Lo hecho a Alfie Evans fue una eutanasia

La doctora Martha Tarasco Michel explica, desde la bioética, lo ocurrido con el pequeño Alfie Evans, quien fue diagnosticado con una enfermedad neurodegenerativa, y falleció seis días después de haber sido desconectado del ventilador artificial, luego de que los tribunales del Reino Unido le impidieran ser trasladado a otro hospital o a su propia casa.


Ilicita la desconexión de Alfie


Lo que se llevó a cabo con Alfie Evans “fue una eutanasia”, afirmó la Dra. Martha Tarasco Michel, investigadora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México Norte.

 

En entrevista con Yo Influyo, la doctora Tarasco señaló que los jueces y las autoridades del hospital en el que se encontraba el pequeño, todo el tiempo dijeron que su posición apuntaba hacia “el mejor interés del niño”, y con ese argumento buscaron la desconexión de Alfie del soporte vital; y tampoco se le alimentó ni hidrató, tanto antes como después de la desconexión sino hasta que los padres se dieron cuenta de ello.

 

De acuerdo con la especialista, lo ocurrido con Alfie fue una eutanasia, pues le retiraron “una medida de sostén vital”, con lo que se esperaba que el niño falleciera cuando no era éticamente lícito hacerlo en las condiciones en que se encontraba el pequeño.

 

La investigadora indicó que sólo es lícito quitar una medida de sostén vital (hidratación, nutrición y respiración) o una medida terapéutica necesaria para poder vivir, “cuando tal medio no causa un cambio en la patología del paciente”. Es decir, cuando ya no lo asimile el organismo o la persona ha muerto, lo que ocurre cuando “ha cesado el automatismo cardiorrespiratorio”, aunque la persona se halle conectada a algún tipo de soporte.

 

La entrevistada aclaró que perder este automatismo, cuyo control está en el tallo cerebral, no es lo mismo que perder la conciencia, que se regula en la corteza cerebral. O sea que se puede estar inconsciente pero vivo, aún cuando no se recupere la conciencia.

 

Explicó que para un hospital es sencillo determinar esta condición, mediante el electroencefalograma o un “estudio de potenciales evocados de tallo cerebral”. Si resultan planos, la persona ha fallecido aunque esté conectada a un soporte artificial.

 

En el caso de Alfie, el hospital Alder Hey, de Liverpool nunca mostró estas evidencias, por lo que las condiciones antes descritas no se reunían en el pequeño. La Doctora subrayó que éticamente hablando, no debía realizarse la desconexión e indicó que los principios éticos no cambian sin embargo jurídicamente sí fue posible llevarla a cabo, ya que a diferencia de la ética, las leyes sí pueden modificarse.

 

Tras la desconexión, se suponía que Alfie moriría pocos minutos después, pero no ocurrió así, ya que el niño logró seguir vivo por varios días más.

 

No obstante, agregó Tarasco, dado que la intención de la desconexión era que muriera -como ocurrió al final- se trató de una eutanasia. Ante la necesidad del ventilador, de acuerdo con la doctora, se debió permitir que su situación evolucionara hasta la muerte natural, lo que, de cualquier forma, no hubiera sido un proceso muy prolongado.

 

No obstante, agrega, por la razón que fuese, “al hospital le urgía que Alfie se muriera”-

 

“Ellos buscaban matar a Alfie”, afirmó la especialista, quien llamó la atención sobre el hecho de que todas las medidas que tomaron, iban encaminadas a “terminar con la vida de Alfie”.

 

Puedes leer: Alfie, a casa pero no a Roma

 

Además, señaló que la negativa para que fuese trasladado a otra institución de salud “muestra temor de ser juzgados por otros”.

 

Por otro lado, respecto del tema de que no se tomó en cuenta la posición de los padres, la investigadora señaló que esto no es algo que deba determinar la situación, ya que, por el contrario, en el caso Karen Ann Quinlan en Estados Unidos, fueron los padres los que pugnaban por la desconexión. Sin embargo, después de aplicarla, vivió nueve años más.

 

Subrayó que es necesario escuchar a los familiares del paciente y a este mismo si puede comunicarse, pero lo fundamental es que ni el Estado, ni la familia, deben matar al paciente: “La razón más importante es que no debemos de matar a nadie”.

 

La doctora Tarasco Michel acotó que, en todo caso, si no existen posibilidades de lograr una mejora en la salud del paciente, deben darse los cuidados paliativos, que son una verdadera solución para el enfermo.

 

 

 

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