Democracia, un ideal incompleto en México

La democracia es, en teoría, la forma de gobierno en la que el poder reside en el pueblo. Sus pilares son las elecciones libres, derechos civiles garantizados, división de poderes y rendición de cuentas, los cuales han sido defendidos desde la antigüedad, pero adquirieron relevancia universal en el siglo XX tras la expansión del sufragio y el reconocimiento de los derechos humanos. Sin embargo, la democracia no es un destino alcanzado, sino un proceso frágil que requiere vigilancia constante.

Su importancia se entiende mejor si se piensa en lo que ocurre cuando falta: gobiernos autoritarios, represión, censura, corrupción sin freno y ciudadanos reducidos al silencio. De ahí que organismos internacionales adviertan que, sin instituciones sólidas ni participación ciudadana, la democracia puede degradarse rápidamente. La democracia es mucho más que un sistema político: es un ideal que debe hacerse realidad cada día.

Con esa premisa, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió en 2007 instituir el Día Internacional de la Democracia, conmemoración que se celebra cada 15 de septiembre desde 2008. La iniciativa nació en el marco de la Unión Interparlamentaria, que en 1997 aprobó la Declaración Universal sobre la Democracia, y se consolidó en Doha, Qatar, durante la sexta Conferencia Internacional sobre Nuevas y Restauradas Democracias.

El objetivo era el de crear una fecha que recordara a los Estados y a las sociedades que la democracia no es inmutable, sino un bien común que debe protegerse y reforzarse frente a las amenazas internas y externas. Cada año, Naciones Unidas aprovecha la conmemoración para evaluar los retrocesos y avances democráticos a escala global. En 2024, por ejemplo, el secretario general de la ONU, António Guterres advirtió sobre el auge del autoritarismo y las crecientes restricciones a la libertad de prensa, un recordatorio de que la democracia enfrenta presiones cada vez más serias.

México, democracia en entredicho

En el caso de México, el panorama es contradictorio. El país es visto como una democracia electoral consolidada: organiza comicios regulares, cuenta con instituciones autónomas como el Instituto Nacional Electoral (INE) y ha experimentado alternancia en la Presidencia desde el año 2000. Sin embargo, organismos internacionales coinciden en que no se trata de una democracia plena.

El Índice de Democracia 2023 de The Economist Intelligence Unit clasificó a México como una democracia defectuosa, ubicándolo en el lugar 86 de 167 países, detrás de naciones latinoamericanas como Uruguay, Chile o Costa Rica. Entre las razones destacan la debilidad del Estado de derecho, la violencia asociada al crimen organizado, la corrupción endémica y los ataques a la prensa.

Freedom House, en su informe 2024, calificó a México como un país parcialmente libre, subrayando que aunque las elecciones son competitivas, las amenazas a periodistas, la impunidad y la infiltración del crimen organizado en instituciones públicas limitan el ejercicio pleno de la democracia. Además, la organización IDEA Internacional advierte que las reformas impulsadas en los últimos años que contemplan desde cambios al INE hasta propuestas para que jueces sean electos por voto popular, han generado preocupaciones sobre una posible concentración de poder y debilitamiento institucional.

El diagnóstico internacional coincide en varios frentes: la violencia generalizada, con más de 30 mil homicidios dolosos al año, mina la confianza ciudadana y afecta el ejercicio de derechos políticos en amplias regiones del país. La corrupción y la impunidad, con casos emblemáticos sin sanción y un sistema judicial débil, dificultan que los ciudadanos vean reflejada la rendición de cuentas. La libertad de prensa también se encuentra bajo amenaza, pues México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Finalmente, aunque existe pluralidad en las urnas, amplios sectores de la población como indígenas, mujeres y comunidades rurales, enfrentan barreras para incidir de manera efectiva en la vida pública.

La conmemoración del Día Internacional de la Democracia llega, por tanto, como un llamado urgente en países como México. El ideal democrático no se reduce a votar cada cierto número de años: implica instituciones que funcionen, una prensa libre, justicia efectiva y ciudadanos capaces de incidir en su destino. Mientras el país continúe en la categoría de democracia defectuosa, el reto será doble: conservar los avances alcanzados en las últimas dos décadas y enfrentar los desafíos estructurales que impiden que la democracia mexicana sea no sólo formal, sino también plena y sustantiva.

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