La relación entre México y Estados Unidos no solo se mide en tratados comerciales, disputas migratorias o cooperación en seguridad. Existe una dimensión mucho más íntima y cotidiana: la cultura compartida. Pese a los vaivenes políticos, el intercambio cultural ha tendido puentes que han fortalecido la comprensión mutua y la convivencia entre dos pueblos que, lejos de vivir de espaldas, se abrazan diariamente en la música, el idioma, la gastronomía y las tradiciones.
“El español se habla en casa y el inglés en la escuela”, resume Rosa María Gutiérrez, mexicana de segunda generación nacida en San Diego, quien vive entre dos códigos lingüísticos y afectivos. “Mis abuelos son de Tijuana, mis padres cruzaron para trabajar y ahora yo estudio arte en California, pero mis colores son los de Frida Kahlo”. Como Rosa María, millones de personas viven una realidad binacional que ha generado una identidad méxico-americana cada vez más visible y reconocida.
Idioma: el español conquista EE. UU., el inglés influencia México
Uno de los legados más tangibles del entrelazamiento cultural es el bilingüismo. Según datos del U.S. Census Bureau (2023), más de 41 millones de personas hablan español en EE. UU. como lengua materna, y otros 12 millones lo dominan como segundo idioma. Esto convierte a Estados Unidos en el segundo país con más hispanohablantes del mundo, solo detrás de México.
En estados como California, Texas o Nuevo México, el español forma parte del paisaje: desde señalizaciones bilingües en hospitales hasta juzgados que operan con intérpretes. Empresas, escuelas y medios como Univisión y Telemundo adaptan su contenido a audiencias biculturales. En paralelo, en México, el inglés ha dejado de ser un lujo para convertirse en una herramienta de movilidad social. Aunque solo entre 5 y 12% de la población es realmente bilingüe según el British Council (2020), su presencia en canciones, películas, negocios y redes sociales es ubicua.
Este cruce idiomático ha originado formas híbridas como el “Spanglish”, especialmente en comunidades chicanas, donde es común el code-switching y la creación de palabras como “parquear” o “textear”. Lejos de ser una corrupción del lenguaje, es expresión viva de identidades duales.
Gastronomía: el taco llegó para quedarse
No hay símbolo más popular de México en EE. UU. que la comida. Lo que en los años 50 era un gusto “étnico” limitado a barrios latinos, hoy es mainstream. Según la consultora Statista (2024), más del 70% de los estadounidenses consume comida mexicana al menos una vez al mes. Restaurantes como Chipotle o cadenas como Taco Bell –aunque cuestionadas por su fidelidad a las recetas– dan cuenta de esta popularidad.
Por su parte, México ha recibido una intensa influencia de los hábitos alimenticios estadounidenses, desde las franquicias de comida rápida hasta la expansión de productos ultraprocesados. Esto ha tenido consecuencias negativas en salud: el país ocupa los primeros lugares en obesidad infantil, según datos de la OCDE (2023). No obstante, el intercambio también ha generado un auge de chefs que reinterpretan platillos mexicanos en EE. UU. con alta cocina, como Enrique Olvera y Daniela Soto-Innes, premiados internacionalmente.
Música, cine y arte: un mestizaje sonoro y visual
Desde las rancheras de Jorge Negrete hasta el éxito de “Ella Baila Sola” en 2023, la música mexicana ha encontrado eco en EE. UU. El mariachi, la banda sinaloense, el norteño y el pop latino forman parte de las playlists de jóvenes estadounidenses. En sentido inverso, la influencia de la música estadounidense en México es profunda: desde el rock de los 60 hasta el reguetón actual (aunque de origen puertorriqueño, impulsado desde Miami), ha moldeado generaciones.
En el cine, el “Mexican moment” ha sido encabezado por directores como Alfonso Cuarón, Alejandro G. Iñárritu y Guillermo del Toro, quienes ganaron Premios Óscar al mejor director entre 2013 y 2020. Actrices como Salma Hayek o Tenoch Huerta han roto estereotipos en Hollywood, abriendo camino a más representaciones latinas.
En el arte plástico, la figura de Frida Kahlo ha sido rescatada y convertida en ícono pop gracias, entre otras razones, a la comunidad chicana de California. Su rostro adorna desde camisetas hasta murales urbanos. En palabras de la historiadora Margaret Lindauer, “Frida se convirtió en símbolo de resistencia, feminismo e identidad méxico-americana antes de ser canonizada por el mercado global del arte”.
Tradiciones compartidas: entre catrinas y pavos
Las celebraciones son termómetro de la fusión cultural. El Día de Muertos ha ganado un lugar en la agenda estadounidense gracias a películas como Coco (2017), al activismo cultural de migrantes y a la expansión de rituales como las ofrendas públicas en ciudades como Los Ángeles, Chicago o Nueva York.
En contraparte, Halloween y Thanksgiving se han colado en la vida mexicana. Aunque algunos puristas los critican como “colonización cultural”, muchas familias disfrutan de ambas tradiciones sin conflicto: niños pidiendo dulces disfrazados y al día siguiente montando altares a sus difuntos.
Deporte: cuando el balón y el bat cruzan fronteras
En el ámbito deportivo, el fútbol y el béisbol han cruzado el Río Bravo en ambos sentidos. El fútbol, tradicionalmente más popular en México, ha ganado terreno en EE. UU. gracias a la influencia latina y a eventos como la Copa Oro o los partidos de la selección mexicana en ciudades estadounidenses.
En 2023, según la empresa Soccer United Marketing, más de 1.5 millones de mexicanos asistieron a partidos de la selección en EE. UU., generando ingresos multimillonarios. “Es una fiesta con tacos, banderas y mucho orgullo”, dice Javier Sandoval, migrante de Michoacán que viajó desde Chicago a Dallas para ver el partido México vs. Honduras.
Por su parte, el béisbol –originario de EE. UU.– es pasión norteña en México. Peloteros como Fernando Valenzuela o Adrián González son leyendas en ambos países. La Liga Mexicana de Béisbol y las Grandes Ligas mantienen vínculos estrechos y programas de intercambio.
Arte institucional y cooperación cultural
Más allá de la cultura popular, también existe cooperación institucional. La Secretaría de Cultura de México ha trabajado con museos estadounidenses para realizar exposiciones conjuntas y proteger patrimonio robado o extraviado. En los años 90, la muestra México: Esplendor de 30 siglos fue visitada por más de 2 millones de personas en EE. UU., marcando un antes y después en la percepción del arte mexicano.
Además, fundaciones como Mellon, Getty y el Smithsonian han financiado programas de restauración y residencias para artistas mexicanos. Aunque algunas piezas siguen en disputa –como las piezas mayas saqueadas por Edward Thompson en Yucatán–, hay esfuerzos recientes por lograr repatriaciones o exposiciones temporales compartidas.
Comunidades binacionales: una frontera porosa
En ciudades como Tijuana y San Diego, el intercambio es diario. Hay quienes cruzan a trabajar, estudiar o hacer compras. Familias mixtas celebran tanto el Día de la Independencia de México como el 4 de julio. Y en la cotidianidad, el Spanglish es el idioma madre.
El escritor fronterizo Luis Humberto Crosthwaite ha retratado en su obra este mundo dual: “La frontera no es una línea, es una forma de vida”, dice. En su novela Estrella de la calle Sexta, muestra cómo la cultura crea comunidad más allá de la política migratoria.
La cultura como puente, no como muro
En un momento donde los discursos de odio, las políticas antimigrantes y el racismo pueden sembrar división, la cultura ofrece una salida. “Es difícil odiar al ‘otro’ cuando has bailado con su música o llorado con su cine”, afirma la antropóloga estadounidense Mary Louise Pratt.
Las sociedades civiles de México y Estados Unidos ya están entrelazadas. Lo que hacen los gobiernos es importante, pero lo que hacen las familias, las escuelas, los artistas y los jóvenes es vital. Desde una canción en TikTok hasta un altar en Nueva York, la cultura sigue recordándonos que más allá del muro, hay un espejo.
Porque como dice el dicho popular: “El que no conoce a Dios, a cualquier santo le reza… pero el que conoce dos culturas, dos veces sabe vivir”.
Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com