al que se pertenece: libertad, Igualdad y fraternidad. Y suenan bien. pero son camaleónicos, porque esas palabras adoptan contenidos muy diversos según les convenga a los ideólogos de las variadísimas posturas.

Ese modo de proceder ha ido desdibujando el significado de las palabras y así la veracidad también se ha obscurecido. Por ejemplo: se califica de “temas sensibles” a los que desenmascaran una transgresión, como son las relaciones sexuales extramatrimoniales, o el desvío de los presupuestos, o las violaciones a menores y muchos otros. El relativismo ya no es una dictadura sino un modo contemporáneo de rendirse.  

Sin embargo, este modo de vivir no consigue la paz interior y esa insatisfacción desencadena agresividad para desahogar el malestar, pero de esta manera se fomentan acciones y reacciones insolidarias. Cuando se vive de esa manera tan tensa cualquier detalle puede desencadenar profundos altercados. Y eso destruye las relaciones humanas. Estamos propiciando relaciones muy frágiles.

Pero todo tiene solución, y la dictadura de la mentira se deshace con la recuperación de la verdad. Tomás de Aquino es vigente por su autenticidad y nos dice: adecuar nuestro intelecto a la realidad así percibimos la verdad, este es el camino que nos lleva a ver con objetividad lo que acontece. Este es un anhelo inscrito en lo más profundo de todos los seres humanos. Si llevamos a la práctica este modo de proceder alcanzaremos la paz y la tranquilidad personal y social.

Y la consecución de este logro dará la fortaleza para oponerse a muchas de las imposiciones de los modelos distorsionados propuestas por las autoridades. Es necesario convencerse de que la verdadera razón de la proliferación de las estructuras injustas sucede si los ciudadanos con ideas claras dejan de participar en las decisiones civiles. Entonces tampoco es posible contar con un entorno educativo o que facilite la educación.

Para combatir los problemas encontrados en el ambiente social es necesario armonizar el orden jurídico con el orden moral. Los gobernantes deben estar dispuestos a reconocer la ley moral universal, inscrita en el corazón de cada persona y adoptarla para que todas las leyes que propongan nunca la contradigan y sea considerada efectivamente. Si a su vez este criterio lo viven los demás gobernantes de los otros países se facilitará el buen entendimiento y el futuro de paz.

Este modo de humanizar las leyes evitará la posible tentación que puede derivarse de los avances tecnológicos, concretamente de la aplicación de la inteligencia artificial y que consiste en detener los intentos de elaborar una definición matemática de la bondad, la ética y la moral, que podrían estar entre los proyectos de los ingenieros y científicos de OpenAI, Scott Aaronson e Ilya Sutskever, para almacenar en un algoritmo. Esto nos llevaría a la aberración de dejarse gobernar por un instrumento.

Los científicos deben ser buenos colaboradores de los gobiernos para ayudar a la conservación de los recursos, para saber aprovecharlos adecuadamente o para recuperarlos o mejorarlos.

También todos los distintos profesionales de la comunicación tienen un gran protagonismo y poder de colaboración. Por eso, han de cuidar el lenguaje, el sentido de las palabras, no usar sucedáneos por falta de fortaleza, han de llamar las cosas por su nombre. Y tener la prudencia para analizar si es el momento de provocar determinadas reacciones en sus lectores. 

Para darnos cuenta de lo que en estos momentos consumimos, va el siguiente elenco: series hipersexualizadas, agresivas, violentas con héroes transgresores. ¿Esto educa o erotiza?

El tema no es nuevo: los ataques a la familia. En las series a demasiadas relaciones las presentan como familia: convivencias esporádicas y no sólo de hombre y mujer sino hombre y hombre, y mujer y mujer. La fidelidad es precaria, la responsabilidad respecto a los hijos muchas veces se corta de raíz: no habrá procreación. ¿Sin auténticos lazos familiares se conseguirán ciudadanos fieles a su patria?

Cada persona es relacional e irrepetible, si no cuidamos esas características esenciales ¿cuál será el futuro de la humanidad?

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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