Durante casi un siglo, el mundo giró en torno a Washington. Desde las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos emergió como la indiscutible superpotencia global: militarmente dominante, económicamente pujante y culturalmente omnipresente. Sin embargo, hoy se escucha cada vez con más fuerza una pregunta incómoda: ¿estamos presenciando el fin del siglo americano?
Analizar el posible declive de Estados Unidos no es un ejercicio ideológico, sino una necesidad geopolítica. Comprender los factores que erosionan su liderazgo y las fuerzas que empujan a nuevos actores al centro del escenario es clave para anticipar los giros del orden mundial.
Contexto histórico: el apogeo del imperio
Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no solo fue vencedor, sino arquitecto de un nuevo orden. El Plan Marshall, la creación de la ONU, el FMI y el Banco Mundial, la OTAN y el dólar como moneda de reserva cimentaron una hegemonía sin precedentes.
Durante la Guerra Fría, su poder militar y su economía —que en 1960 representaba más del 40% del PIB mundial— sostuvieron un liderazgo que se reafirmó tras el colapso soviético en 1991. Como escribió Charles Krauthammer, fue “el momento unipolar”, con EE.UU. como árbitro global.
Pero esa supremacía comenzó a mostrar grietas en el siglo XXI.
Indicadores del cambio
La primera señal fue económica. En 2000, Estados Unidos representaba el 30% del PIB mundial. En 2023, según el Banco Mundial, apenas alcanzaba el 24%, mientras China superó el 18% y sigue creciendo.
En el ámbito militar, aunque EE.UU. gasta más que cualquier otro país (877 mil millones de dólares en 2022, según el SIPRI), sus intervenciones —Afganistán, Irak, Libia— han dejado heridas profundas sin resultados concluyentes.
En tecnología, China lidera en sectores clave como la inteligencia artificial, la producción de baterías eléctricas y las telecomunicaciones 5G. Huawei y ByteDance han desafiado a Silicon Valley en su propio terreno.
Y en lo político, la desconfianza hacia Washington crece. En el Eurobarómetro de 2023, solo el 27% de los europeos encuestados veía a EE.UU. como “socio confiable”. Mientras tanto, bloques como el BRICS se expanden con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica atrayendo nuevos miembros como Irán y Argentina.
Factores internos e internacionales
Internamente, EE.UU. enfrenta una polarización sin precedentes. Según Pew Research (2023), el 65% de los estadounidenses cree que el país está “más dividido que nunca desde la Guerra de Secesión”. Las crisis de opioides, el racismo estructural, la inflación y las dudas sobre la solidez democrática —especialmente tras el asalto al Capitolio en 2021— han erosionado su imagen de faro democrático.
Externamente, el mundo ya no obedece los mismos mandatos. China construye alianzas en África y América Latina a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Rusia desafía las normas internacionales con la invasión a Ucrania. India, Turquía y Arabia Saudita se posicionan como potencias regionales independientes.
“La era del dominio occidental ha terminado”, afirmó Josep Borrell, Alto Representante de la UE, en 2022. “Debemos adaptarnos a un mundo en el que el poder está mucho más distribuido”.
Impacto global
El debilitamiento relativo de EE.UU. ha generado un reacomodo global. La guerra en Ucrania mostró una Europa más asertiva, mientras países como China negocian la paz en Medio Oriente. La política exterior estadounidense parece ir detrás de los acontecimientos, no delante.
Para los aliados, esto supone incertidumbre. ¿Qué tan fiable es EE.UU. como garante de seguridad o estabilidad? Para los adversarios, es una oportunidad para avanzar agendas propias. En 2023, más de 40 países expresaron interés en unirse a los BRICS, buscando alternativas al dólar y al sistema financiero occidental.
La fragmentación del liderazgo global también complica la gobernanza climática, sanitaria o migratoria. Sin un liderazgo claro, las crisis se multiplican sin respuestas coordinadas.
Perspectivas a futuro
¿Puede EE.UU. reinventarse? Algunos analistas creen que sí. El historiador Stephen Wertheim sostiene que “la verdadera fortaleza de Estados Unidos siempre ha estado en su capacidad de adaptación”. La democracia más antigua aún tiene vastos recursos: universidades, centros de innovación, alianzas militares, un mercado interno robusto y una sociedad civil vibrante.
Pero el mundo ya no espera órdenes desde Washington. En un mundo multipolar, la cooperación será más valiosa que la dominación. EE.UU. deberá construir influencia a través del ejemplo, la diplomacia y la innovación compartida.
“La hegemonía ha terminado”, dice Fareed Zakaria. “Lo que viene es la competencia, y eso exige más inteligencia que poder”.
El declive de Estados Unidos como potencia única es, más que una caída, una transición. El mundo ya no gira en torno a una sola estrella. China, la UE, India, y otras fuerzas emergentes han diluido la supremacía estadounidense.
Esto no significa que EE.UU. esté acabado, sino que debe aprender a liderar en un escenario compartido. Como en toda época de cambio, los riesgos aumentan, pero también las oportunidades. El mundo no necesita otro imperio: necesita equilibrios, diálogo y responsabilidad compartida.
- Banco Mundial, “World Development Indicators”, 2023
- SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), “Military Expenditure Database”, 2023
- Pew Research Center, “Political Polarization in the U.S.”, 2023
- Eurobarómetro 2023, Comisión Europea
- Fareed Zakaria, The Post-American World, W. W. Norton & Company, 2008
- Stephen Wertheim, Tomorrow, the World, Harvard University Press, 2020
- Josep Borrell, Discurso en el European Diplomatic Academy, 2022
- Charles Krauthammer, “The Unipolar Moment”, Foreign Affairs, 1990
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