La bipolar relación México – EU

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero de 2025 ha reavivado tensiones diplomáticas y temores económicos en México. La historia, lejos de repetirse, parece profundizarse. Con una agenda migratoria aún más dura, nuevas amenazas comerciales y un discurso que vuelve a criminalizar al vecino del sur, México enfrenta una etapa decisiva para redefinir su relación con la Casa Blanca.

“Trump no viene a reconciliar, viene a imponer. Y México tiene menos margen de maniobra que en 2017”, alerta la internacionalista Arlene Ramírez Uresti.

Contexto histórico

Durante su primer mandato, Trump agitó la relación bilateral con amenazas de aranceles, políticas migratorias agresivas y una retórica xenófoba. Sin embargo, también firmó el T-MEC, que consolidó el comercio regional.

Tras perder en 2020 ante Joe Biden, Trump mantuvo influencia política y regresó al poder en 2024 impulsado por una ola conservadora y nacionalista. En México, Claudia Sheinbaum asumió la presidencia apenas unos meses antes, en octubre de 2024, lo que ha generado un escenario diplomático inédito: dos nuevos gobiernos con visiones profundamente distintas sobre derechos humanos, economía y migración.

Lo que funcionó: el legado comercial del T-MEC

Durante el primer mandato de Trump, la renegociación del TLCAN hacia el T-MEC fue un logro reconocido por empresarios mexicanos y estadounidenses:

  • Se reforzó el contenido regional en la industria automotriz.
  • Se elevaron estándares laborales (especialmente en México).
  • Se mantuvo la estabilidad comercial durante momentos críticos.

“Sin el T-MEC, la pandemia hubiera colapsado las cadenas de suministro. El tratado fue la red de seguridad”, explicó Luz María de la Mora, exsubsecretaria de Comercio Exterior.

Hoy, este acuerdo sigue vigente, pero el nuevo mandato de Trump ya amenaza con modificarlo nuevamente, exigiendo mayor contenido estadounidense y nuevas cláusulas sobre seguridad nacional.

Las amenazas actuales: migración, militarización y economía

Desde su reelección, Trump ha retomado con fuerza sus banderas más duras:

a) Migración: la obsesión recargada

  • Ha reactivado la construcción del muro con fondos del Pentágono.
  • Propuso acuerdos de “tercer país seguro” con México, rechazados por Sheinbaum.
  • Promueve deportaciones masivas y ha ampliado redadas en ciudades santuario.

“Volvimos a tener miedo. La policía migratoria está otra vez en los parques, en las escuelas”, comparte Elena R., mexicana indocumentada en Arizona.

b) Presión militar

  • Trump ha insinuado enviar fuerzas especiales a México “para destruir cárteles”.
  • Legisladores republicanos han retomado la idea de declarar a los cárteles como organizaciones terroristas, lo que abriría la puerta a intervenciones unilaterales.

c) Amenazas comerciales

  • En abril de 2025, Trump amenazó con imponer aranceles al acero mexicano por “dumping”.
  • También puso en duda los beneficios arancelarios del T-MEC si México “no controla su frontera sur”.

La respuesta del gobierno mexicano

La presidenta Claudia Sheinbaum ha optado, hasta ahora, por un tono institucional pero firme. En marzo de 2025, rechazó públicamente las declaraciones de Trump sobre una intervención militar en México. Además:

  • Ha reforzado la cooperación migratoria con Centroamérica para evitar presiones bilaterales.
  • Sostuvo una reunión con empresarios estadounidenses para garantizar inversiones en México pese a los discursos de la Casa Blanca.

“No vamos a ceder soberanía, pero sí queremos mantener la cooperación económica”, dijo Sheinbaum en su primera rueda de prensa conjunta con Antony Blinken, aún secretario de Estado.

Opiniones y escenarios

Expertos, empresarios y diplomáticos coinciden en que esta “segunda vuelta” con Trump es más peligrosa por una razón: ya sabe hasta dónde puede presionar a México sin pagar un costo político interno.

“En 2019 amenazó con aranceles y México le respondió desplegando soldados. Ahora lo hará de nuevo”, advierte Duncan Wood, vicepresidente del Wilson Center.

Algunos sectores ven oportunidades en este nuevo mandato:

  • Posible relocalización industrial por razones geopolíticas (nearshoring).
  • Mayor inversión en infraestructura fronteriza.

Pero otros anticipan una etapa de humillación diplomática y chantajes económicos si México no impone límites claros.

Lo que está en juego

  • Soberanía nacional frente a presiones militares.
  • Seguridad jurídica para empresas exportadoras.
  • Derechos humanos de migrantes y mexicanos en EE.UU.
  • Estabilidad institucional en una región marcada por populismos enfrentados.

El regreso de Trump no es una repetición del pasado: es un desafío mayor. México enfrenta una presidencia estadounidense más audaz, con menos filtros y con un historial de haber doblegado gobiernos sin disparar una bala. Ante esto, se necesita claridad diplomática, alianzas regionales y una política exterior menos reactiva y más estratégica. El país no puede ser rehén del vecino del norte, pero tampoco puede renunciar a la cooperación.

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