Narcisismo s3xual: el placer sin rostro

¿Es posible que el consumo de pornografía cambie la forma en que somos? Más allá del cuerpo, más allá del deseo, existe una dimensión de la adicción que empieza a preocupar a psicólogos y psiquiatras: su efecto en la personalidad, en la empatía y en la capacidad de conectar con otros. En particular, crece el interés científico por su relación con rasgos narcisistas: egocentrismo, falta de empatía y cosificación del otro.

No se trata de una afirmación absoluta —el porno no transforma mágicamente a nadie en un trastornado—, pero sí de una advertencia fundada: el uso repetitivo de pornografía puede acentuar los rasgos más frágiles o inmaduros de nuestra personalidad y hacer más difícil vivir relaciones humanas sanas.

El dato que encendió las alarmas

Uno de los estudios pioneros en esta línea fue realizado por Kasper et al. (2015) y publicado en el Journal of Sex & Marital Therapy. El equipo evaluó a 257 adultos y encontró que las horas dedicadas a ver pornografía online se correlacionaban significativamente con niveles más altos de narcisismo, incluyendo el narcisismo general, patológico y sexual.

En palabras simples: quienes veían más pornografía también mostraban más auto-admiración, egocentrismo, cosificación del otro y menor capacidad de reciprocidad emocional.

Este hallazgo no sorprende a muchos terapeutas. Como explica la psicóloga clínica Miriam Rosales, “la pornografía entrena al cerebro en una lógica unilateral: se trata de recibir placer, no de darlo. Todo gira en torno al espectador. No hay conexión emocional, ni empatía, ni entrega”.

Teorías psicológicas: del ego al vacío

Desde la teoría psicoanalítica hasta la psicología cognitiva, existe consenso en que las relaciones humanas saludables requieren empatía, reciprocidad, contención. Pero la pornografía, al presentar al otro como un objeto disponible y anónimo, debilita esos pilares.

Este patrón es especialmente peligroso cuando se refuerza a lo largo de años. El cerebro humano es plástico: lo que se practica, se fortalece. Y si un joven pasa cientos de horas consumiendo imágenes hipersexualizadas, sin afecto ni vínculo, está moldeando también su forma de entender —y vivir— el amor.

¿Todos los consumidores se vuelven narcisistas?

No. Aquí la ciencia es clara: no se puede afirmar que la pornografía cause directamente un trastorno de personalidad. Pero sí puede potenciar ciertas disposiciones ya presentes, y ahí es donde está el riesgo.

Un meta-análisis publicado en Cureus (Irizarry et al., 2023) revisó estudios sobre consumidores problemáticos de pornografía y rasgos del “Cluster B” de trastornos de personalidad (narcisista, histriónico, límite y antisocial). Aunque no hallaron una asociación determinante, sí identificaron una frecuente superposición de rasgos disfuncionales y otras adicciones concurrentes (alcohol, drogas, juego, etc.)

En resumen: no todos los adictos al porno son narcisistas, pero muchos narcisistas o personas con déficit relacional encuentran en el porno un entorno que refuerza sus carencias emocionales.

¿Y si el problema ya existía?

De hecho, muchos clínicos consideran que el consumo de pornografía no “genera” el problema, sino que lo amplifica. Jorge Gutiérrez, terapeuta especialista en conducta sexual compulsiva, señala que “los trastornos de personalidad suelen estar en la base de muchas adicciones sexuales. Personas evitativas, impulsivas o con baja empatía pueden volverse más dependientes al porno como forma de gratificación controlada”.

Esto encaja con otro estudio (2019), que encontró que un estilo de afrontamiento evitativo y una alta frecuencia en el consumo pornográfico predecían una mayor percepción de adicción. Es decir, las personas que ya evitan enfrentar la vida emocional o socialmente tienden más a refugiarse en el placer digital, reforzando el aislamiento.

Las mujeres también cuentan

Aunque la mayoría de estudios se centran en varones, un estudio de 2020 investigó a mujeres con altos niveles de narcisismo e histrionismo que consumían pornografía y encontró una mayor propensión a conductas de coerción sexual. El hallazgo sugiere que la combinación de rasgos de personalidad y exposición a guiones sexuales agresivos puede tener consecuencias conductuales, también en mujeres.

Narcisismo sexual: el placer sin rostro

Uno de los conceptos más recientes es el de narcisismo sexual, que combina dos componentes:

  • Un foco extremo en la propia gratificación sexual, sin interés en el placer del otro.
  • La objetivación del cuerpo ajeno como mero instrumento de disfrute.

Este tipo de narcisismo está directamente vinculado al consumo de pornografía, que presenta a las personas como mercancía, no como seres humanos. Y no se queda en la pantalla: algunos consumidores habituales reportan luego dificultades para conectar emocionalmente, problemas de intimidad y frialdad afectiva.

La importancia de la empatía

La empatía no es un detalle opcional: es una condición para la justicia, la caridad y la comunión humana. La persona no debe ser jamás tratada como medio, sino como fin.

Pero el consumo reiterado de pornografía entrena la mirada para lo contrario. Se deja de ver al otro como sujeto de dignidad, y se le empieza a ver como objeto de deseo. El resultado no es solo sexual: afecta la forma en que nos vinculamos con familia, amigos, pareja e incluso colegas de trabajo.

¿Cómo protegernos?

No se trata de sembrar miedo, sino conciencia. Como en cualquier proceso humano, lo importante es saber cuándo detenerse, cuándo pedir ayuda, cuándo mirar de nuevo con ojos limpios. Algunas claves:

  • Revisar los hábitos personales, especialmente si el porno ya no es ocasional.
  • Autoevaluarse emocionalmente: ¿me estoy volviendo más frío, distante, irritable o egoísta?
  • Buscar apoyo psicológico o espiritual, sin vergüenza.
  • Cultivar relaciones reales, donde haya reciprocidad, diálogo y cuidado mutuo.
  • Educar en la empatía y el respeto, desde la infancia.

Conclusión: tu personalidad también importa

La pornografía no solo afecta el cuerpo o la fe. También moldea la mente, la identidad, el carácter. Puede reforzar el egoísmo, el individualismo y la incapacidad de conectar con el otro. Por eso, hablar de sus efectos sobre la personalidad es urgente.

Desde Mirada Limpia, creemos que cada joven merece crecer no solo libre de adicciones, sino también lleno de empatía, amor real y madurez emocional. Porque cuando la mirada se limpia, también se limpia el corazón. Y solo desde ahí es posible amar de verdad.

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