La impactante personalidad de Elba Esther

Consuelo Mendoza García es conferencista. Fue presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia. Es licenciada en Educación y maestra en Ciencias de la Familia por la Universidad de Santiago de Compostela.


Elba Esther personalidad


Cuando fui presidenta de la UNPF, tuve la oportunidad de conocer a la maestra Elba Esther y coincidir con ella en varios eventos hasta poco antes de su famoso encarcelamiento.

Era impactante el poder que ejercía sobre todas las personas que la rodeaban, el respeto con el que la trataban políticos, empresarios y académicos, pero sobre todo la admiración y enorme afecto con el que se le acercaban cientos de maestros con la esperanza de saludarla de mano o tener la suerte de sacarse una fotografía con ella.

Para el 2010, Alonso Lujambio, entonces Secretario de Educación, impulsaba una participación real de los padres de familia organizados dentro de la educación en México; quizá nunca antes se había dado como con él, un punto de diálogo y trabajo conjunto entre la SEP y la UNPF; y fueron varias las ocasiones en que coincidimos con la Maestra en el presídium de ceremonias gubernamentales tanto en los Pinos como en la Secretaría de Educación Pública Ella invariablemente al lado del presidente, siempre con un espacio para dar un mensaje triunfalista a los maestros y dando la impresión de estar engolosinada con el poder.

Era contrastante la personalidad de Elba Esther que requería de ropa, zapatos y bolsos de diseñadores famosos; maquillaje y peinados impecables; anillos y pulseras de diamantes y un discurso muy bien elaborado pero muchas veces mal leído; con la personalidad de la entonces primera dama Margarita Zavala cuya extrema sencillez reflejaba su inteligencia y le daba luz propia.

El poder del SNTE y de Gordillo, también se reflejaba en los eventos magnos que solo este sindicato tenía el poder para organizar, como el Congreso Nacional de Educación que se realizaba cada año, o el encuentro del Dalai Lama con los profesores, o las conferencias magistrales de Claudio X González o Carlos Kasuga en su auditorio a un lado del Templo de Santo Domingo en el centro de la ciudad.

Era ahí, en su espacio, en donde más afloraba su enigmática personalidad que sin tener muchos atributos para llamar la atención, dejaba percibir su enorme poder para dirigir e intimidar con una mirada a la gente que le rodeaba y que trabajaba para ella. Comenzando por el más fiel y sumiso de sus colaboradores, su siempre acompañante: Juan Díaz de la Torre, entonces Secretario General del Sindicato y actual presidente, a quien saludaba públicamente en sus discursos como “su entrañable compañero y amigo” y muchos otros de los que hoy forman el equipo más cercano de Juan.

La detención de Elba Esther en febrero del 2013 cuando se disponía a asistir al Consejo Nacional del SNTE, es ya parte de la historia que todos conocemos, porque fue la caída de una de las grandes líderes, para bien o para mal, de la historia de la educación y el sindicalismo en México, propiciada por la entrada del nuevo gobierno priista y su antiguo adversario como secretario de educación: el inaccesible Emilio Chuayfett.

Después de cinco años de supuesto encarcelamiento (pues la mayor parte del tiempo vivió en hospitales privados), a la señora Gordillo la suerte le vuelve a sonreír -no la justicia, que poco importa en estas circunstancias- con la llegada de un gobierno que más que la educación le importa el populismo.

“El duro tiempo de encierro fue también un duro y profundo aprendizaje, sin duda cambié” afirmó en su primera rueda de prensa, y es verdad, la imagen desafiante y petulante de la lideresa, contrasta con la anciana de cabello desteñido y ojos de ansiedad tras las rejas, y la mujer que hoy se presenta ante las cámaras intentando justificar lo injustificable y volver a conquistar una posición privilegiada frente a los maestros como la que tuvo durante 24 años; pero que ya no tiene el mismo brillo en los ojos, ni la misma mirada desafiante, quizás porque en ese “duro y profundo aprendizaje” estuvieron presentes también el dolor y la soledad del derrotado.

Hoy, ante la llegada de un nuevo gobierno que ya ha anunciado se dará marcha atrás a la incipiente reforma educativa, la señora Elba Esther resurge y sostiene triunfalista: “Recuperé la libertad, y la reforma educativa se ha derrumbado” como si esta frase elaborada fuera un buen presagio para la educación en México.

¿Hasta cuándo la educación estará supeditada a los intereses políticos? ¿Será que después de casi 30 años en que surgió la Maestra, no exista un líder capaz de asumir la causa de los buenos maestros? Sin buenos maestros no hay educación, sin educación no hay futuro.

 

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