Populismo sin contraste

La primera semana de campañas rumbo a la presidencia de la República ha traído propuestas, que ya el diario Reforma identificaba en su encabezado del viernes 8 de marzo, de la siguiente forma: “Marcan Ocurrencias el Inicio de Campañas”.

No importa si es la candidata oficialista o la de oposición, las dos caen en la fatal idea de prometer regalos y más regalos, sin decir de donde saldrán esos recursos. Un día Sheinbaum promete un apoyo bimestral para las mujeres, y otro día Xóchitl propone lo mismo, pero para hombres y mujeres. Al arrancar su campaña, Xóchitl firma con su sangre que seguirán todos los apoyos del presidente populista que hoy tenemos, pero no solo eso, ofrece que los apoyos a adultos mayores se entregarán ya desde los 60 años y no desde los de 65, como ocurre ahora. Entonces llega la oficialista Clara Brugada y ofrece pagar pensiones a partir de los 57 años a los habitantes de la CDMX.

Todas ofrecen dádivas. Como cuando vemos espectaculares en las carreteras y avenidas y un candidato promete crear 100 mil empleos, y luego, mientras avanzamos por el camino, otro candidato promete 150 mil; y así le pueden subir a la promesa el número que sea, pensando que al ver o escuchar esas propuestas los electores votarán por esos candidatos. Nada más falso.

En las elecciones como en la guerra, la primera víctima suele ser la verdad, ciertos políticos ven a los ciudadanos como menores de edad, a los que sólo hay que prometerles que recibirán obsequios de sus hadas madrinas sin esforzarse mayor cosa que dar su voto. Ese es el populismo.

Los populistas no informan cuánto va a costar y de donde saldrá el dinero de sus promesas. Porque la realidad es que no hay dinero del gobierno, el gobierno no genera ni un peso; son los ciudadanos que trabajan y pagan sus impuestos en cosas tan cotidianas como ir al súper.

El mensaje populista ha sido en cada campaña exactamente ese, el recurso fácil de repartir dinero, entregar apoyos y ampliar “derechos”. Así prometen los políticos de siempre.

Sin embargo, hay otros políticos con mayor tino y contraste, como el mensaje que dio desde Puebla, Cayetana Álvarez de Toledo, del Partido Popular de España, quien al hablar del populismo obtuvo un enorme éxito en las redes sociales por su alta dosis de verdad y sentido común.

Esta política española dio un mensaje claro y sin complejos. Habló con una verdad que debe incomodar sin duda al populismo oficialista; pero que también debería servir de autocrítica al populismo que se asoma en la candidata de la oposición. Ya que, por lo menos en el arranque de su campaña, no se diferencía de su oponente en eso de repartir el pastel sin decir cómo crearlo.

Cayetana Álvarez mencionó, entre otras cosas, que estos populistas instalan al papá gobierno y a la mamá gobierno, como los proveedores, con promesas incumplibles, para todos los ciudadanos sin responsabilidad y con un costo muy alto que se paga, tarde o temprano, con la quiebra económica de la nación y el aumento de la pobreza. Ahí está la historia de los que han ido por ese camino.

Si la oposición entiende que debe ir estratégicamente por los jóvenes y por los indecisos, más le vale contrastarse del populismo oficial y hablar con la verdad y sin complejos. Porque prometer y copiar, hasta con sangre, el mismo populismo social que tanto daño hace, no será la receta para llegar al segmento de muchos jóvenes e indecisos, que ni le creen, ni comparten ese discurso; cuya oferta, por cierto, tampoco va a impactar a los votantes duros del oficialismo.

“La verdad os hará libres”.

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