Entre calles empedradas y casonas centenarias en la alcaldía Coyoacán en la Ciudad de México, que albergan rincones históricos donde se siente y se respira el alma mexicana, existe un espacio que exalta las tradiciones y saberes de los pueblos de México, se trata del Museo Nacional de Culturas Populares.
Este recinto se fundó en 1982 por el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla quien tuvo la firme intención de que las culturas populares, muchas veces son relegadas, tuvieran un espacio público para ser visibilizadas y así se conociera y reconociera la gran importancia que su estilo de vida, sus costumbres y artesanías tienen para el país, pues forman parte del corazón de la identidad mexicana.
La creación del museo fue un acto de reivindicación. Mientras otros recintos museográficos resguardaban piezas prehispánicas o colecciones coloniales, el Museo Nacional de Culturas Populares abrió sus puertas para mostrar lo vivo, lo cotidiano y lo comunitario que hay en diferentes comunidades del territorio nacional, y las cuales son piezas fundamentales del rompecabezas que da identidad a la nación mexicana.

Entre la cosmovisión de los pueblos que conforman al país y que se muestran en este museo se puede apreciar como son las fiestas patronales, la manera se desarrolla la vida a través de la música tradicional, las telas y juguetes artesanales, la comida como herencia ancestral, y un sinfín de tradiciones. El mensaje que a través de las exposiciones en este museo se ofrece es la forma de decir que la cultura mexicana no sólo está en los grandes murales o en las pirámides, sino también en las manos de una artesana o en el canto de un trovador veracruzano.
Un espacio con historia
El Museo Nacional de Culturas Populares ocupa varias edificaciones históricas en la colonia Del Carmen, Coyoacán, sobre la avenida Hidalgo. Son inmuebles de finales del siglo XIX y principios del XX, restaurados y adaptados para albergar salas, patios y foros culturales. Entre ellos destaca la Sala Guillermo Bonfil Batalla, construida en los años ochenta para honrar al fundador del proyecto, y la Sala Cristina Payán, que ha recibido exposiciones emblemáticas.
Los patios, el Central y el de la Jacaranda, son parte del alma del recinto. En ellos se realizan ferias artesanales y gastronómicas donde los visitantes pueden probar un tamal chiapaneco, conocer de cerca la técnica del papel amate o escuchar un concierto de son jarocho. Así, la visita al museo trasciende lo contemplativo y se convierte en experiencia viva.
El Museo Nacional de Culturas Populares posee un acervo de más de 15 mil piezas como son máscaras, textiles, cerámica, arte plumario, rebozos, miniaturas y juguetes populares, elaborados por artesanos de todas las regiones del país. Son objetos que no sólo tienen valor estético, sino que guardan una historia de resistencia cultural y de transmisión generacional.
A diferencia de otros museos, aquí no hay exposiciones permanentes. Cada muestra es temporal y busca dialogar con las realidades actuales, cada una de ellas ha puesto en primer plano a los propios creadores: hombres y mujeres que, con sus oficios, sostienen la memoria de sus comunidades.
El museo también impulsa talleres, conciertos, conferencias, presentaciones editoriales y festivales que van desde la gastronomía oaxaqueña hasta la música tradicional de Michoacán. Es un espacio donde la cultura no se congela en vitrinas, sino que se celebra y se comparte.

Hablar del Museo Nacional de Culturas Populares es hablar de un reconocimiento histórico. En sus salas y patios se reivindican prácticas que, en otros contextos, han sido tachadas de “folklore” menor. Aquí, en cambio, se entienden como lo que son: manifestaciones de identidad, memoria colectiva y creatividad.
Para las comunidades indígenas y rurales, este espacio ha significado también visibilidad y respeto. Sus bordados, sus danzas o sus festividades no son vistos como curiosidades, sino como expresiones legítimas de la cultura mexicana. El museo se convierte, así, en un puente entre mundos el de quienes crean con raíces ancestrales y el de quienes buscan comprender la diversidad cultural del país.
Más allá de resguardar objetos, el Museo Nacional de Culturas Populares es una escuela de interculturalidad. Invita a reflexionar sobre lo que significa ser mexicano en un país plural, donde conviven lenguas, cosmovisiones y tradiciones distintas. En tiempos de globalización, donde la homogeneización cultural amenaza con borrar particularidades, este museo recuerda que la diversidad es la mayor riqueza nacional.
No puedes dejar de visitarlo. El Museo Nacional de Culturas Populares se ubica en Avenida Hidalgo 289, esquina con Allende, colonia Del Carmen, Coyoacán. Abre sus puertas de martes a jueves de 11:00 a 18:00 horas y de viernes a domingo de 11:00 a 19:00 horas. La entrada general es accesible y los domingos el acceso es gratuito, lo que lo convierte en un espacio abierto a todo público.
Te puede interesar: Récord de lluvias evidenció fragilidad urbana
Facebook: Yo Influyo
comentarios@yoinfluyo.com