El 2 de octubre es una fecha que condensa dos mensajes poderosos: la defensa de la paz y la memoria contra la violencia. Por un lado, el Día Internacional de la No Violencia, proclamado en 2007 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), honra el natalicio de Mahatma Gandhi y su legado de resistencia pacífica como herramienta de transformación social.
Por otro lado, en México, la misma fecha recuerda la matanza de Tlatelolco de 1968, un episodio que reveló las consecuencias de la represión estatal frente a una protesta pacífica.
En este contexto, reflexionar sobre la vigencia del principio de la no violencia no solo es un ejercicio de memoria histórica, sino también una necesidad ante las cifras actuales de violencia en el mundo y los retos que enfrenta la sociedad para construir espacios de convivencia más justos, tolerantes y seguros.
Gandhi y el origen de la conmemoración
El 2 de octubre fue proclamado como Día Internacional de la No Violencia por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2007, en honor al natalicio de Mahatma Gandhi, líder de la independencia de la India.
Gandhi se convirtió en símbolo universal de resistencia pacífica al demostrar que era posible enfrentar al colonialismo británico con desobediencia civil y no violencia, como lo ejemplificó en la histórica Marcha de la Sal de 1930.
Su premisa, “los medios justos conducen a fines justos”, sentó las bases de movimientos no violentos en todo el mundo. Desde entonces, la ONU organiza cada 2 de octubre actividades culturales y pedagógicas que buscan fomentar la paz, la tolerancia y el respeto entre los pueblos.
La violencia en cifras: un reto vigente
De acuerdo con la ONU, cada año 1.6 millones de personas mueren a causa de actos violentos. Entre las formas más recurrentes se encuentran: Violencia de género, violencia racial, violencia religiosa, violencia homofóbica, violencia criminal.
Uno de los indicadores más alarmantes es el de la violencia contra la mujer. Según la ONU, 35% de las mujeres asesinadas en el mundo son a manos de su pareja o familiares, y en 2017 la proporción aumentó hasta 50%.
Además de los feminicidios, millones de mujeres enfrentan acoso, violación, violencia psicológica y verbal, lo que refleja la profundidad del problema.
En 2018, el Instituto Mahatma Gandhi de Educación para la Paz lanzó la campaña digital #KindnessMatters, que invitaba a compartir actos de bondad como herramienta para contrarrestar la violencia. La iniciativa evidenció el potencial de la acción colectiva en entornos físicos y virtuales.
Educación y niñez: la prevención desde la raíz
Diversos organismos internacionales destacan la importancia de la educación para la paz como estrategia de largo plazo. La UNICEF impulsa programas en contextos de guerra o conflicto armado para reducir el impacto psicológico en la niñez a través del arte, el deporte y la mediación.
Ejemplos de estas iniciativas son: “Sueño con la paz”, recopilación de escritos y dibujos de niños de la ex Yugoslavia; manuales escolares de educación para la resolución de conflictos aplicados en distintas regiones; proyectos de deporte para el desarrollo, que buscan prevenir la violencia a través de la convivencia y el trabajo en equipo; uso de nuevas tecnologías educativas para sensibilizar a jóvenes sobre problemáticas globales y su vínculo con la paz.
Estos esfuerzos buscan que niños y adolescentes adquieran habilidades de negociación, pensamiento crítico y comunicación no violenta, pilares para una cultura de paz.
Cómo se conmemora el día
Cada 2 de octubre, gobiernos, escuelas, organizaciones sociales y organismos internacionales promueven actividades orientadas a recordar que existen caminos no violentos para resolver conflictos.
La ONU y el Instituto Gandhi organizan foros, talleres, proyecciones culturales y campañas digitales para difundir el mensaje. A nivel ciudadano, se alienta a que las personas sean portavoces de la no violencia con acciones sencillas como difundir mensajes en redes sociales, promover actividades educativas en escuelas, y fomentar dinámicas de diálogo comunitario.
El objetivo es visibilizar alternativas pacíficas en un contexto donde la violencia, lejos de disminuir, se mantiene como un desafío global.
2 de octubre en México: memoria y resistencia
La conmemoración del Día Internacional de la No Violencia coincide en México con el aniversario de la matanza de Tlatelolco de 1968.
El 2 de octubre de aquel año, estudiantes que participaban en un mitin en la Plaza de las Tres Culturas fueron reprimidos por el Ejército y el Batallón Olimpia, en un hecho que dejó un número de muertos aún no esclarecido: se estiman entre 200 y 300, aunque versiones oficiales redujeron la cifra a 30.
El episodio marcó un parteaguas en la historia política y social del país, evidenciando la represión estatal contra la protesta pacífica. A más de cinco décadas, la consigna “2 de octubre no se olvida” sigue vigente como recordatorio de que la lucha por los derechos humanos y la libertad de expresión requiere espacios libres de violencia.
La coincidencia entre ambas fechas refuerza la necesidad de impulsar una cultura de memoria y no violencia, donde el diálogo y la justicia sustituyan a la represión y el autoritarismo.
De la memoria a la acción: el reto de construir una cultura de no violencia
El Día Internacional de la No Violencia y el aniversario de la matanza de Tlatelolco convergen en un mismo mensaje: la urgencia de replantear cómo enfrentamos los conflictos como sociedad. Mientras Gandhi mostró al mundo que la desobediencia civil podía doblegar a un imperio sin disparar un arma, el 2 de octubre de 1968 en México evidenció el costo humano de sofocar con violencia una exigencia legítima de libertad y justicia.
Hoy, cuando la violencia se manifiesta en múltiples formas — desde la de género hasta la represión política — el reto no es únicamente conmemorar, sino transformar la memoria en acción colectiva. Educar a nuevas generaciones en la cultura de paz, fortalecer instituciones democráticas y erradicar la impunidad son pasos esenciales para que el principio de la no violencia deje de ser solo un ideal y se convierta en una práctica social.
La coincidencia de ambas conmemoraciones recuerda que la paz no es pasividad, sino la construcción activa de sociedades donde la justicia, la dignidad y el respeto a los derechos humanos prevalezcan por encima de la fuerza y la represión.
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