¡Es la corrupción, estúpidos!

Como los mexicanos ya estamos más despiertos no nos tragamos las acusaciones de corrupción contra Anaya, para hacer creer que no sólo en el PRI hay delincuentes.


Meade, candidato del PRI


Peña Nieto, Videgaray, sus allegados y el PRI no quieren escuchar un símil del famoso aforismo de Bill Clinton: “Es la corrupción, estúpidos”.

Lanzaron al candidato presidencial José Antonio Meade, que iba a una lucha perdida por la loza pesada que le heredan, pues la gente no se chupa el dedo y sabe que desaparecieron inmensos caudales del erario con gobernadores como cómplices, a quienes permitieron expatriarse antes que entregaran el poder.

Y les siguen procesos de risa, que no avanzan para no sentenciarlos.

 

Tampoco se sabe el paradero de grandes ahorros de cada recorte anual del presupuesto federal y de los de los estados. Por lo que la Casa Blanca, la de Malinalco y otros ribetes vienen a ser meras propinas.

 

No se olvida la “estafa maestra” de Rosario Robles en Sedesol (donde hubo señalamientos para Meade, al menos por omisión) y Sedatu, y el entierro de la acusación de que Odebrecht sobornó a Lozoya Austin con 10 millones de dólares para la campaña presidencial de Peña, a cambio de contratos de Pemex atacarlas, vino el alarmante rechazo popular, sin par a Peña Nieto.

 

Como los mexicanos ya estamos más despiertos no nos tragamos las acusaciones de corrupción contra Anaya, para hacer creer que no sólo en el PRI hay delincuentes, y menos cuando vimos que Peña ordenó a la PGR ir con todo contra Ricardo y hacer mucha alharaca por un presunto lavado de dinero.

 

Para su desgracia no hallaron ni pretextos para enjuiciar al candidato del Frente. De lo contrario ya estaría en la cárcel.

 

Por menos cayeron presidentes y altos funcionarios en Perú y otros países.

 

Ni la sustracción de 1,800 millones de Sagarpa, por la supuesta entrega de apoyos monetarios a presuntos productores del campo, que no les llegaron a los verdaderos, sino si acaso migajas.

 

El saqueo fue despiadado y sin precedentes, y a los “héroes” de la corrupción y la impunidad, que nos dieron trofeos internacionales, los premian con nuevos “huesos” para seguir robando.

 

Por tanta corrupción e impunidad imperantes y el auge de la inseguridad pública, criminalidad e impericia del gobierno para

Se les cebó el cohete, dicen en mi pueblo.

 

Por eso Meade, con todas sus prendas, no creció, pese al dineral que le meten en propaganda mendaz en los medios y en encuestas “cuchareadas”. Su candidatura va al fracaso sin remedio.

 

Si a eso agregamos los pleitos internos entre sus estrategas y su desprecio a los priistas de cepa, los del voto duro, que se está difuminando…

 

Sale sobrando la llegada de Juárez Cisneros al liderato del PRI, por Reza Ochoa. Se acercará a las bases priistas con la campaña muy avanzada; pero ni él ni J. Antonio indican una vía seria para combatir la corrupción.

 

También en la campaña presidencial, el Peje llamó “minoría rapaz” y calumnió(“no quieren dejar de robar”) a los empresarios del Consejo Mexicano de Negocios (respaldados por las cúpulas del sector privado) por rechazar en desplegados sus imputaciones de realizar un “compló” contra él.

 

Volvió a irritarse y a exhibir su intolerancia y autoritarismo, por su talante dictatorial.

En el redivivo programa “Tercer grado” de Televisa, mostró otra vez su intransigencia, trató de evitar preguntas y lanzó un larguísimo monólogo.

 

Resolverá todos los problemas de México con su ejemplo de honradez, es la síntesis de su royo, que se cae por sí mismo, porque nuestras tantas lacras no pueden desparecer de un plumazo y menos por quien está corrompido hasta el tuétano y rodeado de congéneres.

 

Bartlett, Monreal, Ebrard, Napito, Elba Esther, Bejarano, Sheinbaum, Macedonio son botones de su ristra de impresentables, en quienes no ha permeado su “honradez”, pues le dieron tajada para ingresar a su club y que los redimiera.

 

Empezaría a resolver los problemas desde el 1 de julio (día de la elección), no el 1 de diciembre cuando supuestamente protestaría como Presidente. Al año viviríamos en jauja, autosuficientes en alimentos, con empleo, cero corrupción e impunidad. Todo sería “amor y paz”.

 

Ya se siente Presidente. Sus promesas se contradicen entre sí mismas, y al ver que el poder puede caérsele del plato a la boca, el tigre que trae dentro les ruge a sus opositores.

 

Repite hasta el cansancio que será un presidente respetuoso de la ley, impondrá el estado de derecho y acabará con el crimen y la inseguridad; mas no explica cómo ni con qué, ni en qué consiste la amnistía que otorgará a los capos.

 

No lo hace para no revelar que se la dará a cambio de que sigan sembrando muerte y odio en el país, y lo apoyen en una guerra civil, si no se le regala la Presidencia.

 

Hubo preguntas chispeantes de los periodistas de “Tercer Grado”. Las evadió a la torera y soltó su royo, fustigó a los empresarios y siguió sembrando discordia y odio entre los mexicanos, que lo llevaría a cosechar tempestades en su presunto gobierno, o al que quede en vez de él.

 

El mismo pavimenta el sendero hacia su derrota.

 

Es de subrayar que prometió tajantemente no reelegirse, igual que Hugo Chávez; a quien dijo nunca vio, aunque lo visitó en Caracas como jefe de gobierno del DF, pactó que lo ayudaría a ser presidente de México, y lo cumplió mediante su embajador, que le hizo propaganda aquí, y fue expulsado por ello por el presidente Fox.

 

En el debate rehusó contestar las preguntas; en “tercer grado” no dejaba que lo interrogaran y le molestaba que lo interrumpieran los cortes comerciales. Pero no se fue vivo, sino con algunas pintas su tigre, que es él mismo y está en asecho por si los electores no lo favorecen.

 

Televisa le obsequió una tribuna muy cómoda y excepcional. ¿Sería por miedo a que llegue al poder y se vengue sin nada de “amor y paz”?

Es claro: siembra calumnias, mentiras, engaños y promete lo contrario de lo que piensa hacer.

 

Por algo Marichuy (Ma. de Jesús Patricio Martínez) la candidata presidencial independiente del Congreso Nacional Indigenista, rechazó su invitación a unírsele, pues lo considera parte del sistema político, que dice combatir, o sea de “la mafia del poder”.

 

@yoinfluyo

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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