El 28 de septiembre, el mundo conmemora el Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información, promovido por la UNESCO desde 2015 y reconocido por la ONU en 2019. La fecha subraya que el acceso a la información no es un privilegio, sino un derecho humano esencial.
En México, esta conmemoración llega con un sabor amargo: la desaparición del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) en 2024 dejó al país sin su principal organismo garante en la materia.
Organizaciones como Artículo 19 advirtieron que esta decisión fue un golpe severo a la democracia. “Con la desaparición del INAI, México retrocede más de dos décadas en materia de derechos. Hoy la ciudadanía está en mayor vulnerabilidad frente a la opacidad del poder”, señaló en un comunicado.
Acceso a la información: un derecho debilitado
La Constitución mexicana reconoce desde 2007 el derecho de toda persona a acceder a información pública. Sin embargo, la desaparición del INAI trasladó estas funciones a dependencias gubernamentales, sin un órgano autónomo que vigile el cumplimiento.
La consecuencia es clara: el mismo poder que debe rendir cuentas es ahora juez y parte. Esto ha generado desconfianza. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica del INEGI (ENCUCI 2024), 68% de los ciudadanos cree que el gobierno “oculta información importante”.
Para Mariana López, estudiante universitaria de 24 años, la experiencia es frustrante: “Antes, cuando pedíamos información sobre becas o presupuesto, había un canal claro. Ahora nos dicen que ‘la información está en proceso’ o simplemente no contestan. La transparencia se volvió letra muerta”.
Periodismo libre: la otra cara del derecho a saber
El Día Mundial de las Noticias, aunque sin fecha oficial, nos recuerda que el periodismo es el vehículo que transforma datos en historias que la ciudadanía entiende. Pero sin organismos como el INAI, el trabajo de los periodistas en México se vuelve aún más riesgoso y difícil.
Según Reporteros Sin Fronteras, México sigue siendo uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, con 9 asesinatos de periodistas en 2024. La falta de acceso expedito a información oficial abre la puerta a dos riesgos: mayor dependencia de filtraciones y mayor exposición a represalias.
El periodista Carlos Bravo Regidor lo explica con crudeza: “El acceso a la información no es un capricho burocrático. Sin datos verificables, el periodismo se vuelve rehén de versiones oficiales o de rumores. La desaparición del INAI debilita aún más nuestra capacidad de fiscalizar al poder”.
Retos actuales: de la burocracia a la desinformación
La desaparición del INAI no eliminó los problemas, los profundizó. Entre los principales desafíos destacan:
- Concentración del poder: ahora el Ejecutivo controla la información sin contrapesos.
- Burocracia interminable: las dependencias responden tarde o con documentos incompletos.
- Desinformación digital: sin datos oficiales claros, las fake news circulan con mayor facilidad.
- Periodismo en riesgo: la violencia contra comunicadores y la falta de respaldo institucional generan autocensura.
El Latinobarómetro 2024 revela que solo 27% de los mexicanos confía en que las instituciones “dicen la verdad”, uno de los niveles más bajos en América Latina.
Otros países muestran cómo el acceso a la información puede mejorar la vida democrática. En Uruguay, la Ley de Acceso a la Información Pública ha permitido reducir la corrupción en contratos estatales. En Chile, las plataformas digitales de licitación pública transparentan procesos en tiempo real.
México también tuvo ejemplos notables cuando el INAI existía. El caso de la “Estafa Maestra” (2017), documentado gracias a cientos de solicitudes de información, reveló un desvío multimillonario en dependencias federales. Hoy, sin un organismo autónomo que resguarde estos procesos, investigaciones así se vuelven casi imposibles.
La verdad y la transparencia son inseparables de la justicia. San Juan Pablo II afirmó en Centesimus Annus que “no hay democracia auténtica sin un Estado de derecho y sin participación real de los ciudadanos”. Y el papa Francisco, en 2023, advirtió que “una sociedad que no protege la verdad, ni la promueve, construye sobre arena”.
La desaparición del INAI contradice estos principios: reduce la participación ciudadana y limita la capacidad de los mexicanos para exigir rendición de cuentas.
Héctor Ramírez, maestro en Oaxaca, lo vivió de cerca: “Con mi comunidad pedimos contratos de una carretera y descubrimos sobreprecios. Antes teníamos el respaldo de un organismo autónomo; ahora, nadie nos garantiza que esas solicitudes lleguen a buen puerto. Es como pelear con los ojos vendados”.
El 28 de septiembre y el Día Mundial de las Noticias deberían ser jornadas de celebración del derecho a saber. En México, sin embargo, se convierten en recordatorios de lo que hemos perdido.
La desaparición del INAI dejó un vacío institucional que debilita la democracia y fortalece la opacidad. El periodismo, ya golpeado por la violencia y la precariedad, pierde un aliado estratégico. Y la ciudadanía queda más indefensa ante la corrupción.
La lección es clara: sin acceso a la información no hay transparencia, sin transparencia no hay justicia, y sin justicia no hay democracia. Defender este derecho es hoy una tarea urgente que exige valentía, organización y solidaridad ciudadana.
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