Vivimos un cambio de época, no solo una época de cambios. Así lo ha diagnosticado el propio Papa Francisco: “No estamos simplemente viviendo una era de cambios, sino un cambio de era” (Fratelli Tutti, n. 116). Las crisis que enfrentamos —climática, espiritual, política, social— son mundiales, complejas y simultáneas. Según el informe 2024 del Foro Económico Mundial, la desconfianza institucional y la polarización cultural son ya riesgos prioritarios para la gobernanza global.
En ese contexto, el próximo Papa no podrá limitarse a custodiar el dogma o administrar el Vaticano: tendrá que ser una referencia ética global, un puente entre pueblos, un refugio para quienes buscan sentido. Como afirma la teóloga argentina Emilce Cuda: “La Iglesia necesita un Papa que no solo interprete los signos de los tiempos, sino que se convierta él mismo en signo de esperanza”.
El legado doctrinal de Francisco: cuatro columnas para sostener el presente
Los documentos de Francisco han sido brújulas para navegar en el caos. Aquí una mirada a las encíclicas que el nuevo Papa no podrá ignorar:
1. Lumen Fidei (2013): la luz que da sentido
Completada por Francisco tras la renuncia de Benedicto XVI, plantea que la fe no es un salto al vacío, sino una propuesta de sentido compartido.
“La fe no es una luz que disipa todas nuestras tinieblas, sino una lámpara que guía nuestros pasos en la noche” (LF, n. 57).
La filósofa italiana Chiara Giaccardi lo resume así: “Francisco quiere devolver a la fe su poder narrativo, su capacidad de ser lenguaje común en una sociedad fragmentada.”
2. Laudato Si’ (2015): clamor de la tierra, clamor de los pobres
Con más de 1000 menciones académicas desde su publicación, esta encíclica es ya un referente ambiental. Según un informe de The Lancet Planetary Health, fue citada en 38 acuerdos multilaterales sobre cambio climático.
“El grito de la tierra y el grito de los pobres no pueden seguir siendo ignorados.”
El ambientalista mexicano Gustavo Ampugnani, de Greenpeace, señaló: “Ningún otro líder religioso ha tenido la valentía de denunciar el extractivismo como pecado estructural.”
3. Fratelli Tutti (2020): fraternidad frente a los muros
Inspirada en San Francisco de Asís y firmada en Asís, es una encíclica sobre el pacto social roto. Propone un nuevo humanismo.
“Nadie se salva solo.”
El politólogo y vaticanista francés Henri Tincq advirtió que “Fratelli Tutti no es utopía: es una llamada al realismo fraterno en tiempos de cinismo global.”
4. Dilexit Nos (2023): el amor como estructura de la Iglesia
Menos conocida pero no menos revolucionaria, insiste en que la caridad no es asistencialismo sino justicia estructural.
“Una Iglesia sin amor es un organismo vacío, una moral sin compasión es pura ideología.”
Para el cardenal Jean-Claude Hollerich, “esta encíclica es una hoja de ruta para la Iglesia post-pandemia”.
Los grandes desafíos: una Iglesia entre el grito y el silencio
1. Crisis de fe y pertenencia
Según el Pew Research Center, solo el 23% de los jóvenes católicos en América Latina asisten regularmente a misa. En Europa, esa cifra cae al 12%. La socióloga mexicana María José Esparza explica: “Los jóvenes no están en contra de Dios; están desencantados de las estructuras.”
Testimonio: “Amo a Jesús, pero ya no me siento en casa en la Iglesia. No encuentro ahí a los pobres, ni a los que sufren”, cuenta Valeria, una joven voluntaria en un albergue de migrantes en Tijuana.
2. Crisis ecológica y ética
El calentamiento global podría forzar la migración de más de 200 millones de personas para 2050, según el Banco Mundial. Laudato Si’ ha sido aplaudida, pero poco implementada. El nuevo Papa tendrá que liderar acciones proféticas, como la desinversión del Vaticano en combustibles fósiles.
3. Desigualdad y pobreza global
Oxfam informó que el 1% más rico captó el 63% de la nueva riqueza mundial generada tras la pandemia. En contraste, más de 700 millones de personas viven con menos de 1.90 dólares al día.
Testimonio: “Necesitamos una Iglesia que no nos predique el cielo mientras morimos de hambre en la tierra”, dice Leonardo, un campesino desplazado por la violencia en Guerrero.
4. División interna y clericalismo
Los sínodos recientes muestran una Iglesia dividida entre el ala reformista y sectores conservadores. “El clericalismo es una perversión del ministerio”, ha dicho Francisco. El nuevo Papa deberá encontrar unidad sin uniformidad.
5. Guerra y diálogo interreligioso
La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada denunció que 1 de cada 7 cristianos en el mundo sufre persecución. El próximo Papa deberá reforzar los gestos de encuentro como el Documento de Fraternidad Humana con el Islam firmado en Abu Dabi (2019).
¿Qué tipo de Papa necesita el mundo hoy?
El próximo Papa será elegido en un mundo herido, incierto, fragmentado, pero no sin esperanza. Será evaluado no por su capacidad teológica, sino por su capacidad de consolar, de sostener, de conectar.
“Necesitamos un Papa que sepa llorar con la humanidad y reír con ella. Que no se avergüence de arremangarse y bajar al barro”, afirma el jesuita James Martin, conocido por su pastoral inclusiva.
Más que infalibilidad, hoy el mundo busca fiabilidad. Un líder que no tema la fragilidad del otro ni la suya propia. Alguien que no se proteja con muros, sino que construya puentes con el Evangelio como única bandera.
“Los verdaderos líderes no se imponen: acompañan. Y al hacerlo, sostienen.”
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