La tecnología nunca debe reemplazar la enseñanza presencial dirigida por maestros: Unesco

Los países deben establecer normas para la forma en que se diseña y utiliza la tecnología en la educación con la finalidad de que nunca reemplace la instrucción presencial dirigida por maestros, indicó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

En un nuevo informe sobre la tecnología en la educación, presentado en Montevideo, Uruguay, la Unesco urge al uso adecuado de esos avances en la formación académica de niños y adultos.

Asimismo, destaca la falta de una gobernanza y regulación adecuadas de la tecnología en la esfera educativa y advierte sobre los perjuicios que puede tener en los procesos de aprendizaje.

Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, señaló que la revolución digital “tiene un potencial inconmensurable”, pero agregó que así como se ha alertado sobre su regulación en la sociedad, se debe vigilar su uso en la educación.

“Su utilización debe ser para mejorar las experiencias de aprendizaje y para el bienestar de estudiantes y docentes, no en detrimento de ellos. Se deben colocar primero las necesidades del alumno y el apoyo a los maestros. Las conexiones en línea no reemplazan la interacción humana”, apuntó.

El estudio plantea a los responsables de elaborar políticas educativas cuatro preguntas básicas que insta a responder cuando se eche mano de la tecnología en la educación.

El primero de esos cuestionamientos se refiere a qué tan apropiada es la tecnología, puesto que si bien puede mejorar algunos tipos de aprendizaje en ciertos contextos, sus beneficios desaparecen cuando se usa en exceso o en ausencia de un maestro calificado.

Para reforzar este argumento, la Unesco explica que distribuir computadoras a los estudiantes no mejora el aprendizaje si los docentes no están involucrados en la experiencia pedagógica.

Además, lamenta que aunque los teléfonos inteligentes han demostrado ser una distracción para el aprendizaje, menos de una cuarta parte de los países prohíben su uso en las escuelas.

El director del informe, Manos Antoninis, dijo que se debe enseñar a los niños a vivir con y sin tecnología, “a tomar lo que necesiten de una información abundante y a ignorar lo que no es necesario, permitiendo así que la tecnología apoye, pero nunca suplante las interacciones humanas en la enseñanza y el aprendizaje”.

La Unesco también indicó que la desigualdad de aprendizaje se amplía cuando la instrucción es únicamente remota y el contenido en línea no siempre es adecuado para el contexto, toda vez que cerca del 90 por ciento de los materiales de educación superior en línea se diseñaron en Europa o Norteamérica y gran parte de la biblioteca global está en inglés.

La segunda cuestión es si la tecnología en la educación es equitativa en vista de que durante la pandemia de COVID-19, el cambio acelerado al aprendizaje en línea dejó fuera al menos a 500 millones de estudiantes en el mundo, afectando sobre todo a los más pobres o a los de las zonas rurales.

En este punto, el informe hace hincapié en que si bien cada vez es más necesaria la conectividad y el acceso a internet, una de cada cuatro escuelas primarias carece de electricidad, por lo que exhorta a la comunidad internacional a movilizar recursos para conectar a la red a todas las escuelas del mundo para 2030.

La tercera pregunta es si los beneficios de la tecnología en la educación se pueden extender a todos los estudiantes en todos los contextos, puesto que por el momento, casi todos los reportes sobre su utilidad citan evidencia proveniente de Estados Unidos y han sido elaborados por las propias empresas de tecnología.

Además, la Unesco detalla que muchos países ignoran los costos a largo plazo de las compras de tecnología y que ese mercado se expande mientras que las necesidades de educación básica siguen sin cubrirse.

Según la agencia de la ONU, la conectividad a internet en escuelas y hogares costaría más de mil millones de dólares por día.

En cuarto lugar, el informe pregunta si la tecnología en la educación es sostenible y suena la alarma con respecto al crecimiento de la inteligencia artificial generativa, aseverando que esto hace imperativa la alfabetización digital y el pensamiento crítico para hacerle frente.

El estudio precisa que sólo once de 51 gobiernos encuestados tienen planes de estudio para la inteligencia artificial.

Por otra parte, la Unesco enfatiza que los docentes también necesitan una formación adecuada y que actualmente sólo la mitad de los países cuentan con estándares para desarrollar sus habilidades en tecnologías de la información, con pocos programas de formación de profesores en materia de ciberseguridad a pesar de que el cinco por ciento de los ataques para robar datos tienen como objetivo la educación.

Finalmente, el informe aboga por los derechos de los usuarios puesto que hoy en día los países que garantizan por ley la privacidad de los datos en la educación apenas llegan a 16 por ciento, en tanto que 39 de los 42 gobiernos que brindaron educación en línea durante la pandemia fomentaron usos que pusieron en riesgo o infringieron los derechos de los niños.

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