Millones viven a oscuras por falta de atención

Al menos dos mil 200 millones de personas en el mundo viven con alguna forma de discapacidad visual, de este total, mil millones padecen una deficiencia que podría haberse evitado o aún no ha sido tratada. Esta cifra revelada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que la visión no es un lujo, sino un pilar de salud pública, y marca el escenario para entender por qué el Día Mundial de la Visión importa más que nunca.

El propósito de conmemorar un día dedicado a la visión ha sido visibilizar una realidad que muchas veces se ignora hasta que es demasiado tarde y se trata justamente de la posibilidad real de prevenir muchas causas de ceguera o discapacidad visual mediante intervenciones oportunas.

El Día Mundial de la Visión se celebra este jueves 9 de octubre, con el lema “Ama tus ojos”, en el que se hace el llamado urgente a que los sistemas de salud garanticen atención ocular accesible a toda la población.

Detrás de ese día existe una historia reciente de alianzas entre organismos internacionales, gobiernos y sociedad civil para avanzar en la agenda de “visión para todos”. La IAPB (International Agency for the Prevention of Blindness) coopera con la OMS y otras instituciones para fijar metas, lanzar campañas de tamizaje, sensibilización y presión política. El eje temático de cada año sirve como bandera para movilizar recursos y atención.

De acuerdo a la OMS indica que la ceguera y la deficiencia visual se pueden prevenir hasta en el 80 por ciento de las personas. Muchas de las enfermedades que llevan a pérdida de visión tienen tratamientos o intervenciones disponibles, si se detectan con antelación. Entre las principales causas prevenibles o tratables están los errores de refracción no corregidos, como son la miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia, también se encuentra la catarata no operada, la retinopatía diabética, el glaucoma y enfermedades infecciosas corneales o del ojo anterior, así como el tracoma en algunos contextos.

Los errores de refracción no corregidos son la causa más frecuente de discapacidad visual en el mundo: millones carecen de unas gafas o lentes adecuados que les devolverían la visión funcional. 

La catarata, enfermedad ligada al envejecimiento ocular, sigue siendo una de las mayores fuentes de ceguera tratable: una operación bien realizada puede restaurar visibilidad en buena medida. La retinopatía diabética, en cambio, exige una coordinación entre el control metabólico de la diabetes y el seguimiento oftalmológico: si no se revisa, puede progresar a una pérdida irreversible. El glaucoma, silencioso y progresivo, actúa sin aviso; cuando aparecen los síntomas, ya puede haber daño permanente.

A nivel global se observa una persistente desigualdad: el 90 por ciento de quienes tienen deficiencia visual no atendida vive en países de ingresos bajos o medianos, donde los servicios oftalmológicos son escasos o inaccesibles. 

Por otra parte, es importante mencionar que las pérdidas de productividad mundial debidas a visión no tratada se estiman en 410 mil 700 millones de dólares al año, una cifra que supera con creces el costo estimado de atender esas necesidades insatisfechas (unos 24 mil 800 millones de dólares). Las proyecciones apuntan a un aumento de hasta de 55 por ciento en el número de personas con pérdida de visión para 2050 si no se interviene a escala global.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 44 por ciento de la población en México presenta algún tipo de discapacidad visual. Dentro del país también emergen retos específicos, se estima que más de 350 mil personas padecen glaucoma, aunque al menos la mitad de los casos no está diagnosticada. Esto habla de una falla en la detección temprana. En zonas rurales o marginadas, la falta de especialistas, de infraestructura oftalmológica y de recursos para lentes y operaciones hace que muchas pérdidas sean evitables pero sigan ocurriendo.

El Día Mundial de la Visión propone que México reoriente su mirada: no basta con campañas puntuales, se necesita integrar la salud ocular en la atención primaria, ampliar el acceso a servicios de refracción, asegurar cirugías de catarata a bajo costo y fortalecer los programas de control de diabetes vinculados a la retina. También es esencial educar a la población en hábitos de cuidado visual, promover revisiones periódicas aún cuando no existan síntomas y desmontar estigmas, entre ellos el rechazo al uso de lentes.

En el plano individual hay acciones que cada persona puede asumir: programar exámenes oftalmológicos regulares, controlar enfermedades crónicas como la diabetes, cambiar conductas de riesgo, como exposición prolongada a pantallas sin descansos, y reconocer signos tempranos como visión borrosa, halos, cambios súbitos, dolor ocular o pérdida parcial de campo visual.

Ver bien no es solo una cuestión de bienestar individual: es un motor de educación, empleo, inclusión social y productividad. Cada peso invertido en prevenir o tratar afecciones visuales tiene retorno social. El 9 de octubre, Día Mundial de la Visión, debe servir para recordar que los ojos no se pueden posponer: amar tus ojos es cuidarlos hoy, sistemáticamente, para que mañana no nos falte lo más esencial: mirar el mundo.

Te puede interesar: CNDH: de faro de justicia a sombra de la misma

@yoinfluyo

Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com

Compartir

Lo más visto

También te puede interesar

No hemos podido validar su suscripción.
Se ha realizado su suscripción.

Newsletter

Suscríbase a nuestra newsletter para recibir nuestras novedades.