Políticos degeneran la democracia para perpetuarse en el poder

¿Estamos dirigiéndonos hacia una oclocracia? Es ineludible formarse e informarse.



Sobre el año 200 a.C., Polibio, historiador griego, en su obra Historiæ, VI, 3, 5-12; 4, 1-11, llamó oclocracia al fruto de la acción demagógica y la definió como “la tiranía de las mayorías incultas y uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas”. “Cuando ésta (la democracia), a su vez, se mancha de ilegalidad y violencias, con el pasar del tiempo, se constituye la oclocracia”.

Es ineludible, diría extremadamente trascendente, formarse e informarse. Debemos concientizarnos que toda la población debe participar de la vida política y esto hay que transmitirlo desde jóvenes en los colegios, institutos y universidades, etc. Si esto se hiciera, la clase política resultante sería verdaderamente ejemplar y por supuesto serían conscientes del papel que le encomiendan sus conciudadanos.

“El interés de los oclócratas que ejercen el poder es hacerlo degenerar en oclocracia, con el objetivo de mantener dicho poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad, hacia el cual vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores”.

Hay que destacar la desazón que produce la aplicación de políticas demagógicas, que con insistencia nos han disertado en mítines, congresos, debates o campañas electorales, y que como resultado hemos visto las desastrosas consecuencias para los ciudadanos.

Esto se extiende, no sólo en España, sino en Europa y en Estados Unidos. Los ignorantes, analfabetas y los resentidos quieren excluir en los centros educativos el pensamiento filosófico, eliminando la filosofía y pensadores como Aristóteles, Descartes o Kant.

Tenemos que hacerles ver a nuestros políticos y a nuestros nuevos gobernantes de Ayuntamientos, Comunidades y de la Nación, que la formación del ciudadano es imprescindible para el conocimiento de las cosas y, sin esto, no podemos argumentar y denunciar actuaciones incompetentes e ilícitas.

Es injusto e ilógico que nuestros jóvenes bien formados, con carreras universitarias se marchen fuera o se queden aquí sirviendo copas, mientras un gran número de nuestros políticos, que dirigen nuestro país, tengan una formación escasa o casi nula. Es de justicia que un ciudadano, al acceder a puestos de importancia en el gobierno o instituciones de la Nación, tenga unos requisitos (selección, oposición etc…)  como cualquier persona para desempeñar un puesto de trabajo.

El denunciar la corrupción de los poderes políticos y otros, el oponerse a la opresión y abusos que los gobernantes imponen al pueblo, el defender la libertad, dignidad e igualdad de todos, hace que cada uno de nosotros tengamos claro las exigencias que debemos reclamar a nuestros representantes, pues no cumplen con el deber y la responsabilidad que cada uno de los ciudadanos le hemos otorgado.

¿Qué imagen tenemos los ciudadanos de nuestra clase política y de las Instituciones del Estado?

Es inadmisible aún, que después de los innumerables casos de latrocinio y corruptelas, por parte de algunos miembros de la clase política, sindical y de otras instituciones, sigamos deteriorando nuestra democracia y consintiendo que la Justicia no sea implacable ante estos graves hechos que con el tiempo, y debido a intereses e ineficaz actuación, hagan que los delitos prescriban y los ladrones no devuelvan el dinero y se vayan sin su merecido castigo.

Señores políticos: ¿Cuándo se va a regenerar de forma inminente nuestro país? ¿Por qué nos hacen promesas en sus campañas electorales y nos mienten como a lerdos?

Estamos hartos de noticias alarmantes que nos llevan al desconcierto y miedo, estamos hartos de sus intrigas partidistas y de las informaciones pesadas sobre sus desavenencias y luchas por el poder ¿Creen que el pueblo está ajeno de todo esto y no se da cuenta del mal ejemplo que dan muchos de ustedes?

El sistema electoral y una gran mayoría de la población la pide a gritos, debe de cambiar, hay que regenerar nuestra democracia e instituciones con los poderes independientes y sin ningún vínculo político con ellos. ¡Qué resucite Montesquieu! De esta forma, el país avanzaría y, lo más importante, habría una conciencia social más solidaria y justa, sin ningún tipo de exclusiones ni privilegios y, sobre todo, más trabajo, menos impuestos; que es lo que necesita el pueblo.

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