La salud bucal infantil en México enfrenta una crisis sostenida que, lejos de disminuir, persiste con cifras alarmantes. Desde la década de los ochentas, cuando la prevalencia de caries alcanzaba el 92.8%, hasta el bienio 2020-2021, con un todavía elevado 88.5%, la reducción ha sido mínima y desigual. Este estancamiento se explica por una combinación de determinantes biológicos, conductuales y socioeconómicos que impactan de manera más severa a los sectores con menores ingresos, donde el acceso a servicios odontológicos, insumos de higiene y alimentación saludable es limitado.
Caries infantil: una prevalencia que no cede a pesar de las décadas
Las caries dentales, una enfermedad bucodental multifactorial grave que provoca la desmineralización de los tejidos duros del diente, afecta a más de la mitad de la población mundial y en México alcanza niveles alarmantes.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman que el país presenta una prevalencia elevada de caries dental, representando un desafío permanente para las instituciones de salud.
A lo largo de las décadas, las cifras han mostrado una resistencia preocupante a disminuir. En la década de 1980 se registró una prevalencia de hasta 92.8%, entre 1990 y 1999 alcanzó 97%, en el periodo del 2000 al 2009 fue de 95%, entre 2010 y 2019 llegó a 94.6% y en el bienio 2020 – 2021 se reportó un 88.5%.
En segundo lugar de afecciones bucales se encuentra la enfermedad periodontal, que inicia como gingivitis y puede evolucionar a la destrucción del hueso que sostiene los dientes.
En 2023, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) encontró que los dientes temporales presentaron más caries en menores de nivel socioeconómico bajo. En dientes permanentes, la diferencia fue mínima, pero los niños de nivel medio – bajo resultaron más afectados.
Las comunidades rurales de Oaxaca reportaron 72.4% de prevalencia y un valor bajo en el índice CPOD. En Tampico y su zona metropolitana, los niños con sobrepeso mostraron una prevalencia de 24.2%, frente al 15.5% en normopeso, con un riesgo relativo de 1.81. En Iztapalapa, preescolares con sobrepeso encabezaron las cifras, seguidos por niños con obesidad y, al final, los de normopeso.
En Toluca, niños en situación de calle presentaron prevalencia de 59.08% en dentición temporal y 56.32% en permanente. En Morelos, el índice CPOD en permanentes resultó más bajo que el promedio general nacional.
Factores que perpetúan la mala salud bucal desde la infancia
Las causas de la alta prevalencia de caries y otras enfermedades bucales en México están ligadas a determinantes biológicas, conductuales y socioeconómicas. Factores como el sexo, estado nutricional, tipo de dentición, educación, condiciones de vida, nivel socioeconómico y antecedentes de caries, influyen en la magnitud del problema.
Si bien un estudio del IMSS reportó que niños con sobrepeso cuentan con la mitad del riesgo de desarrollar caries que aquellos con normopeso, otros estudios señalan lo contrario, detectando un riesgo 1.92 veces mayor.
La severidad de la caries se intensifica en hogares con ingresos menores a dos salarios mínimos — realidad de casi 50% de la población mexicana — donde la pobreza limita el acceso a servicios odontológicos, insumos de higiene y alimentación saludable.
En familias de bajo nivel socioeconómico, los padres suelen tener hábitos deficientes de higiene oral, bajo conocimiento y actitudes menos favorables hacia el cuidado dental, aumentando la vulnerabilidad en infantes.
El alto consumo de alimentos cariogénicos desde edades tempranas agrava el panorama. Alimentos con más de 14% de azúcar, como sucedáneos de leche, cereales industrializados, papillas y jugos, están ampliamente presentes en la dieta infantil, explicando la elevada incidencia de caries.
A su vez, la lactancia materna prolongada más allá de 12 meses puede ser un factor de riesgo si se combina con lactancia nocturna frecuente y dietas altas en azúcar sin medidas adecuadas de higiene oral.
Servicios odontológicos: cobertura parcial y desigual
El IMSS ofrece a la sociedad mexicana servicios preventivos y asistenciales que abarcan dientes, encías, huesos de soporte y músculos faciales, garantizando funciones básicas como morder, masticar y hablar. Los tratamientos incluyen rehabilitación dental, empastes, extracciones, eliminación de sarro, drenaje de abscesos y tratamientos farmacológicos, así como cirugías maxilofaciales y limpiezas.
El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Patologías Bucales indica que 93.2% de quienes acuden a los Servicios de Salud presentan caries. A pesar de estas cifras, el Modelo de Salud para el Bienestar no contempla la salud bucal para personas sin seguridad social.
La Secretaría de Salud recomienda cepillado, uso de hilo y enjuague, dieta baja en azúcares refinados y agua simple como bebida principal. Sin embargo, la implementación de programas preventivos adaptados a la edad, contexto socioeconómico y nivel educativo sigue siendo un reto en el país, sobre todo en los hogares.
Especialistas proponen modelos de cuidado orientados a fortalecer la autoeficacia de padres y cuidadores en el mantenimiento de la salud bucal infantil, reconociendo que la prevención en esta etapa es clave para reducir las cifras a futuro.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de sus Clínicas Periféricas de la Facultad de Odontología, brinda atención de calidad a bajo costo, siendo una opción accesible para población sin cobertura médica amplia.
Consecuencias que trascienden la salud bucal
Las caries, la gingivitis y otras enfermedades pueden provocar dolor, infecciones y abscesos, afectando sueño, apetito y concentración. Estas complicaciones impactan el desarrollo del habla, la mandíbula y el rostro.
El dolor y las dificultades para masticar derivan en mala nutrición y retraso en el crecimiento, mientras que las afectaciones estéticas y funcionales pueden mermar la autoestima y la socialización.
En el ámbito escolar, el ausentismo, la falta de concentración y el bajo rendimiento académico son consecuencias directas. A largo plazo, la mala salud bucal aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y periodontales en la adultez.
Dificultades del habla a los cinco años se correlacionan con problemas en la lectura, impactos negativos en salud mental y mayor riesgo de desempleo en la edad adulta; si la mala salud bucal contribuye al ausentismo escolar, estos efectos se agravan.
Un área a considerar para mejorar
La persistente prevalencia de caries infantil en México, que se ha mantenido por encima del 88% durante cuatro décadas, refleja una falla sistemática en la prevención y atención de la salud bucal. Más allá de un problema odontológico, sus consecuencias — dolor crónico, infecciones, malnutrición, dificultades del habla, bajo rendimiento escolar y riesgo aumentado de enfermedades crónicas en la adultez — evidencian un impacto multidimensional que trasciende el ámbito clínico. Las cifras muestran que las condiciones socioeconómicas son un determinante decisivo.
En hogares con ingresos menores a dos salarios mínimos, que representan cerca del 50% de la población, la pobreza se traduce en barreras para la higiene oral, el acceso a consultas y la adquisición de una dieta no cariogénica. Mientras el 93.2% de quienes acuden a los Servicios de Salud presentan caries y la cobertura pública excluye a parte de la población, el reto es implementar políticas integrales que combinen atención gratuita o de bajo costo, educación a padres y cuidadores, y programas preventivos adaptados a contextos locales. Solo así será posible revertir una tendencia que, por más de cuarenta años, ha mostrado una preocupante resistencia al cambio.
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