Artritis reumatoide, una enfermedad dolorosa e incapacitante

En los últimos años, la incidencia de la artritis reumatoide ha aumentado significativamente, posiblemente exacerbada por los efectos de la pandemia de COVID-19, debido a su relación con procesos inflamatorios, señaló Evelin Villanueva Díaz, profesora de la Facultad de Fisioterapia de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Explicó que a medida que pasa el tiempo, esta enfermedad desarrolla características histológicas de degeneración e inflamación, lo que tiene un impacto negativo tanto en la salud física como en la calidad de vida de los pacientes.

Villanueva Díaz enfatizó que la artritis reumatoide es una enfermedad crónica e inflamatoria, clasificada dentro de las enfermedades autoinmunes y esta no solo afecta la función articular y la movilidad, sino que también tiene implicaciones sistémicas, como la discapacidad laboral.

La especialista indicó que estudios publicados en revistas de reumatología revelan que por cada hombre afectado por la artritis reumatoide, hay cuatro mujeres que también luchan contra esta enfermedad.

La independencia funcional y la inserción en el mercado laboral son áreas donde la artritis reumatoide ejerce un impacto significativo. Según investigaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), esta enfermedad es una de las principales causas de discapacidad en México. Sorprendentemente, en términos de discapacidad laboral, afecta más a los hombres, especialmente a aquellos que desempeñan trabajos de clase obrera o actividades que requieren un uso intensivo de las extremidades superiores, apuntó Villanueva Díaz.

Resaltó la necesidad de abordar esta problemática desde múltiples perspectivas, no solo como un problema de salud, sino también como un desafío económico, pues afirmó que la incapacidad que genera la artritis reumatoide tiene un impacto directo en los ingresos de las personas afectadas, lo que agrava aún más la situación económica de muchas familias mexicanas.

En este contexto, la fisioterapia se presenta como un elemento clave en el manejo de la artritis reumatoide. La terapia física no solo puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la movilidad, sino que también contribuye a mantener la independencia funcional y la calidad de vida de los pacientes, afirmó.

La maestra Villanueva Díaz instó a los pacientes a buscar tratamiento fisioterapéutico temprano y a seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud para lograr un manejo efectivo de la enfermedad.

Por su parte, Ricardo Salas Monroy, coordinador de la Clínica de Fisioterapia del Centro de Salud Integral de la UPAEP, subrayó que si bien la artritis reumatoide es conocida por afectar principalmente a las manos, también puede tener un impacto en diversas articulaciones y estructuras del cuerpo que no están relacionadas directamente con el tejido articular, como la piel, los pulmones, el corazón y los ojos. Esto, junto con las características propias de la enfermedad, puede llevar a un pronóstico reservado para la función y la calidad de vida de la persona afectada.

Uno de los problemas más evidentes es el dolor, que se deriva de la rigidez y la inflamación articular que caracterizan a la artritis reumatoide. El dolor puede ser debilitante y afectar significativamente la capacidad de una persona para realizar sus actividades diarias con normalidad, comentó Salas Monroy.

Señaló que un aspecto crucial es la alteración en la alineación de las articulaciones. Esta deformación de las articulaciones es una manifestación común de la artritis reumatoide y suele manifestarse en las manos con una desviación de los dedos hacia la parte cubital, es decir, hacia el meñique. Además, las articulaciones de los dedos pueden experimentar una combinación de flexión y extensión anormal. Esta alteración de la alineación se debe al proceso degenerativo que afecta todas las estructuras de la articulación, incluyendo el cartílago, la cápsula articular y otros tejidos.

Manifestó que la deformación de las articulaciones tiene un impacto directo en la capacidad de una persona para llevar a cabo actividades cotidianas, desde tareas simples como comer o el aseo personal hasta la realización de actividades laborales. Este factor es especialmente preocupante en personas jóvenes que padecen artritis reumatoide juvenil, ya que esta variante de la enfermedad puede ser aún más agresiva y generar repercusiones más significativas en su capacidad funcional.

Salas Monroy subrayó la importancia del tratamiento fisioterapéutico en la gestión de la artritis reumatoide y aseguró que los fisioterapeutas desempeñan un papel fundamental en la mejora de la función articular, la reducción del dolor y la prevención de deformidades, lo que, a su vez, contribuye a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Al abordar tanto los aspectos médicos como los funcionales de esta enfermedad, los profesionales de la fisioterapia pueden ayudar a las personas afectadas a vivir de manera más plena y activa, a pesar de los desafíos que plantea la artritis reumatoide, concluyó.

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