El ciberacoso acecha a niños y jóvenes

El acoso escolar no es un problema nuevo ni desconocido por padres y maestros, sin embargo, los medios a través de los cuales se lleva a cabo como las redes sociales pueden pasar desapercibidos por los mayores.


Redes sociales


En los últimos años se ha puesto mayor atención al acoso escolar, también conocido como bullying, y tanto profesores como padres de familia se han dado a la tarea de evitar y corregir diversas conductas destructivas con las que los infantes son agredidos y que generan daños a su salud física y mental, y que pueden menoscabar el desarrollo y autoestima marcando sus vidas para siempre.

El uso de los medios cibernéticos y las redes sociales en las labores escolares cada vez iba tomando impuso, con la aparición de la pandemia se acrecentó, y aún más, casi se convirtió en el único medio a través del cual el sistema académico ha funcionado, por lo que el tema del acoso cibernético toma también una gran relevancia.

Si bien las aulas son uno de los principales escenarios donde se lleva a cabo esta conducta, no son los lugares exclusivos, ahora esta problemática también se realiza desde el ciberespacio, principalmente a través de Facebook y los teléfonos celulares.

De acuerdo al estudio Ciberacoso desde la perspectiva docente, elaborado por Isabel Pavez y Ligia García-Béjar, y publicado por la Universidad Panamericana, la evidencia indica que, en la medida en que la tecnología evoluciona y el acceso a ésta se hace más sencillo, la violencia a través de las redes asciende, sobre todo entre los adolescentes.

La investigación destaca que los profesores que más conocen y se interrelacionan con las redes sociales, pueden detectar con mayor facilidad cuando alguno de sus alumnos está siendo acosado por alguno de sus compañeros, ello le permite intervenir en la situación y aminorar o desactivar las agresiones. Resaltan que es fundamental que las escuelas pongan este tema como prioridad, pues es un fenómeno creciente y aún inexplorado por los profesores.

Por otra parte, señalan que “los altos niveles de conectividad y la falta de regulación hacen de Internet un contexto en el que confluye una diversidad de propósitos de uso, incluidos aquéllos asociados con la violencia, la adicción, la utilización de información privada, etcétera. En este sentido, se pueden detectar usuarios más vulnerables que otros: por el hecho de estar en una etapa de desarrollo de la personalidad, de sus emociones y de sus hábitos de comunicación, y dada la facilidad de acceso a las tecnologías en esa etapa, los niños y jóvenes pueden ser terreno fértil para protagonizar o padecer situaciones de agresión cibernética”.

Si los profesores no perciben el ciberacoso como un problema, los recursos y esfuerzos de las escuelas para implementar estrategias de prevención tienden a no dar resultados. Además, se ha indicado una falta de preparación en los docentes para identificar y manejar específicamente el acoso cibernético. Adicionalmente, está comprobado que la presencia de ciberacoso en el entorno escolar tiene impacto en el rendimiento académico, en la participación en actividades escolares e incluso en los niveles de asistencia a la escuela. Dichos indicadores pueden agravarse si el estudiante no ve en el profesor una autoridad capaz de ayudarle a resolver el problema.

A pesar de que hay docentes que conocen bien las redes sociales y son capaces de darse cuenta de que alguno de sus alumnos es víctima de ciberataque, la mayoría “se considera desprovisto de herramientas para contener e intervenir una situación de ciberacoso. Los participantes reportan que en los centros escolares a los que pertenecen rara vez existen protocolos claros para actuar en caso de una situación de ciberacoso”, destaca.

La mayoría de los profesores que fueron consultados para esta investigación se mostraron abiertos a recibir capacitación por parte de las instituciones que trabajan para combatir este problema, inclusive sugirieron que deberían incorporarse en el plan de estudios y en las clases de manera cotidiana, e incorporarse como parte de su capacitación y de políticas y protocolos escolares, cómo actuar en cuando se enfrenten a este tipo de problemas.

De esta manera los docentes consideraron que no sólo estarían alerta ante los casos de ciberacoso, sino también fomentarían dinámicas más efectivas en las que puedan tener roles más activos para prevenir e intervenir el ciberacoso u otros riesgos asociados al uso de internet.

El estudio menciona que en 2016 se hizo una investigación con 397estudiantes de nivel medio superior en la que de acuerdo a los resultados se pudo observar que existe una correlación entre este fenómeno y el rendimiento académico de los alumnos.

Por otra parte, en 2008 se hizo un estudio en 34 centros escolares donde se detectó que 20 por ciento de los estudiantes de nivel medio superior son víctimas de ciberacoso y que de acuerdo a una encuesta elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) los hombres de 12 años en adelante son los que más usan el celular y navegan por internet, y entre quienes se identificaron más casos de ciberacoso.

 

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