Visa condicionada a tu perfil digital

En un giro significativo hacia un mayor escrutinio migratorio, el gobierno de Estados Unidos anunció que los solicitantes de visas de estudiante y de intercambio deberán mantener sus perfiles de redes sociales configurados como públicos. Esta disposición, emitida por el Departamento de Estado, busca reforzar el control sobre quién entra al país, en un contexto de tensiones políticas internas y conflictos globales.

La nueva política aplica a quienes tramiten las visas tipo F (estudiantes académicos), M (estudiantes vocacionales) y J (visitantes de intercambio, incluidos investigadores y becarios). De acuerdo con declaraciones obtenidas por la agencia EFE, los oficiales consulares están autorizados a revisar los perfiles públicos en busca de publicaciones que puedan ser consideradas “hostiles” hacia el gobierno, los ciudadanos o los valores fundamentales de Estados Unidos.

Una vigilancia digital como nuevo estándar migratorio

Aunque desde 2019 se solicitaba que los solicitantes de visas informaran sus redes sociales, esta nueva política marca un cambio más profundo: no solo se recolectará la información, sino que se exigirá el acceso público a los perfiles, bajo el riesgo de que la privacidad sea interpretada como “ocultamiento de información”.

Un funcionario del Departamento de Estado explicó bajo anonimato:

“No se trata de invadir la vida privada, sino de proteger nuestro país. Las redes públicas permiten un análisis más eficiente de riesgos potenciales.”

La medida fue anunciada como condición para reanudar las citas consulares suspendidas desde el 27 de mayo, en medio de una oleada de cancelaciones de visados a estudiantes extranjeros que participaron en protestas pro-Palestina. Diversas universidades, como Harvard, han sido también señaladas por supuestos sesgos ideológicos, lo que ha derivado en amenazas de retirarles fondos federales o imponer restricciones a estudiantes internacionales.

El temor a la autocensura

Organizaciones de derechos civiles han manifestado su preocupación ante la nueva medida. La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) advirtió en un comunicado que este tipo de vigilancia puede generar un clima de autocensura y temor entre los jóvenes solicitantes.

“Obligar a los estudiantes a abrir sus redes sociales equivale a forzarlos a vigilarse a sí mismos. El riesgo de interpretación subjetiva es altísimo”, señaló la organización.

Testimonios como el de Daniela Ramírez, estudiante mexicana aceptada en una maestría en Boston, reflejan esa preocupación: “Estuve a punto de borrar mi cuenta de Twitter por miedo a que una crítica política pasada afectara mi visa. Me siento observada, y no es una buena sensación cuando solo quieres estudiar.”

Una política con raíces en la era Trump

La vigilancia de redes sociales tiene su origen en las reformas migratorias impulsadas por Donald Trump durante su presidencia. Aunque el gobierno de Joe Biden prometió una política migratoria más humanitaria, muchas de esas reformas han permanecido o incluso se han profundizado, sobre todo ante el aumento de tensiones globales, como la guerra en Gaza.

En efecto, Estados Unidos ha cancelado miles de visados en los últimos meses, no solo a estudiantes, sino también a académicos y activistas, algunos sin una explicación formal. La medida parece responder a una creciente presión política para reforzar la “seguridad ideológica” en los campus universitarios.

¿Qué deben saber los solicitantes mexicanos?

Quienes deseen estudiar en Estados Unidos deben tramitar alguna de las siguientes visas:

  • Visa F-1: para estudios académicos.
  • Visa M-1: para estudios vocacionales o técnicos.
  • Visa J-1: para programas de intercambio, como becas o prácticas.

El trámite debe realizarse a través del portal del Departamento de Estado, donde se especifican los requisitos, pasos y costos. A partir de ahora, tener redes sociales públicas y coherentes con los valores democráticos del país será un nuevo requisito informal, pero crucial.

Una  vigilancia ideológica con rostro digital

El nuevo control sobre las redes sociales como parte del proceso de visado abre un debate complejo sobre soberanía, libertad de expresión y discriminación. Aunque el gobierno estadounidense argumenta que se trata de una medida de seguridad, el impacto psicológico y ético sobre los jóvenes solicitantes es innegable.

Estados Unidos se presenta como tierra de oportunidades, pero para muchos jóvenes ahora también representa un filtro ideológico más. En el nombre de la seguridad, el riesgo de limitar la diversidad de pensamiento parece más presente que nunca.

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