Para muchos el “no se despisten con el candidato” de Peña Nieto es similar al “no se hagan bolas, Colosio es el candidato del PRI”, que soltó Salinas de Gortari ante la invectiva de Camacho Solís, que quería sustituir, a como diera lugar, a Luis Donaldo en la candidatura presidencial del PRI.
Esa expresión pasará también a nuestro anecdotario político.
¿Se tratará sólo de un juego palaciego para darle más sabor al caldo?, y Peña parece disfrutarlo.
Es el auge del tapadismo, al que somos tan dados los mexicanos, aunque ya sin la fuerza de antes, pues hoy ningún candidato está seguro de ser el presidente, como ocurría cuando el PRI era la aplanadora e imperaba la “dictadura perfecta”.
De cualquier manera nos divierte discutir a los probables candidatos del PRI, y algunos de ellos se propician autoelogios en los medios de comunicación: Osorio Chong ha gastado buena lana en verse en encuestas como el priista puntero; Aurelio Nuño para que subrayen su energía para sacar a flote la Reforma Educativa, aunque no pudo con la CNTE; De la Madrid destaca los logros en turismo.
Dicen que Meade carece de experiencia política, pero su experiencia administrativa supera a todos: ha pasado por 4 secretarías en 2 sexenios (Energía, Hacienda, 2 veces, la cancillería y Sedesol), como Plutarco Elías Calles –recordó Videgaray- que fue secretario de Fomento y de Trabajo con Carranza; de Guerra con De la Huerta, y de Gobernación con Obregón.
Las opiniones divergen, pero el “destape” de Meade que hizo Videgaray parece ser un “el que tenga ojos para ver que vea y oídos para oír que oiga”; o ¿sería un error de éste? Habrá que ver si lo hizo por sus pistolas o se lo ordenaron para medir el agua a los chayotes.
De cuando Abel Quezada dijo “el Tapado fuma elegantes” en un cartón y casi le atinó, sólo que el bueno fumaba cigarros delicados y resultó López Mateos; hay sinnúmero de anécdotas que muestran cómo Ruiz Cortines se solazó en su sucesión.
Un día D. Rodrigo de Llano, director general de “Excélsior”, le pidió una cita. Al ser recibido y tras tocarle otros puntos, entró al propósito medular: ¿Cómo ve la sucesión, Sr. Presidente?, ¿podría indicarme cómo ve a los prospectos?, para orientarme, no para publicarlo.
El colmilludo D. Adolfo ya sabía que De Llano bateaba del lado de Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura, y sin remilgos empezó a repasar a los “calientes”.
¡Cómo se parece Morones Prieto, secretario de salubridad, al Benemérito! Ernesto Uruchurtu ha hecho muy buen papel en el Departamento del DF, y sería muy buen presidente en su primer sexenio. Antonio Carrillo Flores, secretario de Hacienda, es muy eficiente, pero no se vería muy bien a un “cobrón”, y aludió a otros.
Como De Llano vio que el Presidente no mencionada a su “gallo”, le preguntó: ¿Qué me dice de Flores Muñoz, y aquel “costal de mañas” contestó: ¿cómo se me había pasado Gilberto, si tal vez es el más indicado?
D. Rodrigo quiso cortar allí, más para despistar el periodista inquirió por último: ¿Y qué me dice de Adolfo López Mateos, secretario del Trabajo? D. Adolfo respondió simplemente ¿no le parece que aún está verde? Y fue el sucesor.
De Llano agradeció y se despidió del hombre del poder; tarde se le hacía tomar un teléfono para llamar a Flores Muñoz y transmitirle la noticia. Pero no podía pedir uno del Palacio y no había celulares. Salió apresuradamente y desde el primer aparato de alcancía que encontró citó a “su amigo” (que lo esperaba en ascuas) en el “Ambassador”, el legendario restaurant-bar, en el mismo edificio de “Excélsior”.
D. Adolfo quiso redondear aún más su despiste a costa de Flores Muñoz; sugirió a su esposa Doña María Izaguirre que invitara a desayunar a Los Pinos a Doña María Izquierdo de Flores Muñoz, y tras el almuerzo la invitó a recorrer la residencia para que viera qué modificaciones podía hacerle.
El “cruel” Ruiz Cortines ordenó todavía a Carrillo Flores que fuera con Gilberto a limpiarle las cuentas. Después del “destape” cuando D. Antonio le preguntó por qué le había ordenado eso, si no iba a ser el sucesor; muy quitado de la pena respondió: precisamente por eso, porque si fuera a serlo no necesitaría que le limpiarán la casa….
Mancera “chamaquea” a Anaya
Miguel Ángel Mancera busca la candidatura presidencial del frente Ciudadano, por las buenas o las malas, sin ponderar que con los votos solos del PRD apenas llegará a la esquina, y que ha sido tan desastrosa su gestión como jefe de gobierno, que los primeros en negarle votos serían los damnificados del 19/S y después gran parte de la población, a la que tiene agraviada.
Amagó con dejar el Frente y lanzarse por el PRD, donde tiene bien centaveados a Los Chuchos (que en eso se pintan solos) y a los jefes de las otras tribus: Héctor Bautista, de Alternativa Democrática Nacional, y Guadalupe Acosta Naranjo, de los Galileos, y su cochinito tiene aún para comprar otros grupos.
No dejará fuera a Alejandra Barrales, que acordó con Ricardo Anaya repartirse las candidaturas presidencial y de la CDMX, porque ella cumplió el papel que le asignó y ambos “chamaquearon” al jefe del PAN.
Así se frustrará el intento de armar un bloque partidista que dispute la grande al PRI y al Peje, que serán los ganones de este lance, pues les dejan la cancha sola para una campal, donde el que tenga más saliva comerá más pinole, y Mancera cumplirá el rol acordado con Peña Nieto, que juró no dejar llegar a Anaya por ningún motivo.
Será una batalla dizque contra la corrupción y la impunidad entre un PRI aliado inveterado de ambas lacras, y un ex miembro suyo, AMLO, que no canta mal las rancheras, porque las lleva en su gen político, aunque se dé baños de pureza y autocalifique de impoluto.
De ambos lados brotará la pus a borbotones, a no ser que convengan en no destapar la cloaca; pero el pueblo se los exigirá, pues ya está harto y espera compromisos serios y concretos para que la combatan, no que la destierren por arte de magia, como demagógicamente ofrece López Obrador.
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