Del silencio a la resistencia: mujer indígena

Cada 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, instaurado en 1983 en el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiahuanaco, Bolivia. La fecha honra la memoria de Bartolina Sisa, líder aymara ejecutada en 1782 por luchar contra la opresión colonial. Pero más allá de su origen, este día busca visibilizar la realidad de millones de mujeres indígenas en el mundo: guardianas de culturas milenarias, pero también víctimas de marginación, pobreza y violencia estructural.

“Las mujeres indígenas son doblemente discriminadas: por ser mujeres y por pertenecer a pueblos originarios”, señala la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en un informe de 2023. El reconocimiento internacional no es solo un acto simbólico, sino un llamado urgente a transformar estructuras que perpetúan desigualdades históricas.

Origen e historia

La conmemoración nació en un contexto de reivindicación social en América Latina. Durante la década de los ochenta, los movimientos indígenas buscaban reconocimiento político y cultural. Según la ONU Mujeres, fue la figura de Bartolina Sisa la que inspiró la fecha: una mujer que, junto con su esposo Tupac Katari, encabezó rebeliones contra el dominio español. Su brutal asesinato fue símbolo del intento de borrar la resistencia indígena femenina.

El día, desde entonces, es un espacio de memoria y denuncia, pero también de celebración de la riqueza cultural y de los aportes de las mujeres indígenas al desarrollo de sus pueblos.

Situación actual de las mujeres indígenas

En México, más de 6.4 millones de mujeres se reconocen como indígenas (INEGI, Censo 2020). Ellas constituyen la columna vertebral de comunidades que mantienen vivas 68 lenguas originarias, tradiciones y formas de organización social. Sin embargo, su realidad está marcada por contrastes.

Retos y desafíos

  • Pobreza y desigualdad: El Coneval estima que 7 de cada 10 mujeres indígenas viven en condiciones de pobreza, muy por encima del promedio nacional.
  • Acceso limitado a salud y educación: En zonas rurales, el acceso a servicios médicos de calidad es limitado, lo que deriva en alta mortalidad materna. El UNICEF documenta que las niñas indígenas tienen mayores probabilidades de abandonar la escuela por razones económicas y culturales.
  • Violencia y discriminación: De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, el 40% de las mujeres indígenas declaró haber sido tratada de forma injusta por su origen étnico o lengua.
  • Despojo territorial: Muchas enfrentan criminalización cuando defienden sus tierras frente a megaproyectos extractivos.

Contribuciones y logros

A pesar de ello, las mujeres indígenas son también protagonistas de cambios:

  • Lideran movimientos de defensa del territorio y medio ambiente, como Martha “Paty” Patricia Gualinga, líder kichwa en Ecuador.
  • Encabezan procesos de educación intercultural y preservación lingüística.
  • Representan voces clave en foros internacionales; en 2022, la mexicana Yásnaya Aguilar, lingüista mixe, intervino ante la ONU para exigir políticas de preservación cultural.

“Las mujeres indígenas sostienen la vida comunitaria y son portadoras de saberes ancestrales. Sin ellas, los pueblos desaparecerían”, afirma la antropóloga Alicia Castellanos.

María Teresa, mujer zapoteca de Oaxaca, comparte: “Yo crecí viendo a mi madre hacer trueque en el mercado y tejer en telar. Nunca fue reconocida como líder, pero gracias a ella yo estudié enfermería. A veces siento que el mundo nos mira como folclore, pero nuestra lucha es real: queremos que nuestras hijas vivan con derechos y sin miedo”. Este testimonio refleja la tensión entre tradición e invisibilidad. Para muchas jóvenes indígenas, la educación es una vía de emancipación, pero la falta de políticas públicas efectivas limita esas oportunidades.

Cada 5 de septiembre se organizan actividades en América y Europa:

  • Marchas y manifestaciones: En Bolivia y Perú se realizan caminatas en memoria de Bartolina Sisa.
  • Conferencias y foros académicos: Universidades mexicanas como la UNAM organizan coloquios sobre género y pueblos originarios.
  • Ferias culturales: En Chiapas y Oaxaca, comunidades exhiben artesanías, textiles y gastronomía indígena como expresión de resistencia cultural.
  • Campañas digitales: Redes sociales se llenan de mensajes que invitan a reflexionar sobre la deuda histórica con estas mujeres.

En México, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) impulsa programas de capacitación y liderazgos comunitarios en torno a esta fecha.

Impacto y relevancia global

La conmemoración ha servido para colocar la agenda de las mujeres indígenas en el ámbito internacional. La ONU ha reconocido la necesidad de integrar su voz en la toma de decisiones sobre cambio climático y biodiversidad, dado que son ellas quienes sostienen prácticas de cuidado ambiental.

A nivel regional, la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) ha exhortado a los gobiernos a fortalecer marcos legales que protejan contra la violencia y la discriminación.

Desafíos actuales y objetivos futuros

A pesar de los avances en visibilidad, los retos persisten:

  • Garantizar derechos colectivos: Reconocimiento de territorios y autonomía cultural.
  • Acceso a justicia: Evitar que la violencia contra mujeres indígenas quede en la impunidad.
  • Educación inclusiva: Políticas que integren la lengua y cultura indígenas en programas educativos.
  • Empoderamiento económico: Fomentar proyectos productivos sostenibles liderados por mujeres.

“Mientras no haya equidad real en la distribución de recursos y respeto a las culturas originarias, la conmemoración será un recordatorio de una deuda pendiente”, advierte Norma Don Juan, coordinadora de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México.

El Día Internacional de la Mujer Indígena no es solo un acto de memoria, sino un llamado a transformar estructuras injustas. La dignidad humana no depende de origen, género o cultura, sino que es inherente a toda persona.

Valorar a las mujeres indígenas implica reconocerlas como protagonistas de la historia y del futuro. Implica escucharlas, garantizar sus derechos y aprender de su sabiduría. Porque como afirma el proverbio zapoteco: “Una comunidad sin mujeres no tiene raíz ni flor”.

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.