Una embarcación cargada con más de una tonelada de cocaína fue interceptada por elementos de la Secretaría de Marina el pasado 13 de junio frente a las costas de Guerrero. La noticia, aunque impactante, no es un hecho aislado. Forma parte de una tendencia que revela el rostro cambiante y creciente del narcotráfico en México: mayor incautación de droga, pero también un aumento sostenido del consumo interno, especialmente entre jóvenes.
Decomisos en cifras: récord, pero insuficientes
Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y de la Secretaría de Marina (SEMAR), durante el actual sexenio (2018-2024), México ha decomisado más droga que en los periodos presidenciales anteriores. La cocaína, en particular, ha experimentado un repunte alarmante en su tránsito por territorio nacional.
- Cocaína decomisada (2019-2024): más de 135 toneladas, frente a las 108 toneladas del sexenio de Enrique Peña Nieto.
- Fentanilo (2019-2024): más de 7 toneladas, en contraste con apenas 1.2 toneladas en el periodo anterior.
- Marihuana: los decomisos han disminuido drásticamente, reflejando un cambio en el mercado ilegal y su legalización parcial en EE. UU.
Pero detrás de estos números hay un matiz que preocupa a los expertos. El incremento de decomisos no necesariamente significa mayor eficacia, sino también mayor volumen de droga en circulación. Así lo afirma Falko Ernst, analista senior del International Crisis Group:
“La capacidad de intercepción ha mejorado, pero lo que más ha cambiado es el volumen del tráfico: México ya no es sólo un país de paso, sino también de destino y consumo”.
México: ya no solo productor y ruta, también consumidor
Históricamente, México había sido considerado un país de tránsito y producción, mientras que el consumo masivo se ubicaba en Estados Unidos. Sin embargo, estudios recientes del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones muestran que el consumo de drogas ha crecido entre adolescentes y adultos jóvenes, en particular en zonas urbanas.
Consumo de drogas ilegales en México (según ENCODAT 2021):
- Prevalencia alguna vez en la vida (15-65 años):
- Marihuana: 10.3%
- Cocaína: 3.5%
- Metanfetaminas: 1.5%
- Prevalencia en el último año (15-65 años):
- Marihuana: 2.1%
- Cocaína: 0.9%
- Metanfetaminas: 0.6%
El crecimiento más preocupante se da en jóvenes de 12 a 17 años, donde el uso de drogas ilegales creció un 275% entre 2010 y 2021, según el Instituto Nacional de Psiquiatría.
“Hoy los cárteles han dejado de exportar toda su mercancía. Hay un mercado robusto en Tijuana, en la CDMX, en Jalisco, incluso en zonas rurales. Hay consumidores en todas las clases sociales”, explica Raúl Martín del Campo, experto de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la ONU.
El nuevo mapa del narco: fragmentado, violento y más lucrativo
Desde la fragmentación del Cártel de los Beltrán Leyva y la detención de grandes capos, el narcotráfico mexicano ha dejado de ser un sistema vertical. Hoy, más de 200 células criminales operan en el país, según un informe del CIDE, y muchas han diversificado sus actividades: extorsión, tráfico de personas, minería ilegal, robo de hidrocarburos… y narcomenudeo.
La cocaína vuelve a ser protagonista. En parte, por el aumento de producción en Sudamérica (Perú y Colombia produjeron más de 2,000 toneladas métricas en 2023, según la UNODC) y por su alto valor de reventa.
Un kilo de cocaína puede comprarse en Colombia por $1,500 USD y revenderse en México en $12,000 USD, o hasta en $80,000 USD en EE.UU. si logra pasar la frontera.
El rostro humano: de víctimas a consumidores
Leticia, madre soltera de Monterrey, cuenta que su hijo de 19 años, universitario y sin antecedentes de violencia, fue hospitalizado tras consumir una droga adulterada comprada en una fiesta:
“Me dijeron que era marihuana con algo más. Lo que fuera, lo dejó con psicosis por dos semanas. Yo no sabía que eso ya era común entre chavos de su edad”.
Casos como el de Leticia reflejan un fenómeno creciente: la mezcla de drogas con fentanilo u otras sustancias que multiplican los riesgos. Tan solo en 2024, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) ha reportado más de 5,300 emergencias médicas relacionadas con intoxicaciones por consumo de drogas sintéticas, un 40% más que en 2021.
¿Qué está haciendo el Estado?
El gobierno ha reforzado los decomisos, particularmente en costas del Pacífico y cruces fronterizos del norte, pero las políticas públicas de prevención siguen rezagadas.
- Presupuesto federal para prevención de adicciones (2024): apenas $440 millones de pesos, menos del 0.05% del presupuesto de seguridad nacional.
- Campañas de prevención: la mayoría siguen centradas en mensajes generalistas sin segmentación por edad, clase o contexto social.
El Programa Jóvenes Construyendo el Futuro ha sido presentado como medida preventiva, pero carece de integración con estrategias de salud pública en adicciones.
“Mientras se invierte más en armas y menos en salud, la espiral seguirá. Decomisar toneladas no basta si los niños siguen accediendo a drogas por 50 pesos en la esquina”, sentencia Zaira Alfaro, activista de la Red de Madres Antinarco.
Los decomisos de cocaína como el ocurrido en Guerrero muestran la persistencia de un fenómeno que rebasa lo policiaco. México vive hoy una doble presión: por un lado, ser corredor estratégico del narcotráfico internacional, y por el otro, un mercado interno cada vez más adicto y desprotegido.
Los números no mienten: mientras más se decomisa, también más se consume. Urge una política integral que entienda al fenómeno no solo como un tema de seguridad, sino también como una crisis de salud pública, desarrollo social y cultura del narco que seduce a una generación entera.
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