El derecho a la salud está garantizado en la Constitución mexicana. No obstante, en la práctica cotidiana, millones de mexicanos enfrentan un sistema colapsado, fragmentado y con carencias estructurales. Las promesas gubernamentales —como la Megafarmacia del Bienestar, el modelo IMSS-Bienestar o la federalización de los servicios de salud— no han logrado cerrar la brecha entre el discurso y la realidad.
Mientras las autoridades aseguran que el sistema de salud está en proceso de transformación, los datos duros, los testimonios de pacientes y los análisis de expertos evidencian una crisis profunda que impacta la vida diaria, especialmente de quienes habitan regiones marginadas o padecen enfermedades crónicas.
Problemáticas estructurales: acceso, saturación y personal insuficiente
Faltan médicos, camas y medicinas
De acuerdo con la OCDE, México tiene apenas 1.7 médicos por cada 1,000 habitantes, frente al promedio de 3.5 en países desarrollados. Esto genera una presión inmensa en las salas de urgencias, que en 2023 reportaron una sobresaturación del 78% en hospitales públicos, según Medscape.
En paralelo, la escasez de medicamentos ha cobrado rostro humano. Datos de la organización Nosotrxs revelan que entre 2019 y 2023 se acumularon más de 36 millones de recetas no surtidas en el país. La recién inaugurada Megafarmacia del Bienestar, con capacidad para almacenar 286 millones de piezas, sólo logró distribuir el 7% de sus existencias en los primeros cuatro meses de operación .
“Mi hijo vive con epilepsia. En enero no encontramos su medicamento en ninguna farmacia del IMSS. Llamamos al número de la Megafarmacia y nos dijeron que no había en existencia. Tuvimos que comprarlo en una farmacia privada por más de 2,000 pesos. Fue eso o ver cómo convulsionaba”, cuenta Rosa Isela Hernández, madre de familia en Veracruz.
Servicios públicos fragmentados: un sistema desigual
México mantiene múltiples subsistemas de salud: IMSS, ISSSTE, PEMEX, Sedena, Semar y servicios estatales. La falta de interoperabilidad genera duplicidades, exclusiones y una burocracia que retrasa diagnósticos y tratamientos.
La encuesta ENIGH 2022 reveló que el 34% de los hogares mexicanos reportó haber enfrentado dificultades para recibir atención médica oportuna, mientras que el 46% pagó de su bolsillo por consultas, estudios o medicinas, aun estando afiliados a algún sistema.
En estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, el índice de médicos por habitante es hasta 40% inferior a la media nacional. En comunidades rurales, acceder a una consulta puede significar caminar más de dos horas o esperar semanas por una brigada médica itinerante.
Prevención desatendida: obesidad, diabetes y una bomba de tiempo
La prevención, piedra angular de cualquier sistema sanitario eficaz, está prácticamente ausente. México enfrenta una epidemia de enfermedades crónicas: el 38.2% de los adultos vive con obesidad, y uno de cada siete adultos tiene diabetes tipo 2, de acuerdo con el INEGI y la Federación Internacional de Diabetes.
Más alarmante aún es el pronóstico infantil: un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública proyecta que para 2035, el 56% de la niñez mexicana tendrá sobrepeso u obesidad. Aunque hay iniciativas como la regulación del etiquetado frontal y la prohibición de comida chatarra en escuelas, su implementación ha sido dispar y sin evaluación sistemática.
“Si no atendemos la prevención, el costo económico de las enfermedades crónicas será insostenible para el sistema de salud y para las familias mexicanas”, advirtió la doctora Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, en entrevista con El Universal.
Impacto humano: sufrimiento, abandono y desigualdad
Cada cifra oculta una historia. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), más de 50 millones de personas carecen de acceso efectivo a servicios de salud, lo que representa un retroceso respecto a los niveles de cobertura de 2018.
“Mi papá murió esperando una cirugía de corazón. Lo mandaron al Instituto Nacional de Cardiología en CDMX, pero su cita era para tres meses después. No aguantó. Tenía 61 años”, cuenta Karen Domínguez, trabajadora de limpieza en Naucalpan.
A esto se suma la carga emocional y financiera: una familia mexicana gasta en promedio el 20% de sus ingresos mensuales en salud, cifra que se duplica en casos de enfermedades graves o tratamientos prolongados.
¿Qué hacer? El reto de reconstruir un sistema justo y funcional
Para revertir esta situación no bastan anuncios espectaculares. Expertos proponen:
- Aumentar el presupuesto de salud (actualmente en 2.9% del PIB) al menos al 6%, como recomienda la OMS.
- Consolidar un sistema único, universal y gratuito, con mecanismos de rendición de cuentas.
- Apostar por la medicina preventiva, con brigadas comunitarias, educación en salud y programas de detección temprana.
- Garantizar abasto oportuno de medicamentos con trazabilidad pública y participación ciudadana.
Entre discursos y bisturíes, la salud de un país
La salud no puede seguir siendo rehén de la propaganda. Las cifras revelan un sistema enfermo que requiere cirugía mayor, no sólo curitas presupuestales o narrativas triunfalistas. Reconstruir la salud pública en México exige voluntad política, colaboración multisectorial y, sobre todo, escuchar a quienes más sufren las fallas: los pacientes y sus familias.
- OCDE Health at a Glance 2023.
- El País: “¿Cómo funciona la Megafarmacia del Bienestar de López Obrador?” (05/09/2024).
- Medscape en español: “Sobresaturación de salas de urgencias” (2023).
- INEGI: Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022.
- Nosotrxs: “Informe sobre recetas no surtidas en el sistema público” (2023).
- Instituto Nacional de Salud Pública (INSP): Proyecciones sobre obesidad infantil 2025.
- Entrevista con Simón Barquera (El Universal, 2024).
- CONEVAL: Evaluación de derechos sociales 2023.
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